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Hei Xuanyi había presentado a Lang QianQiu y a Qi Rong como invitados de su reino, indicando que podrían pasear por todo el reino como quisieran. Eran huéspedes de la familia real, y no tenían nada que temer.

—De todas formas, si alguien intenta pasarse de listo, me lo como y ya está —susurró Qi Rong mientras salían del palacio.

—Lo ideal es que no te comas a nadie —dijo Lang QianQiu en tono reprobatorio—. Se supone que no debemos causar problemas.

—Bueno, bueno. Le quitas lo divertido a la vida.

Lang QianQiu se llevó una mano a la cara mientras Qi Rong se dedicaba a pasear alegremente por el sitio, ajeno a la molestia del dios. Por supuesto, ese era el efecto que deseaba causar, no iba a comerse a nadie, pero le gustaba joder con Lang QianQiu solo para disfrutar sus reacciones, ¡eran tan graciosas! Claro que... él solía vengarse bajo las sábanas cuando tenía la oportunidad, pero para el fantasma eso era más provocativo. Era un gran ganar-ganar para él.

—Mira, un dios —dijo un niño de repente.

Lang QianQiu volteó hacia aquel infante y vio a una pareja con un niño, el cual lo señalaba con una visible emoción.

—¡Hay que decirle a tío Ruo! —decía el niño—. Papá, ¿puedo ir a verlo?

—Wu You, no hay que ser irrespetuoso —decía su padre, lo que hizo reír a Qi Rong.

—Niño, a este dios no le importa lo irrespetuoso que seas —dijo el fantasma—. Su Alteza Tai Hua no es el tipo de persona que piense en esas cosas.

Lan QianQiu volteó hacia Qi Rong con una mirada extraña, y luego dirigió su atención al niño, a quién se le habían unido varios más. Qi Rong miró al pequeño grupo antes de negar con la cabeza y, estuvo a punto de irse, cuando otro hombre se acercó. Era el hombre más jodidamente bello que había visto en toda su vida. Entonces lo vio acercarse a Lang QianQiu y la expresión de su rostro se agrió, como si estuviera dispuesto a ir hasta allá y sacarle el corazón para comérselo en un paté.

Bueno, en realidad sí fue hasta allá, pero lo que hizo fue sujetar el brazo de Qi Rong y engancharse a él como una garrapata, sonrió bonito y se presentó, a lo que el hombre (el intruso), dijo:

—Me llamó Wu Ruo. Mi esposo me dijo que estarían aquí un tiempo.

Ah. ¡AH! ¡Esta es la famosa princesa heredera! Menos mal la vergüenza se le había muerto a Qi Rong hacía mucho tiempo, porque de otro modo estaría enterrando la cabeza en el piso lleno de pena. Ay no, pensar en el esposo del rey que les había abierto las puertas a su reino como una gata rompe hogares, al menos se controló lo suficiente para no hacer un escándalo, y la pareja se fue a pasear tranquilamente.

—Qi Rong... ¿estabas celoso? —preguntó Lang QianQiu con una sonrisa.

—No —dijo Qi Rong, disimulando.

—Claro...

—¡De verdad!

—Fingiré que te creo.

Qi Rong le gruñó a Lang QianQiu como si fuera a morderlo, lo que hizo reír al dios antes de cambiar de tema bruscamente.

—¿Qué piensas de mí? —preguntó—. Y responde seriamente.

—¿Por qué de repente te importa eso? —preguntó a su vez Qi Rong—. ¿Fue por lo que le dije a ese niño?

—Solo quiero saber.

Qi Rong soltó a Lang QianQiu, sonriendo maliciosamente.

—Alcánzame y te lo diré —dijo, y salió corriendo perdiéndose rápidamente entre la multitud.

Lan QianQiu resopló y corrió a buscarlo. Qi Rong recorrió gran parte del reino del Alma Muerta, deteniéndose de vez en cuando para curiosear algunos puestos; y fue cuestión de tiempo para que se olvidara de que estaba jugando con el dios del este. Estaba juntando algunas cosas que iba a comprar cuando Lang QianQiu finalmente lo alcanzó y, sin darle importancia a la plática que habían tenido, dijo sosteniendo un gorro tejido de invierno:

—Mira, podría usar esto como cuna para Gu Zi, cuando renazca como polluelo de fénix.

—Sí... —dijo Lang QianQiu, dispuesto a retomar la conversación anterior.

—Y esta capa será perfecta para él —dijo Qi Rong, mostrándole una prenda verde con bordados carmesí—. Le va a encantar.

—Qi Rong...

—Y esto —Qi Rong agitó un colgante de plata con un dije de luna—. Es para tí.

Qi Rong se escabulló para pagar las cosas que había elegido y salió apresuradamente, siendo seguido por Lang QianQiu, que decidió no seguir insistiendo en el tema.

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Qi Rong: ¿Quién es es zorra?
Wu Ruo: Ora, yo nomás pasaba por aquí.

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora