66

91 19 3
                                    

Qi Rong estaba acostado en la cama, con Gu Zi acostado a su lado. La cabeza del adolescente estaba apoyada en el pecho de la calamidad, durmiendo tranquilamente, y el fantasma acariciaba sus cabellos con la mirada puesta en el techo. La puerta se abrió con cuidado, Qi Rong levantó la cabeza perezosamente y vio a Lang QianQiu entrando al cuarto.

—Ah, ahí estás —dijo con la misma pereza que lo embargaba—. Casi se me olvida que vives aquí.

No era un reclamo, claro que no. No es como si hubiera extrañado la molesta-no-tan-molesta presencia del dios en la casa, ni tampoco es como si añorara escuchar su voz diciéndole toda clase de cosas y mucho menos añoraba verlo y hundir la cara en esos bellos pectorales que se carga... no era nada de eso, claro que no. Es más, podía irse todo el tiempo que quisiera y no lo extrañaría ni un poco. Que se pudriera, estaban mejor...

—Estaba investigando algo con Gu Mang.

—¿Y a mí qué me importa? —reclamó Qi Rong, con una molestia inusitada.

Mira, qué bonito. Mientras él está aquí, lidiando con la secta Su, este idiota anda de paseo con Gu Mang, pasandolo bomba. Qué cabrón. Que hijo de...

Espera un momento, ¿él por qué se enoja? ¡No es como que le guste el imbécil de Lang QianQiu! ¿O sí? Más bien, debe ser por la larga y complicada historia entre los dos, que consideraba a Lang QianQiu como alguien indisolublemente apegado a él, estaba tan acostumbrado a tenerlo pegado a su lado que no podía vislumbrarlo acompañado por alguien más que no sea él.

Sí, era solo eso.

—¿Recuerdas que Su Ziming me acompañó a una misión en el este? —preguntó Lang QianQiu, en voz baja para no despertar a Gu Zi.

—Sí... —dijo Qi Rong, mostrando un repentino interés por lo que le fuera a decir.

—Había un hoyo...

—Sí, sí, eso lo sé. Lo del hoyo con energía demoníaca y blablablá. ¿Qué con eso?

—Pues... —Lang QianQiu se rascó la cabeza, tratando de explicar lo que había pasado sin despertar nuevamente la furia de Qi Rong—. Fui a investigar junto a Gu Mang, ya que él sabe de cosas demoníacas.

—¿Y qué? —dijo Qi Rong chasqueando la lengua.

Lang QianQiu se sintió muy confundido. ¿Por qué de repente tenía la sensación de que había hecho algo malo y tenía que excusarse ante su esposa?

—Descubrimos que un fantasma se estuvo cultivando allí —dijo el dios, añadiendo rápidamente—. No era Lu Qingyu, era alguien más. Rastreamos su energía residual y todo parece indicar que se trata de un fantasma de más de 800 años.

"Carajo", pensó Qi Rong, recordando a Zhang Fei, el bastardo de su tío.

—¿Hay algo más que deba saber? —preguntó Lang QianQiu.

—No lo sé, pregúntale a Gu Mang —espetó Qi Rong—. Parece saberlo todo.

Era infantil, sin duda. Pero no podía evitarlo, de algún modo tenía que desahogarse por.... ¿por qué? Mientras pensaba en eso, Lang QianQiu se dejó caer en la cama que estaba al lado y; al igual que Qi Rong, fijó la mirada en el techo. Finalmente, tanto él como Gu Mang habían ido al monte Yulong, para solicitar a la Señora de la Lluvia que permitiera a Shi QingXuan acompañarles a mirar ese hoyo. Al haber sido perseguido por un Reverendo de palabras vacías, tenía cierta inmunidad contra la mala suerte cuando se convirtió en el oficial adjunto de YuShi Huang, así que accedió a ayudarles cuando se le explicó la situación.

—Oye —dijo Qi Rong de repente—. ¿Estás dormido?

—No —dijo Lang QiangQiu.

—Vinieron otras dos personas. Uno de ellos puede ayudarme con el lamento fantasmal.

—¿Qué?

Era el turno de Lang QianQiu para sentirse indignado. ¿Qi Rong andaba reunido con otros demonios mientras él investigaba lo del pozo de mala suerte? ¿Qué demonios...?

Espera, ¿por qué se está indignando? No es como si él y Qi Rong tuvieran algo que ver uno con el otro. Además, si lo pensaba fríamente, esto se trataba de un entrenamiento que le ayudaría con sus habilidades. El pensar que no había nada que pudiera enseñarle a Qi Rong le entristeció... y un segundo después se sintió ridículo. ¿Por qué estaba pensando en eso? ¿Qué tenía que importarle las habilidades del fantasma? Ya no pensaba enfrentarlo, ¿así qué porque se preocupaba?

—¿Quién...? —preguntó Lang QianQiu, siendo interrumpido por la somnolienta voz de Gu Zi.

—Quiero dormir —dijo el joven—. ¡Cállense!

Qi Rong soltó una carcajada y luego se mantuvo en silencio. Lang QianQiu se volteó en la cama, dándole la espalda, completamente confundido.

❁❁❁❁❁

¿Cómo les decimos? XD

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora