58

88 20 6
                                    

Xie Lian dejó una canasta de bollos al vapor sobre la mesa frente a un meditativo Qi Rong. El Supremo de los bosques extendió la mano perezosamente, tomó un bollo y lo mordisqueó distraídamente antes de preguntar:

—¿En qué momento te diste cuenta de que te habías enamorado de Hua Cheng?

El dios se sorprendió. En primer lugar, no hubo un solo insulto dirigido a su esposo por parte de su primo y, en segundo lugar, ¿por qué Qi Rong le estaba preguntando eso? ¿Acaso le gustaba alguien? No sabía si sentirse feliz por su primo, o darle sus condolencias a la persona en la que estaba interesado… aunque bueno, su primo estaba cambiando, tal vez no fuera tan malo como pensaba.

—Bueno… solo estando a su lado recordé cómo era ser feliz luego de 800 años vagando sin rumbo —dijo Xie Lian rascándose la cabeza—. Por supuesto, San Lang ha hecho muchas cosas por mí.

Qi Rong frunció el ceño. Esto no le ayudaba en nada. ¿Qué había hecho Lang QianQiu por él además de no matarlo? Cuidar de Gu Zi, tal vez. Sí, ese era un gran gesto, pero si cayera rendido de todo aquel que hubiera cuidado de Gu Zi mientras él no estaba… dioses, que terror.

—Xiao Jing, ¿te gusta alguien? —preguntó Xie Lian con tacto.
—Es lo que estoy tratando de averiguar —dijo Qi Rong, devorando su bollo para tomar otro—. ¿Cómo sé si esta persona me gusta? ¿Cómo sé si yo le gusto a esa persona?

A Qi Rong no le molestaba ser un manga cortada. Solo quería asegurarse de que iba a ser correspondido y no haría el ridículo de su vida inmortal.

—¿Por qué no se lo preguntas directamente? —preguntó Xie Lian.
—Porque lo conozco y es capaz de atravesarme el pecho con una espada antes de decir nada —dijo Qi Rong con amargura.

Sin contar, además, que Lang QianQiu lo odiaba desde hace muchos años. ¿Cómo iba a borrar ese odio de un plumazo, con el poder del amor? ¡Por favor! En la vida real esa clase de cosas no funcionan. Que el estúpido dios del este haya hecho una tregua con él se debía a Gu Zi, solo a eso, y cuando su hijo ya no corriera peligro, probablemente se enfrentarían a muerte.

Ese pensamiento deprimió a Qi Rong.

Tal vez solo debía olvidarse de Lang QianQiu y ya estaba. ¿Verdad? Aunque… Lang QianQiu dijo que le importaba lo que a él le pasara. Pero tal vez lo dijo en consideración a Gu Zi.

—¿Por qué estas cosas de sentimientos son tan difíciles? —preguntó Qi Rong tirándose sobre la mesa.
—No lo sé —dijo Xie Lian palmeando suavemente su espalda.

❁❁❁❁❁

Algo cortito pero bonito (?)

Aviso que, a partir de ahora, esta historia se actualizará los viernes, ya que quiero dedicar los fines de semana a corregir mis libros originales que espero poder publicar pronto. Disfruten su lectura ❤

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora