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La cueva en la que estaban se encontraba en penumbra. Había una serie de antorchas en las paredes que guiaban el camino hacia el destino final de los hermanos.

Uno de los secretos de la secta era que habían logrado hacer crecer todo un bosque dentro del sistema montañoso en el que se encontraban. Todo un ecosistema subterráneo que se había vuelto ideal para la cultivación; para la meditación profunda. Y, sobre todo, para la revelación de las bestias cambiantes sin que hubiera un solo daño.

Lu Qingyu le dio un empujón a Lu Linghe y dijo:

—Ve por la derecha, yo iré por la izquierda. Recuerda lo que el maestro dijo, debemos hacerlo por separado.

—Lo sé —replicó Lu Linghe—. Espero que seamos compatibles.

—Somos hermanos, seremos compatibles.

Ambos se separaron, internándose en el bosque. Lu Qingyu recorrió un sendero repleto de flores verdes, cerrando los ojos, avanzando a tientas mientras iba de un lado a otro, avanzando con cautela para no tropezar. Fue entonces que lo sintió: un contacto frío rodeando su muñeca. El joven abrió los ojos, y se dio cuenta que estaba completamente rodeado de serpientes.

En el otro extremo del bosque, cientos de aves coloridas rodeaban a Lu Linghe. El adolescente corría entre éstas, jugando y riendo, mientras las aves lo rodeaban. Había toda clase de pájaros, de todos los tamaños y colores, incluso de algunos que él no conocía. De repente, todos los emplumados se alejaron y se colocaron a sus lados; creando un camino por el que un ave de fuego caminaba en su dirección. En un momento determinado, el ave se acercó al joven y extendió sus majestuosas alas llameantes, envolviéndolo mientras su patas se aferraban a su pecho con suavidad...

Por su parte, Lu Qingyu se encontraba frente a una enorme serpiente de escamas brillantes, una belleza guerrera que se alzó en toda su imponente altura ante el joven que le sostuvo la mirada con determinación. Sin mediar un solo sonido, la cola de la serpiente se dirigió a éste, envolviendo su cuerpo. Con cada vuelta que su cola daba, su tamaño disminuía hasta que se encontraron frente a frente; y en esa posición... ¡La serpiente se introdujo por la boca abierta del muchacho! Estando completamente atrapado, para Lu Qingyu fue imposible luchar contra la fuerza que entraba a su cuerpo, y al poco tiempo perdió la consciencia.

*****

—¡Hermano! ¡Despierta!

Lu Linghe sacudió a Lu Qingyu hasta que éste despertó. El mayor se llevó una mano a la cabeza mientras se ponía de pie auxiliado por su hermano. Sintió un escalofrío al recordar el horrísono momento en que su naturaleza cambiante se apoderó de él, y con tal de cambiar el tema, preguntó:

—¿Cómo te fue?

—Fue... extraño —dijo Lu Linghe—. Un ave de fuego se apareció y me estrujó hasta dejarme sin aire... y cuando desperté encontré esto.

El menor le mostró a su hermano mayor una marca en su brazo derecho, la figura perfecta de una pluma envuelta en llamas. Lu Linghe miró el brazo izquierdo de Lu Qingyu y dijo:

—Mira, tú también tienes una.

El mayor dirigió la vista a la extremidad señalada por su hermano, y vio la marca de una serpiente grabada en su piel. Lu Qingyu la observó, y atención fue captada por su hermano, que preguntó:

—¿Tienes tu nombre?

—Lo tengo. ¿Y tú?

Lu Linghe asintió con una sonrisa, y ambos salieron del lugar. Fuera, vieron a todo el clan, habían montado guardia esperando que sus nuevos maestros emergieran, y Lu Wenhuan dio un paso adelante, diciendo:

—Presentense.

Lu Qingyu dio un paso al frente, haciendo una reverencia, y dijo con elegancia:

—Soy el maestro serpiente Shé Wang.

Lu Linghe dio un paso al frente y dijo con una sobria alegría:

—Soy el maestro fénix Hong Huizhong.

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora