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Qi Rong estaba sentado sobre la cama cuando Lang QianQiu entró.

El dios del este se había ausentado por unos días para atender algunas plegarias que salían de las manos de sus oficiales, y había aprovechado el momento para investigar más sobre la historia del Reino del Alma Muerta. Para su sorpresa, en el exterior se encontró con una de las hermanas de Hei Xuanyi, que le habló sobre su reino contándole todo lo que sabía, lo cual le resultó ser útil.

Esperaba llegar y tener que hacerse cargo de cualquier desastre que hubiera causado la calamidad, pero resultó no ser así. Para su sorpresa, descubrió que Qi Rong había pasado el tiempo junto a Wu Xi, la hermana de Wu Ruo; y Hei Xuantang, el hermano de Hei Xuanyi. Supo gracias a Hei Xuanxu que ellos dos estaban organizando su boda, y Qi Rong les había ayudado con algunas cosas. Y ahora, ver al fantasma sentado con las piernas cruzadas en posición de loto como si fuera un dulce angelito, hizo que aquello le diera mala espina.

Tal parecía que estaba meditando... pero la realidad era otra.

"Y entonces me preguntó sobre lo que pensaba de él", relató Qi Rong a sus hermanos por medio de la matriz espiritual compartida junto a Gu Zi.

"¿Y qué piensas de él?", preguntó Su Ziming con curiosidad.

"¿No ves que ese es el quid de la cuestión?", intervino Su Jinwei con severidad. "¡Está claro que Gege aún no lo sabe!"

"Pero... ¿cómo puede no saberlo?", preguntó Su Ziming, confundido.

"Es una larga historia", intervino Gu Zi, finalmente.

Qi Rong recordó en el último minuto que sus hermanos no sabían la historia entre ellos. Eran chicos cuando él le confesó todo a Ye HuangFei y ella jamás volvió a mencionar el tema. Así que era comprensible que no comprendieran el dilema de Qi Rong respecto a Lang QianQiu. Tenían una relación (o algo así), pero Qi Rong comenzó a temer que al final las viejas rencillas resurgieran y Lang QianQiu decidiera asesinarlo mientras dormía; en cuyo caso tendría que defenderse.

Y él realmente no quería pelear con Lang QianQiu.

La charla terminó, y Qi Rong abrió los ojos para ver a Lang QianQiu a pocos centímetros de él, analizándolo como si fuera un espécimen a examinar o algo así. El fantasma gritó, retrocediendo, el dios también gritó dando unos pasos atrás y Qi Rong exclamó:

—¿Qué carajos haces apareciendo así como si nada?

—No es mi culpa que no me hayas visto —dijo Lang QianQiu con sencillez.

Qi Rong ladeó la cabeza, procesando lo que acababa de escuchar.

—¿Qué clase de respuesta es esa? —increpó, a lo que Lang QianQiu solo se encogió de hombros.

Qi Rong entrecerró los ojos y le gruñó, a lo que Lang QianQiu reaccionó subiendo a la cama para apoyar la cabeza en su regazo.

—Te tengo noticias —dijo—. Tengo una leve idea de quién podría tener la alabarda Diyu.

—¿En serio? —preguntó Qi Rong, acariciando la cabeza de Lang QianQiu.

Le sorprendió notar lo sedoso y suave que era el cabello del dios. De repente tuvo la fantasía de invertir papeles y tironear de ese cabello mientras era él quién se la metía a Lang QianQiu, pero dejaría esa fantasía para luego.

—Anteriormente, había otra familia real con el apellido Hei que lideraba el reino del Alma Muerta cuando la maldición todavía estaba vigente —dijo el dios, removiéndose hasta encontrar una posición cómoda—. Cómo no pudieron ni resolver el tema de la maldición ni reinar competentemente, una rama de la familia los desterró y se convirtió en la nueva familia real.

—O sea, la familia de Hei Xuanyi —dijo Qi Rong.

—Exacto. Sin embargo, casi toda la familia fue ejecutada en su último golpe de estado —dijo Lang QianQiu, añadiendo rápidamente—. Solo queda un miembro de esa familia real y se encuentra de viaje en este momento. Dado que trabaja mano a mano con Hei Xuanyi, debe regresar al reino cada cierto tiempo. Es parte del acuerdo al que llegaron.

—Entonces...

—Ese sujeto es el que posee el conocimiento de Diyu. Si no lo tiene en su poder, sabrá decirnos exactamente dónde está.

—Así que eso es lo que esperamos.

—Sí.

—¿Cuál es su nombre? Tal vez Wu Xi y Hei Xuantang lo conozcan.

Lang QianQiu sintió una molesta opresión en el pecho, recordando lo que Hei Xuanxu le había contado, y la amargura se apoderó de él.

—Parece que hiciste amigos —dijo.

—Sí —dijo Qi Rong con simpleza, pero sonrió poco después—. Son mis primeros amigos.

Lang QianQiu sintió ganas de llorar. Lo cual implicaba que había estado celoso, pero fingiría que eso no había pasado. O esa era la idea hasta que se le ocurrió preguntar:

—¿Qué soy yo para ti?

—Eso depende —dijo Qi Rong, volteando hacia Lang QianQiu—. ¿Qué soy yo para ti?

Ambos se quedaron en silencio, incapaces de poder responder esa pregunta.

❁❁❁❁❁

Ah, el vinagre. Y ay, estos boludos xD

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora