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Durante doce años, todo fue bien.

Lu Qingyu y Lu Linghe pelearon codo a codo contra todos aquellos que intentaban esclavizar a su clan para aprender los secretos que se les escapaban de las manos. La verdad era que su secta estaba tan cerca del cielo y el infierno que había aprendido cosas sobre ambos reinos, conocimientos que causarían un desastre en las manos equivocadas.

Lu Wenhuan, que se encontraba fuera en ese momento, había enviado una misiva en la que ordenaba ser recibido únicamente por su primer y segundo hijo. Tenía que discutir algo importante que les competía a ambos.

—¿Qué crees que quiera decirnos padre? —preguntó Lu Linghe a su hermano mayor.

—No lo sé —respondió Lu Qingyu sin darle importancia al asunto.

Ambos se encontraban en el pabellón personal del menor. Lu Qingyu leía un libro, mientras Lu Linghe creaba pequeñas figuritas de arcilla con una destreza que muchos otros envidiarían. Durante años, todas las atenciones de los mayores en el clan se habían ido hacia ellos dos, por lo que el resto de sus hermanos se había ido en cuanto tuvieron la oportunidad de hacerlo, cansados de ser tratados como un cero a la izquierda. La gran mayoría había renegado del apellido Lu, adoptando otras identidades para abrirse camino por sus propios méritos.

—Gege, mira. ¿Te gustan?

Lu Qingyu apartó la mirada del libro en el momento justo que Lu Linghe le arrojaba un par de figuras, que atrapó con una mano.

—Tienes 27 años, deja de perder el tiempo con juguetes —regañó el mayor, pero aún así miró las creaciones que había atrapado.

—No son juguetes, son prototipos —dijo Lu Linghe—. Esas son para tí.

En la palma de la mano del mayor había dos hoces diminutas, con las cuchillas más alargadas de lo común y con un mango más corto. Lu Qingyu calculó que el tamaño del mango y consideró que sería mucho más fácil de maniobrar; su mirada se dirigió hacia su hermano y éste le enseñó una pequeña alabarda de arcila con una sonrisa de orgullo.

—Esta será mía —dijo—. Aunque no me convence del todo su diseño, tendré que trabajar más en ella. Las forjaré con los materiales más fuertes que hay ¡y seremos invencibles!

Lu Linghe estaba tan ensimismado en enlistar mentalmente lo que necesitaría para su proyecto, que no se dio cuenta de la mirada que le lanzó su hermano: por primera vez, Lu Qingyu comenzó a pensar en Lu Linghe como un enemigo. ¿De dónde provenía ese repentino pensamiento? No tenía forma de saberlo.

*****

Cuando Lu Wenhuan volvió meses después, sus hijos acudieron a su presencia. El hombre bebía un poco de vino cuando los hermanos entraron a la estancia.

Lu Qingyu y Lu Linghe se inclinaron ante él, saludando al mayor con deferencia. Lu Wenhuan asintió con suficiencia, satisfecho, y dijo sin irse por las ramas:

—Estoy envejeciendo. Es por eso que he decidido retirarme a la reclusión del cultivo aislado.

Ninguno de los jóvenes mostró sorpresa por ello: era notorio que tarde o temprano se alejaría del mundo para intentar morir con dignidad, lo cual quería decir que no deseaba ser visto en el momento de su muerte. Lo único que no esperaban fue la resolución que había tomado respecto al clan.

—Por eso mismo he decidido nombrar a Lu Linghe como el siguiente líder del clan.

—¡Me niego! —exclamó Lu Linghe inmediatamente—. No soy yo quien debe tomar ese lugar.

Lu Qingyu se desconectó de la conversación. Su mente recorrió todas y cada una de las memorias que lo involucraban a él y a su padre. Lu Wenhuan siempre lo había tratado con desprecio en su infancia, lo cual pasó a convertirse en cierta deferencia cuando comenzó a mostrar talento para convertirse en un maestro de bestias cambiantes. Lu Qingyu siempre había pensado que esa deferencia se debía a su propio mérito como maestro serpiente, pero en ese momento se dio cuenta de que en realidad solo había sido visto como el sirviente preferente de su hermano, el brillante maestro fénix.

—¿Creíste que aceptaría estar por debajo de Lu Linghe solo porque empezaste a tratarme con respeto?

Las palabras de Lu Qingyu hicieron que su padre y su hermano voltearan en su dirección. Lu Linghe lo miró con desconcierto, mientras que la expresión molesta de Lu Wenhuan se convirtió en una de soberbia.

—Dime, Lu Qingyu, ¿en verdad creíste que le dejaría el mando de mi secta al hijo de una prostituta? ¡Tuviste mucha suerte de ser acogido por tu abuelo! ¿Y aún así, te atreves a ser avaricioso?

La respiración del hombre se volvió errática y superficial. Su rostro empezó a congestionarse, y se llevó una mano al pecho intentando aflojar su ropa. Lu Qingyu dirigió la mirada hacia la copa que había caído al suelo y sonrió, diciendo:

—Dime, padre, ¿te ha gustado el vino? Lo escogí especialmente para ti.

—Tú... —farfulló Lu Wenhuan, y de su boca empezó a escurrir espuma.

—¡Padre! —gritó Lu Linghe corriendo hacia él.

—Dame... —masculló el hombre moribundo, sujetando las muñecas de su hijo—. ¡Dame... tus... lágrimas!

Lu Linghe abrió la boca para replicar, sin embargo Lu Qingyu actuó rápidamente, convirtiéndose en una pequeña serpiente que se escabulló hasta quedar detrás de su padre; una vez en la posición que deseaba, retomó su forma humana y atravesó el pecho de Lu Wenhuan con la hoja de una hoz. Lu Linghe observó con horror como el arma que él mismo había forjado era usada para acabar con la vida de su padre.

—Disfruta tu liderazgo, hermanito —dijo Lu Qingyu—. Porque cuando vuelva, todo esto será mío.

Tras decir esto, el joven se escapó.

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Guess who' back? Disculpen la larga demora, seguro pensaron que el fic terminaría en hiatus JAJAJAJAJAJA. De una vez les digo que eso no va a pasar, si llega el día en que tenga que retirarme, quiero hacerlo con el orgullo de que no dejo historias inconclusas.

Así que, aquí estamos de regreso, espero que les guste el capítulo y preparen las palomitas porque... se vienen cositas.

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora