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Su Ziming, Su Jinwei y Gu Zi estaban reunidos frente a Qi Rong y Ye HuangFei, los tres parecían cachorritos a punto de pedir algo, de modo que cuando Su Jinwei habló a ninguno de los dos le sorprendió que; efectivamente, les iban a pedir algo.

—Queremos ir de paseo por la capital, hay un mercado nocturno. ¿Podemos ir?

Qi Rong volteó hacia Ye HuangFei con una sonrisa y preguntó:

—¿Qué dices, madre?

Ye HuangFei fingió pensarlo detenidamente y luego de unos minutos asintió:

—Claro, ¿por qué no? Son jóvenes y saben cuidarse. Pero nada de irse con muchachitas, ¿entendido?

—Ni con muchachitos —añadió Qi Rong.

Los tres chicos negaron con la cabeza efusivamente.

—Vamos a portarnos bien —dijo Gu Zi—. Papá no tiene de qué preocuparse.

—Más les vale, o me los como.

Eso solía ser una broma recurrente que terminaba con el fantasma persiguiendo a los humanos en un juego donde pretendía atraparlos para comerlos. Los chicos salieron corriendo para dar inicio a su noche de paseo y Qi Rong soltó una carcajada yendo al lado de Ye HuangFei.

—Nunca falla —dijo a manera de broma.

—Xiao Jing, ven aquí —llamó Ye HuangFei palmeando el espacio a su lado en la cama.

Qi Rong se dejó caer en la cama, volteando hacia la mujer. Su delgadez extrema le hizo tragar saliva y apoyó las piernas en su regazo abrazando su cintura. Pensar que iba a perderla era tan... no estaba listo para ello. Finalmente tenía una familia, tenía una madre que lo cuidaba, un par de hermanos y a su hijo; no quería perder eso.

—No quiero que te vayas —dijo.

—Yo tampoco quiero irme —dijo Ye HuangFei—. Pero es un hecho que debemos afrontar. Xiao Jing, tal vez no sea justo pedírtelo, pero cuida de Ziming y Jinwei. Aún son inexpertos y no quiero que estén en peligro.

—Voy a cuidar de ellos, no te preocupes —le aseguró Qi Rong.

Ye HuangFei miró a Qi Rong, acariciando una de sus mejillas, indicando con decisión:

—Quiero hablar con tu primo.

πππππ

Xie Lian estuvo allí poco después de recibir la llamada de Qi Rong. Al principio creyó que sería algo grave, pero cuando vio a la mujer al lado de su pequeño primo se relajó ya que eso significaba que no había problemas. Al alivio le siguió la confusión, preguntándose por qué Qi Rong lo había llamado con tanta premura.

—Su Alteza, lamento si interrumpimos algo —dijo Ye HuangFei—. Pero quería hablar con usted.

—Oh, ya veo —dijo Xie Lian sentándose frente a la mujer—. ¿Qué desea decirme?

Ye HuangFei fue directa al tema, sin darle vueltas al asunto.

—Estoy muriendo —dijo de golpe.

—Lo siento —dijo Xie Lian—. ¿Hay algo que pueda hacer?

—De hecho, sí. Su Alteza, dejo a Xiao Jing en sus manos.

Xie Lian y Qi Rong miraron a Ye HuangFei con similares miradas de sorpresa. El parecido entre ambos, pese a algunas pequeñas diferencias, era impresionante y la mujer sintió ganas de reír, lo cual hizo: luego de soltar unas leves risas, dijo con una pequeña sonrisa:

—Ustedes han resuelto sus diferencias, están tratando de reencontrarse. Lo ideal es que finalmente puedan construir un vínculo sano, después de todo comparten la misma sangre. Sería triste que se alejen nuevamente ahora que todo va bien entre los dos. Así que, Su Alteza, confío en que usted podrá cuidar de mi Xiao Jing cuando no esté.

Xie Lian y Qi Rong se miraron uno al otro. La última vez que Xie Lian había intentado algo así las cosas habían salido terriblemente mal... pero eso había quedado en el pasado.

—Señora Ye, estoy seguro de que Qi Rong puede defenderse solo —dijo Xie Lian, sonriendo—. Pero si me necesita, estaré para él.

—¿Quién te necesita, primo? —replicó Qi Rong volteando la cara con fingido disgusto—. Pero te llamaré si este ancestro quiere pedirte un consejo.

Xie Lian sonrió. Ye HuangFei tomó las manos de ambos con la misma sonrisa de antes, deseando que su relación pudiera florecer debidamente.

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora