52

109 20 2
                                    

El frente de la casa estaba hecho un desastre cuando Qi Rong llegó.

Había un centenar de personas alrededor, armados con instrumentos musicales, rodeando el lugar mientras un pequeño fénix mantenía las alas extendidas y el pico abierto; usando su canto para crear un escudo. Sin embargo, era evidente que estaba agotado, lo cual enfureció al Supremo. Lo segundo que lo enfureció fue ver que Su Jinwei estaba herido mientras que Su Ziming parecía estar teniendo un ataque.

—¡Pero qué mierda! —gritó Qi Rong mientras sacaba una suona de su manga, apurando el paso al reconocer las túnicas de la secta Moling Su—. ¿Se aprovechan de mi hijo y de mis hermanos mientras no estoy? ¡Les voy a dar una lección, jodidos bastardos!

Algunas personas parecieron dudar un momento, pero Su SiChuan los miró con severidad y dijo:

—No rompan la formación.

Qi Rong tocó la suona, interpretando una vieja melodía de Xian Le. La potencia de sus notas fue suficiente para romper el encantamiento de la música de los cultivadores Su, cubriendo la casa con un escudo impenetrable para los invasores. Y como si esa hubiera sido una señal invisible, la ayuda apareció en forma de látigos: TianWen, JianGui y Shuairan se abrieron paso golpeando cuanta gente se cruzaba en su camino, mientras que Wei WuXian, Lan WangJi, Shen QingQiu y Luo BingHe se apresuraban a ayudar a los gemelos. Qi Rong se apresuró a atrapar a su fénix en el momento que éste finalmente se relajó y cayó.

—Te dije que volvería con mi secta —dijo Su SiChuan—. Y si no entregas a los niños, arrasaremos con todo este pueblo. Esto es solo una advertencia.

—Atrévete a volver, y los mataré a todos —lo amenazó Qi Rong con vehemencia.

πππππ

—El viejo líder, Su She, era originalmente discípulo de Gusu Lan. Y uno muy malo.

—Wei Ying...

Wei WuXian sonrió ante el llamado de Lan WangJi y dijo:

—Vamos, Lan Zhan. ¿Qué me va a hacer? Soy el patriarca de Yiling, cualquier fantasma que quiera hacerme algo sale despedido fuera en cuanto sostengo a Chenqing.

—Está mal hablar de los muertos —dijo Lan WangJi, aunque en realidad estaba de acuerdo con él.

—Oigan tórtolos —interrumpió Qi Rong—. ¿Podemos centrarnos en lo importante aquí?

Luo BingHe intervino, sorpresivamente, luego de dormir tranquilamente en un sillón.

—Moling Su no tienen ningún tesoro especial —dijo, estirando los brazos.

—¿Tú cómo sabes eso? —preguntó Qi Rong—. ¡Estuviste dormido todo este tiempo!

—BingHe puede invadir los sueños de otros —dijo Shen QingQiu, sin entrar en detalles.

—¡Eso suena genial! —exclamó Gu Zi con la voz ronca—. ¿Puede enseñarme?

—Solo si tu padre está de acuerdo —dijo Luo BingHe—. Retomando el tema...

El Señor del Reino Demoníaco dudó, mirando a Gu Zi. Lo que había descubierto era que Su SiChuan solo usaba a sus parientes como pretexto para llegar a QingDeng y ver con sus propios ojos al maestro fénix de la renaciente secta cambiante. Su objetivo era apresarlo y usarlo para alargar su vida más allá de la inmortalidad. ¿Pero cómo iba a decirle eso a un chiquillo de quince años? No se atrevía, realmente.

—Oye, ¿me acompañas afuera? —le preguntó Qi Rong, que repentinamente se había vuelto más perceptivo—. Necesito saber algunas cosas antes de dejar a mi hijo en tus manos.

—Claro —dijo Luo BingHe, y ambos salieron de la casa.

Qi Rong guió a Luo BingHe hasta el bosque, y una vez que se aseguró de estar lo suficientemente lejos como para que nadie los oyera, preguntó:

—¿Qué pasa? Vi como miraste a mi hijo y no me dio buena espina. Así que desembucha, señor me-meto-en-los-sueños-de-los-demás.

Luo BingHe arqueó una ceja. Hua Cheng le había advertido que Qi Rong podía ser molesto y demasiado directo, sin tener tacto alguno y demasiado impertinente. Ciertamente, no se equivocaba. Pues bien, se lo diría directamente.

—Su SiChuan busca a Gu Zi. Los gemelos le importan una mierda, solo planea usarlos para manipular a tu hijo y obligarlo a cumplir sus demandas.

En otras circunstancias, Qi Rong habría maldecido al cielo y al infierno, fanfarroneando sobre como el tipo podía intentar acercarse a su bolita de carne solo para que le pateara el trasero, pero ahora tenía otras cosas en la mente; siendo la más importante cómo proteger a los suyos, por lo que soltó su frustración con una sola frase:

—¡Ese maldito hijo de puta!

❁❁❁❁❁

Aviso para el siguiente capítulo: prepárense para una crack shipp que se me ocurrió porque le pregunté a mis polainas y dijeron que simón (?)

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora