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Ye HuangFei alisó la túnica escarlata de Gu Zi con una sonrisa melancólica en su rostro y después miró al muchacho.

—Pequeño Gu Zi, estás muy guapo —dijo apretando su mejilla cariñosamente.

—Gracias, abuela —dijo Gu Zi con un ligero sonrojo.

El joven llevaba el cabello suelto, iba vestido con un conjunto verde, la túnica escarlata y botas negras. El único cambio en su apariencia física producido por el cultivo del fénix se podía apreciar en sus ojos, que eran de un llamativo color naranja. Esta era una ocasión especial: Gu Zi cumplía 20 años, y finalmente sería coronado como maestro fénix; como tal tendría la autoridad de crear una secta de bestias cambiantes.

Y el joven había decidido usar el pueblo QingDeng para establecerse definitivamente.

—Abuela, yo no estoy listo para esto.

Gu Zi se cubrió la cara con las manos y se desplomó sobre la cama. Ye HuangFei se sentó a su lado y cubrió sus hombros con un brazo, diciendo:

—Nadie espera que lo estés, cariño. Solo tienes 20 años y nunca has hecho esto, no tienes de qué preocuparte.

—¿Y si no lo hago bien? —preguntó Gu Zi bajando las manos.

—Tienes a gente que te ayudará —dijo Ye HuangFei tomando una de sus manos—. Tu padre no te dejará cargar con esto tú solo, Chu-zongzhi y Mo-zongzhi tampoco te dejarán solo. Estarás bien. Ahora sal y haz sentir orgullosa a tu familia.

—Te voy a extrañar, abuela —dijo Gu Zi, abrazándola.

—Yo también, cielo.

Su Ziming tocó la puerta de la habitación.

—Se hace tarde —dijo—. ¿Están bien?

—Sí, cariño, ya vamos —dijo Ye HuangFei poniéndose de pie junto a Gu Zi—. Vamos, no hay que hacer esperar a la gente.

Ambos salieron de la casa, y cuando llegaron a la plaza de la ciudad lo primero que escucharon fue la voz airada de Qi Rong.

—¿Qué mierda estás haciendo tú aquí? —increpó el fantasma.

Mo Xi arqueó una ceja con las palabras de Qi Rong, sin inmutarse, por lo que Zhu Fuzhou explicó:

—Se necesita a un juez del inframundo para legitimar la ceremonia, ya que los maestros de bestias cambiantes tienen la habilidad de cruzar los tres reinos. Así que... también vamos a necesitar un dios. ¿Está seguro de qué...?

—Estoy aquí.

Xie Lian se acercó al lugar de la ceremonia, ataviado con sus características ropas de príncipe heredero. Zhu Fuzhou palideció al verlo y cerró la boca jurando no volver a discutir con Qi Rong, si este fantasma grosero consiguió que el mismísimo emperador celestial viniera a presidir la ceremonia realmente era alguien a quien no le gustaría molestar. Xie Lian sonrió al ver a Mo Xi y se acercó a él inclinando la cabeza en un saludo.

—Juez Mo —dijo extendiendo un sobre hacia él—. Para usted.

—Se lo agradezco, Su Alteza —dijo Mo Xi tomando el sobre, guardándolo.

Qi Rong se acercó a Xie Lian y dijo:

—Primo, ¿qué hay del favor que te pedí?

—No te preocupes —le dijo Xie Lian con una sonrisa cómplice—. San Lang lo tiene cubierto.

—¿Qué me va a costar? —preguntó Qi Rong.

—Nada, nada.

En realidad, eso le había costado a Xie Lian, pero tampoco era como que se quejara demasiado. Gu Zi llegó junto a Ye HuangFei y Su Ziming, tranquilo y sereno. El joven caminó hasta las personas reunidas allí, saludando con solemnidad a Zhu Fuzhou, a Mo Xi y a Xie Lian para después girar hacia Qi Rong con una sonrisa, abrazándolo.

En ese momento, Chu WanNing y Mo Ran llegaron acompañados por un joven vestido de azul marino con un sable sujeto a su cintura. El trío se acercó y Chu WanNing presentó a su acompañante.

—Este es Xue Meng, mi otro discípulo —dijo—. Creo que él podría darte algunos consejos sobre cómo mantener una secta.

—Así que tú eres Gu Zi —dijo Xue Meng con una sonrisa, su carácter se había templado con los años—. Me da gusto conocerte.

—El gusto es mío... Shixiong —dijo Gu Zi—. ¿Puedo llamarte Shixiong?

Xue Meng pareció dudar un poco, pero al final asintió. Zhu Fuzhou carraspeó para atraer la atención de los demás y dijo:

—Es la hora. Comencemos.

Mo Xi se colocó a la izquierda de Zhu Fuzhou y Xie Lian a la derecha, los tres miraron a Gu Zi y el joven se inclinó ante ellos en una reverencia.

—¿Has decidido cuál será tu identidad de fénix? —preguntó Zhu Fuzhou.

—Sí, lo he decidido —dijo Gu Zi.

—Recuerda que, a partir de hoy, esa será la forma en la que deberás presentarte ante el mundo —dijo Mo Xi—. El cielo, la tierra y el inframundo desconocerán tu identidad humana, tu nombre será oculto, reemplazado por la identidad que hayas elegido. Los tres reinos te conocerán por ese nombre.

—Lo entiendo —dijo Gu Zi.

—Entonces levanta la cabeza y revela tu nombre, gran maestro —dijo Zhu Fuzhou.

Gu Zi levantó la cabeza, sonriendo con orgullo, y anunció:

—A partir de ahora, adopto el nombre de Qi LianHua como maestro fénix.

Qi Rong hinchó el pecho con orgullo al escuchar a su pequeño. ¿Quién diría que había amenazado con comerse a este chico y ahora estaba aquí usando el nombre que le había dado? Estaba más que feliz.

—Ese es mi hijo —dijo en voz baja.

Xie Lian levantó una mano tocando su cabeza, sonriendo ampliamente.

—En este momento, el cielo te reconoce como el maestro fénix Qi LianHua, gran maestro de la secta de bestias cambiantes— dijo—. Tu responsabilidad es resurgir de las cenizas tu secta y devolverle el esplendor que una vez tuvo.

Zhu Fuzhou puso una mano en su hombro y dijo:

—Las bestias cambiantes te reconocemos ahora como nuestro gran maestro y estaremos a tu servicio cada que lo necesites.

Mo Xi se acercó apoyando una mano en el pecho y dijo:

—El inframundo te reconoce como el primer maestro fénix en el mundo. Vive bajo tus propios ideales, y actúa con justicia y virtud, sin arrepentimientos.

Los tres hombres se alejaron dando un paso atrás. Gu Zi se arrodilló e hizo tres reverencias con pausas largas entre ellas, honrando al cielo, a la tierra y al inframundo para después ponerse de pie.

—Juro seguir los preceptos de mi secta, viviendo con justicia y virtud, sacando a las bestias cambiantes de sus escondites para darles un sitio seguro —dijo Gu Zi.

—Qi Rong, ven aquí —dijo Xie Lian de repente.

Todas las miradas se dirigieron a Qi Rong, quien se acercó con sorpresa. Xie Lian le dio una horquilla de corona con diversos ornamentos y dijo:

—Eres su padre, es tu deber atar su cabello.

La mirada de Gu Zi se iluminó y sonrió. Qi Rong se acercó a su hijo, sujetando su cabello para hacer una media coleta y usó la horquilla para atarlo, peinando su cabello y después le dio un beso en la frente.

—No sé si he sido un buen padre para tí, niño —dijo—. Pero estoy orgulloso de lo lejos que has llegado.

—Eres el mejor papá que pude haber pedido —dijo Gu Zi.

Zhu Fuzhou sonrió, anunciando finalmente:

—Así se corona oficialmente al maestro fénix Qi LianHua.


❁❁❁❁❁

NUESTRO GU ZI YA CRECIÓ AAAAAAAAAAAHHHHHH *O*

No quiero dar spoilers... pero vayan preparando los pañuelos (?)

¿Qué les ha parecido la historia hasta ahora? 

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora