69-. El funeral

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Omniscient

Liam no tenía más de cinco minutos en aquel opulento lugar y ya comenzaba a sentir como el aire cada vez le faltaba más y más. Los funerales nunca fueron su lugar de reunión favoritos, pero sabía que era importante mostrarle algo de apoyo a Ally y al resto de su familia por lo sucedido con Margot; un suicidio no era un asunto fácil de llevar, pero no podía negar que luchaba contra la necesidad de salir huyendo.

Cierto barullo llamó su atención, éste se originaba cerca del féretro, y por algún motivo Liam esperó ver a Zayn en medio de todo ese asunto, pero aquel moreno no se encontraba ahí.

Al parecer aquel escandalo fue originado cuando Max, el padre de Ally, estuvo frente a su suegra. Aquella dulce mujer lo culpaba por haber causado el suicidio de su hija. A relucir salió la secretaría/amante de 22 años de Max y la fuerte depresión que sufrió Margot al entenderarse de los hechos.

Liam no se quedó a escuchar más, pero tampoco se perdía de gran cosa pues Yaser calmó los animos alebrestados, ¿ironico, no?

Payne escapó por la puerta más cercana y terminó en el jardín trasero de aquella inmensa propiedad y estuvo tentado a regresar por donde había venido cuando en la distancia reconoció aquel cuerpo larguirucho; Zayn se encontraba a un par de metros, hablando por télefono.

Logró retroceder un par de pasos antes de que cierta voz lo hiciera exaltarse.

—¡Vaya, vaya! Miren a quien tenemos aquí —musitó con cierta ironía mientras se plantaba frente a él—, a nada más y a nada menos que a Liam Payne. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.

—Poco más de seis años —puntualizó sin prestar mayor importancia a ese hecho.

—Cierto, ya pasó bastante desde que tú y Zayn me abandonaron en Bradford —recordó fingiendo sentirse herida; sin embargo, debía tener en cuenta que con Liam, los chantajes baratos no surtían efecto.

—Tú pudiste ir a visitarnos alguna vez en todo este tiempo, pero preferiste vagar por el mundo —le echó en cara mientras su mirada se perdía en algún punto sobre su hombro.

—Esto suena a reproche —masculló con una sonrisa socarrona.

Liam no la entendía. Ella lucía bastante serena teniendo en cuenta que su madre acababa de morir.

—Créeme, no lo es, en absoluto —le aseguró con convicción.

Allyce suspiró largamente.

—Te han caído bien estos años —reconoció mientras posaba sus pequeñas y delicadas manos sobre los marcados bíceps de Liam—, has hecho ejercicio, bastante, a juzgar por tu musculatura. Cambiaste tu peinado —siguió con su escrutinio mientras llevaba sus manos hasta la barbilla de aquel hombre, sujetándola con firmeza—, y luces sumamente sexy con tu barba de tres días... —comentó con una sonrisa picara.

—¡Allyce! —advirtió alejándose por completo de su tacto, ese acto ocasionó que la chica rompiera en una gran carcajada.

Definitivo. Liam no entendía a los millonarios y a su extraña forma de lidiar con el dolor de una pérdida.

—Pero es bueno saber que sigues siendo el mismo Payne —admitió con una sonrisa antes de aclarar—, aquel que se incomoda con facilidad.

—Tú incomodarías hasta al mismo diablo —trató de justifica su reacción.

La chica entornó los ojos ante tal acusación.

—Dime, ¿qué haces aquí, tan solo?

—Necesitaba un poco de aire —se encogió de hombros.

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