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Lang QianQiu deseaba darle una sorpresa a Qi Rong, por lo que no fue a buscarlo sino que le dejó un recado para que lo viera en uno de los restaurantes del reino. Se las arregló para hacer una reservación en una de las mesas del piso superior, y lo arregló todo con flores de tulipán que había conseguido en su última misión. Sabía, gracias a Gu Zi, que esas se habían convertido en las flores favoritas de Qi Rong en las últimas décadas.

El dios estaba nervioso, y no era para menos tomando en cuenta que esta sería la primera cita en toda su vida. Cuando fue príncipe heredero de Yong An, había visto una sola vez a las muchachas que serían parte de su harén antes de pedir que las devolvieran a todas con sus familias; había decidido dedicar su vida al cultivo y no tenía interés en relacionarse con nadie. Y cuando ascendió como miembro de la corte celestial, cualquier interés que hubiese tenido por asuntos románticos se esfumó con la velocidad de un rayo hasta que, con el paso del tiempo, se olvidó del asunto.

El inesperado giro de su relación con Qi Rong le hizo renovar ese interés sepultado.

Lang QianQiu volteó hacia la calle, intentando relajarse, pensando que podría reconocer al fantasma con solo verlo, tratando de no pensar que se hacía tarde y él no llegaba. Por un momento, llegó incluso a considerar que no vendría...

—Hola, ¿qué mierda me ve?

Lang QianQiu volteó al escuchar la voz de Qi Rong lanzando improperios a diestra y siniestra, y su alivio se convirtió en asombro al verlo: sus túnicas usualmente sencillas habían sido reemplazadas por túnicas de su característico color verde, con adornos y ribetes en las orillas de color dorado, creando un patrón que resultaba llamativo a la vista. Su cabello estaba peinado con una media coleta, sujeta con una horquilla plateada. La combinación de colores hacía que todos voltearan a verlo con cada paso que daba. Un comensal solitario incluso se había levantado, cortándole el paso para invitarlo a su mesa. Qi Rong, como el antiguo príncipe que una vez fue, ni siquiera se dignó a mirarlo, solamente lo rodeó como si fuera un obstáculo molesto en su camino y siguió avanzando hasta ver a Lang QianQiu, dirigiéndose hacia él.

—Qué bien te ves —dijo el dios del este.

—Ah, esto fue idea de Wu Xi —dijo Qi Rong, sonriendo—. Pero me alegra que te guste. Espera, ¿esos son tulipanes?

El Supremo tomó el ramo de flores sobre la mesa y las acercó a su rostro, como si fuera a olerlas.

—Me encantan. ¡Oh, espera! Este ancestro también te trajo algo.

Qi Rong se sentó frente a Lang QianQiu, dejando el ramo sobre la mesa, y rebuscó en su bola Qiankun hasta dar con una cajita, la cual le entregó al dios con expresión expectante. Con un gesto de intriga, Lang QianQiu la abrió y sacó un pequeño broche de plata con forma de lirio, junto con una borla para su espada.

—¡Me encantan! Los amo.

El fantasma sonrió con orgullo, y un camarero llegó para tomar su pedido. Lang QianQiu pidió sopa, baozis y dumplings, además de vino para acompañarlo todo. Mientras esperaban, platicaron sobre cómo les había ido el tiempo que estuvieron separados y lo que había sucedido durante ese mismo tiempo. Tras recibir la comida, comieron y bebieron en silencio.

—¿Quieres ir a pasear por la ciudad? —preguntó Lang QianQiu—. Pero esta vez no corras.

—De acuerdo —dijo Qi Rong—. Estamos en una cita, ¿no?

Ambos dejaron el restaurante tomados del brazo, paseando tranquilamente por el lugar, y finalmente pudieron entablar una conversación calmada para conocerse. De ese modo Lang QianQiu supo la razón por la que Qi Rong adoraba las linternas, del mismo modo que Qi Rong supo las cosas favoritas de Lang QianQiu, entre otras cosas.

—Espera —dijo el dios de repente, tomando al fantasma del brazo.

—¿Qué?

Lang QianQiu no respondió, en lugar de eso jaló a Qi Rong bruscamente al tiempo que saltaba hacia un techo cercano, viendo como un talismán volaba hacia el sitio en el que se habían encontrado, se pegaba en una pared y explotaba.

—Pero qué...

—Mira allí.

Qi Rong volteó hacia donde Lang QianQiu le señalaba, viendo al sujeto que había ignorado en el restaurante. El tipo estaba claramente borracho y no estaba dispuesto a tolerar el rechazo.

—Imbécil —dijo Qi Rong—. No le voy a perdonar haber arruinado mi cita.

—¿Sabes algo? —dijo Lang QianQiu—. No creo que seamos una pareja del tipo romántico.

—Claro que no.

Fue así como los dos se lanzaron contra aquel tipo y sus compañeros para darles su merecido por haber arruinado su cita.

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Mi headcanon es que el QiuRong es del tipo de parejas que les gustan las cosas ruuuuudas. En todo sentido muajajaja.

Pido una disculpa por la larga demora, no estaba de ánimo para escribir, pero espero poder retomar el ritmo. Si estuvieron esperando por esta historia, muchas gracias, significa mucho para mí.

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora