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Su Ziming se tapó la boca con una mano para intentar no reír con la escena que había ante sus ojos. Al poco tiempo Su Jinwei se acercó y le dio un codazo en las costillas a su gemelo diciendo:

—Qué malo eres para disimular.
—Cállate —replicó Su Ziming echándose a reír.

Por fortuna para ellos, ni el dios ni el fantasma los escucharon: ambos estaban ocupados gritándose uno al otro por… bueno…

—La cuna se queda aquí. Y si no te gusta, entonces púdrete.
—No voy a dejar a Gu Zi durmiendo en la misma habitación que tú.

Qi Rong puso las manos en la cadera, chasqueó la lengua y dijo con tono autoritario:

—A ver, dejémos algo claro: Gu Zi es mi hijo, y si bien tú cuidaste de él gran parte de su vida, no sabes un carajo de cómo criarlo ahora; algo que yo sí. Así que el que se va a quedar a cargo seré yo y el niño se va a dormir dónde yo diga —un gesto de superioridad cruzó sus rasgos cuando añadió—. Además, este es mi pueblo. Si no te gusta ahí está la puerta, lárgate y vuelve cuando Lu Qingyu haya dejado de ser un estorbo.
—Entonces yo me quedaré aquí —dijo Lang QianQiu—. Estás loco si crees que te dejaré a solas con el niño.

Los gemelos intercambiaron una mirada de complicidad. Un dios, un Supremo y un fénix en la misma habitación… ninguno de ellos se preguntó qué podía salir mal porque era claro que todo podía salir mal. Ni Ziming ni Jinwei sabían qué había pasado entre Qi Rong y Lang QianQiu que los había convertido en enemigos acérrimos, así que verlos a ambos juntos en un mismo espacio era similar a sentarse y esperar que una bomba de tiempo estallara. Y cuando esta bomba lo hiciera, no sería divertido. Qi Rong y Lang QianQiu se miraron uno al otro como si en esas miradas estuvieran combatiendo sus voluntades y finalmente el Supremo de verde se echó a reír.

—Ziming, ¿hay habitación de invitados? —preguntó.
—Sí, la hay —dijo el joven, extrañado.
—Pues ayúdame a traerla aquí. No quiero que Su Real Majestad el Príncipe Heredero se queje de que este ancestro lo deja dormir en el suelo. Jinwei, vigila que no huya con nuestro polluelo.
—Sí.

Qi Rong salió del cuarto con Su Ziming, y al cabo de un tiempo los dos entraron con una cama que dejaron en un extremo del cuarto. Mientras tanto, Su Jinwei se acercó a Lang QianQiu y dijo:

—Gu Zi va a estar bien. Mamá le enseñó a Xiao Jing-gege cómo cuidar de un bebé.

Lang QianQiu asintió indicando que había escuchado al niño pero no dijo nada. Su estado de ánimo era muy complicado en ese momento.

πππππ

Zhu Fuzhou llegó por la tarde, haciendo sendas reverencias a Qi Rong. Ahora que Gu Zi estaba de nuevo en un estado vulnerable, era él quien debía tomar las decisiones de la secta.

—¿Cómo va la construcción? —preguntó Qi Rong con el pequeño fénix en su cabeza y una cazuela en la mano.
—Bien, bien, es solo que la gente duda si deberían seguir las indicaciones que el gran maestro dejó antes de….
—¿Y solo por eso vienes a molestarme? ¡Las indicaciones que dejó mi hijo deben ser seguidas al pie de la letra! Creí que había quedado claro.
—Bueno, sí, pero siempre es bueno oírlo de usted.

Qi Rong puso los ojos en blanco con fastidio y decidió dejarlo pasar.

—¿Algo más?
—No, eso es todo. Pero vendré luego a ver si progreso con la suona. Ahora que es un Supremo Rey Fantasma, debe tener un poder impresionante.

"... Oh"

Para ser sinceros, no se le había pasado eso por la mente. Y ese era un muy buen punto que tenía que empezar a investigar si quería vengarse de Lu Qingyu, darle su merecido a Zhang Fei si se le ocurría asomar su asquerosa cara por aquí y, lo más importante, sobrevivir a su pelea contra Lang QianQiu. Pero su objetivo principal venía justo ahora: sobrevivir a pasar la noche en el mismo cuarto con el dios.

Estrictamente hablando, ninguno de los dos necesitaba dormir, pero Qi Rong ya se había acostumbrado a acostarse al mismo tiempo que Gu Zi para dormir a su lado y, por lo que el fantasma recordaba, Lang QianQiu solía quedarse dormido en todos lados. Qi Rong pensó en An Le, en cómo el chico decía que el príncipe de Yong An se perdía muchas cosas por quedarse dormido, ambos solían pensar en qué clase de gobernante iba a ser él y que lo mejor era derrocar a la casa real para instaurar nuevamente el reino de Xian Le. Un reino dónde ellos dos serían los reyes de un pueblo agradecido.

—Oye, QianQiu —susurró Qi Rong en medio de la noche, cuando lo único que se escuchaba eran los ocasionales ronquidos de Gu Zi, los grillos en la parte de afuera y algún que otro jaleo de los gemelos.
—¿Qué quieres? —replicó Lang QianQiu con aspereza.

Qi Rong respiró hondo tragándose su réplica airada. Le había prometido a Ye HuangFei hacer esto, así que se iba a comportar.

—Estaba equivocado, lo siento —dijo.
—¿Qué? —soltó Lang QianQiu sin dar crédito a sus oídos.
—Creí que si reinstauraba el reino de Xian Le, la gente del antiguo hogar me aceptaría. Fue algo muy estúpido, tus padres lo pagaron con su vida y mi primo lo pagó con su dolor.
—¿Crees que esto cambiará algo?
—No. Solo… se lo prometí a mi madre. Que me disculparía contigo, y ahora que lo hice podré enfrentarte con la consciencia tranquila.

Hubo un breve silencio. Qi Rong jugueteó con un mechón de su cabello, pensando en el origen del odio tan intenso que había tenido por el reino de Yong An, y dijo:

—Pero, ¿sabes? Yo también la pasé mal por causa de tu pueblo. Así que ninguno en realidad es tan inocente.
—Eso no tiene nada que ver con lo que pasó —replicó Lang QianQiu.
—Sí tiene que ver, grandísimo tonto. Pero eso te lo diré luego, si me da la gana. Buenas noches.

Qi Rong se dio la vuelta, dándole la espalda a Lang QianQiu, pero no durmió. Es un fantasma, no es que lo necesite. Desde que aprendió a enfrentar sus demonios internos, ya no necesita dormir para evadirse.

❁❁❁❁❁

Nuestro ancestro ya maduró 🥺 pero eso no le impedirá ser el dude desmadroso que todos amamos, claro que no xD

Acuérdense que en la introducción yo dije que iba a ser romance lento, porque así funciona el enemies to lovers, tienen que pasar cosas para que se les vaya el odio y venga el romance como debe ser.

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora