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Shen QingQiu ocultó su sonrisa burlona detrás de su abanico, diciendo:

—Shang-shidi puede enseñarte mucho sobre la organización y la logística de una secta.

Shang QingHua lo fulminó con la mirada, pero cedió ante la brillante mirada de Gu Zi, que esperaba ansioso como si fuera a aprender algo nuevo con solo mirar.

—Bueno, es gracias a mí que inútiles como Shen-shixiong pueden hacer sus cosas tranquilamente —dijo con un tono meloso que hizo reír a Gu Zi.

—¿Puede enseñarme? —preguntó el adolescente.

—Está bien, joven maestro Qi —dijo Shang QingHua.

La sonrisa de Gu Zi se ensanchó aún más al escucharlo llamarle de ese modo. En ese momento, una lagartija corrió, abriéndose paso hasta el grupo y saltó hasta aterrizar en las manos de Gu Zi.

—¿Qué pasa? —preguntó el adolescente. Siendo un maestro de bestias cambiantes, podía entender a los animales sin ningún problema.

El chico escuchó al reptil atentamente, en un silencio que se iba haciendo más ominoso conforme el rostro juvenil se hacía más grave, mostrando una preocupación que un joven no debería tener ni en un millón de años.

—¿Qué pasa? —la pregunta de Gu Zi había sido replicada por Shen QingQiu.

—Su SiChuan va a atacar en dos días —dijo Gu Zi.

πππππ

Cuando Lang QianQiu llegó por la noche, encontró a los gemelos Su haciendo guardia en la sala de la casa. Ambos bajaron sus armas cuando lo vieron y lo pusieron al corriente rápidamente. Después, el dios entró a la habitación para ver a Gu Zi; el muchacho estaba acurrucado sobre la cama en posición fetal, cubierto con una cobija.

—Lang-yifu, tengo miedo —dijo el joven apenas lo vio.

—Es normal tener miedo —dijo Lang QianQiu—. Es algo que siempre vas a sentir, sin importar cuántos peligros enfrentes.

—No sé qué voy a hacer. ¿Puedes quedarte a mi lado?

Lang QianQiu asintió, acariciando la cabeza de Gu Zi. Se había encariñado con el niño, y no iba a dejar que le hicieran nada. Debía notificar a Qi Rong, pero no tenía forma de avisarle y tampoco le pareció prudente molestar a Xie Lian con esto, así que decidió hacerse cargo del asunto él mismo. 

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora