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Apenas llegaron a la privacidad de su habitación, Qi Rong se prendó de los labios de Lang QianQiu, besándolo de manera feroz como si fuera a devorarlo.

Pelear junto a este dios idiota le había encantado. Le sorprendió darse cuenta de que su estilo de pelea se ajustaba a la perfección con el de Lang QianQiu, cubriendo mutuamente las deficiencias de uno con el otro. Luego recordó que había estado entrenando para pelear contra él y, por imposición de Chu WanNing, había estudiado los movimientos y técnicas del dios del este para detectar puntos débiles que pudiera usar a su favor. Había entrenado para derrotarlo y, de manera inconsciente, se había preparado para ser su complemento.

Lo que lo sacó de sus casillas fue notar el olor de la sangre en el cuerpo de su pareja y prenderse con ello. Apenas habían terminado de patearle el culo al último de esos imbéciles, ambos se acercaron con brusquedad y se dieron un largo beso, frotando sus cuerpos en un acercamiento que prometía algo más. Fue entonces que se separaron y corrieron hasta su habitación.

—Espera —dijo Lang QianQiu, entre los mimos de Qi Rong—. Deja me limpio la sangre.

—Yo lo hago por ti —jadeó Qi Rong.

El fantasma empujó al dios hasta hacerlo caer en la cama y se colocó sobre él, lamiendo la sangre seca que había quedado pegada en su cuello. Lang QianQiu jadeó, un sonido que se convirtió en un gemido cuando la lengua de Qi Rong hizo un camino por su rostro hasta que sus labios apresaron el lóbulo de su oreja. Sin embargo, cuando el dios puso las manos en la ropa del fantasma, éste se apartó bruscamente.

—Espera, espera —dijo Qi Rong, aflojando sus túnicas—. Esta ropa me gusta y no quiero que la rompas.

"Además de que Wu Xi va a matarme si rompo el atuendo que tanto le costó escoger", pensó Qi Rong mientras se quitaba la ropa y la arrojaba por ahí, saltando de nuevo sobre Lang QianQiu, que también había comenzado a desnudarse. El fantasma se relamió los labios, besando el cuello del dios, lamiendo mientras sentía las manos de su amante recorriendo su pecho, acariciando lentamente. Fue cuestión de tiempo para que la lengua de Lang QianQiu recorriera la boca de Qi Rong, explorando la cavidad de manera insegura; adaptándose al ritmo rápidamente.

—¡Ah! —un hilillo de saliva mezclada con sangre se escurrió de los labios de ambos cuando Lang QianQiu se separó de Qi Rong, llevándose una mano a la boca—. ¡Me mordiste!

Qi Rong se pasó la lengua por los labios con una sonrisa retadora.

—Tu sangre sabe tan bien —dijo, agachándose lentamente, de tal manera que restregaba su cuerpo por el del dios hasta llegar a su entrepierna—. Quiero saber si otra cosa sabe igual de bien.

—E-espera...

El dios soltó otro sonoro gemido cuando el fantasma apresó su miembro con sus labios, arrugando las sábanas al cerrar los puños, jadeando para regular su respiración. Trataba de aparentar calma, cuando la realidad era que se sentía como si estuviera encendido en llamas; Qi Rong tomó eso como un reto y comenzó a lamer, succionando la cada vez más creciente erección de Lang QianQiu, moviendo su lengua arriba y abajo ferozmente, logrando el objetivo que se había propuesto: hacerlo perder el control, notando sus ojos vidriosos por el deseo que lo recorría.

Fue entonces que el Supremo cambió de estrategia, sacando el pene de su boca, para tomarlo entre sus manos mientras se erguía, besando de nuevo al dios. Para su sorpresa, Lang QianQiu tomó la iniciativa esta vez cambiando posiciones, girando para quedar encima de Qi Rong, el fantasma puso las manos en el pecho del dios, pero éste le sujetó las muñecas y le alzó los brazos por encima de la cabeza, sujetándolo con una mano mientras con la otra abría sus piernas y se acomodaba entre ellas, acariciando uno de sus muslos con lentitud para ir subiendo hasta sus nalgas, introduciendo los dedos en el espacio entre estas, antes de embestirlo bruscamente.

Qi Rong gritó de placer, mientras ambos se movían rítmicamente, encendidos con el mismo deseo hasta alcanzar el orgasmo del placer.

❁❁❁❁❁

Al día siguiente, con las familias Wu y Hei...

Qi Rong: Ah, sí, una disculpa, hicimos algo de ruido anoche.

Hei Xuantang: No se preocupen, estamos acostumbrados.

Wu Xi: Mi hermano es más ruidoso que tú.

-Wu Ruo y Hei Xuanyi asesinan a sus hermanos con la mirada-

Yo les debía una escena de sexo entre ellos dos y aquí lo tienen C:

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora