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Sorpresivamente, Qi Rong terminó haciendo amistad con una humana.

Al principio, la mujer tenía miedo de acercarse más de lo necesario, algo comprensible tomando en cuenta que había sido amenazada con ser devorada. Sin embargo, eso no le impidió ir al bosque de vez en cuando para ver al pequeño bebé y a su molesto padre, que aceptó su ayuda a regañadientes.

— Bien, bien. Solo porque el hijo de este ancestro ya no ha llorado por el dolor. 

Así fue como, luego de un largo tiempo, Qi Rong decidió llevar a la mujer a su hogar en lo profundo del bosque, más que nada para que dejara de ofrecerle vivir en su casa ya que según ella, "el bosque no era lugar para un bebé". ¡Él lo sabía, maldita sea! No era necesario que se lo restregaran en la cara. Por eso la llevó a la casa, para mostrarle que había hecho un hogar perfecto para Gu Zi.

Y entonces, la mujer preguntó repentinamente mientras tenía en brazos al bebé:

— ¿Podría saber el nombre de este par de dulzuras?

Era una clara burla. ¡Qi Rong no era ninguna dulzura! ¡Era una de las calamidades del cielo, una que llevaba el terror a los corazones del mundo! Iba a enseñarle…

Nada. Él ya no era nada. 

Qi Rong bajó la cabeza, apretando los puños.

— Su nombre es Gu Zi— dijo señalando a su pequeña criatura.

— ¿Y el tuyo?

Algo se retorció repentinamente dentro de Qi Rong. Esta humana no le había hablado con fastidio, molestia o con tono amenazante, sino que había paciencia en su tono, incluso un poco de calidez, cosas a las que no estaba acostumbrado.

— Mi nombre es Ye HuangFei— dijo la mujer, entregando a Gu Zi—. Tengo que volver, mis hijos han estado solos mucho tiempo.

Qi Rong se quedó solo, con Gu Zi en sus brazos.

πππππ

Ye HuangFei era una mujer solitaria, una madre soltera que debía hacerse cargo de dos niños gemelos: Su Ziming y Su Jinwei. Una vecina cuidaba de los niños mientras ella salía a trabajar, ya que su esposo había muerto años atrás.

Qi Rong se sorprendió de sentirse conmovido. Esta humana tenía dos hijos que cuidar, un trabajo de mierda y muchas cosas que hacer, y aún así se tomaba un poco de tiempo para ir a verlos a él y su bebé. Jamás pensó en alguien que se preocupara así por él, sobre todo tomando en cuenta su terrible fama de calamidad. Era estúpido… estúpidamente conmovedor.

Tal esta humana mereciera una oportunidad después de todo.

— Llámame Xiao Jing.

Ye HuangFei volteó hacia Qi Rong con algo de sorpresa, y luego sonrió. Había ido hasta la cueva que era el hogar del fantasma, pero esta vez había llevado a sus dos hijos con ella. Los dos niños rodeaban la cuna de Gu Zi mientras dormía, embelesados con la vista del bebé.

— ¿Podemos adoptarlo como hermano menor?— preguntó Su Ziming.

— Es tan bonito— dijo Su Jinwei.

— Tendrán que preguntarle cuando crezca— dijo Qi Rong.

Su hijo era un hermoso fénix, no cualquiera tendría el honor de llamarse su hermano. Pero, sin duda, aceptaría a estos niños así como empezaba a aceptar a su madre.

Criando un fénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora