36

144 33 12
                                    

Una fina brisa trajo consigo la lluvia, que cayó sobre el bosque en llamas como una bendición que apagó el fuego. De entre las nubes apareció un joven vestido de blanco, con su largo cabello suelto y un sombrero de bambú; conforme bajaba usaba un abanico para manejar la lluvia y dirigirla hacia todas direcciones. Finalmente, llegó al claro que era el centro de toda la destrucción y y vio a un hombre desnudo encorvado sobre algo como si lo estuviera protegiendo.

—Pobrecito —dijo Shi QingXuan al verlo, colocando una túnica sobre aquel cuerpo—. Ya está todo bien.
—Todavía no —dijo Qi Rong levantando la cabeza, mirando con sorpresa a Shi QingXuan—. ¡Eres tú!
—Y tú… —dijo Shi QingXuan—. Creí que estarías en el pueblo.

La mención del pueblo entró lentamente en la mente de Qi Rong. Sus pensamientos aún estaban confusos y frunció el ceño, siendo interrumpido por el pequeño bulto que sostenía entre sus manos moviéndose, y volteó hacia él. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras acariciaba la cabeza del polluelo en el que se había convertido su hijo.

—Esto es… —dijo Shi QingXuan, siendo interrumpido por un grito.
—¡Qi Rong!

Chu WanNing fue el primero en acercarse, y Qi Rong volteó hacia él con gesto compungido.

—Maestro, no pude proteger a Gu Zi —dijo el fantasma.

Poco a poco se acercó más gente: Mo Ran, los gemelos Su y Lang QianQiu se abrieron paso entre los escombros. Fue cuestión de segundo para que todos levantarán la guardia y Qi Rong volteó pensando que vería nuevamente a Lu Qingyu, que querría llevarse a su hijo… pero no.

A quienes vio en realidad fue a Hua Cheng y a He Xuan.

Qi Rong no tenía ni fuerza ni ganas de pelear, ni siquiera quería ponerse a discutir. Simplemente se acomodó la túnica que tenía encima para cubrirse el cuerpo y acomodó a su polluelo en uno de los pliegues para irse de allí; solo quería ir a casa a lamer sus heridas. Mañana sería otro día y comenzaría el ciclo de cuidar a Gu Zi… de nuevo. Pero Hua Cheng lo hizo detenerse bruscamente con solo tres palabras:

—Eres un Supremo.

Qi Rong volteó a verlo, estupefacto. No se lo creía, seguramente este tipo le estaba tomando el pelo.

—¿Qué mierda acabas de decir? —inquirió.
—Eres un Supremo —dijo He Xuan, inexpresivo.
—Qué bajo hemos caído para que termines siendo uno de nosotros —replicó Hua Cheng con disgusto.
—No lo molesten —dijo Su Ziming.

Su Jinwei se acercó a Qi Rong tomando su brazo y dijo:

—Gege, el pueblo está bien. Vamos a casa.
—Sí. Xie-jiujiu está esperando allí.

Qi Rong se dejó llevar por los niños sin que nadie les dijera nada.

πππππ

Xie Lian tomó el pulso de Qi Rong, notando la energía que corría por sus meridianos, y dijo:

—En efecto, eres un Supremo.
—¿Cómo…? —preguntó Qi Rong.
—Un Supremo nace a partir del sufrimiento —dijo Xie Lian con tristeza.

Qi Rong comprendió. Recordar las dolorosas vivencias del palacio que había reprimido, más su dolor por la pérdida de Ye HuangFei, su preocupación por las personas del pueblo y su desesperación por no poder salvar a Gu Zi… habían hecho que acumulara la cuota de sufrimiento suficiente para convertir a Qi Rong en un Supremo Rey Fantasma. Anteriormente, habría estado celebrando por todo lo alto alcanzar finalmente el objetivo máximo de todo fantasma, tener el poder que siempre había soñado y que ahoea poseía… pero el precio a pagar había sido demasiado alto.

—Qi Rong —llamó Xie Lian—. ¿Dónde está Gu Zi?

Antes de que Qi Rong respondiera, la puerta se abrió con estrépito y Lang QianQiu entró al lugar.

—¿Qué le pasó a Gu Zi? —preguntó.
—Aquí está —dijo Qi Rong sacando al polluelo del interior de su túnica.

Ambos dioses observaron al pequeño fénix durmiendo hecho un ovillo en la mano de Qi Rong, asombrados. El fantasma volteó hacia Lang QianQiu y dijo:

—Vas a tener que volver en otros veinte años para intentar matarme. Gu Zi me necesita y yo no voy a descansar hasta encontrar al bastardo de Lu Qingyu para sacarle el corazón.
—No voy a irme —dijo Lang QianQiu—. No me fío de tí para cuidar a Gu Zi.
—Haz lo que quieras —dijo Qi Rong, cansado—. Me voy a dormir. Primo, te quedas en tu casa, pero ni se te ocurra acercarte a la cocina.

Tras decir esto, el abatido fantasma se fue a su cuarto y cerró la puerta tras de sí. Miraba al polluelo Gu Zi cada tanto mientras con la mano libre acomodaba su cama y preparaba un pequeño espacio para él.

—Bueno, aquí vamos de nuevo —dijo Qi Rong dejando a Gu Zi sobre una almohada, para acostarse a su lado poco después—. Esta vez seré un mejor padre, lo prometo.

Mañana será otro día. Hoy solo quería dormir y olvidarse de su existencia.

❁❁❁❁❁

Supremo, ¿pero a qué costo?

En otras noticias, a partir de esta temporada empieza el desarrollo del QiuRong, osiosi. Espero que si hayan dormido, o no va a haber actualización la próxima semana (?)

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora