76-. Noches de insomnio

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La cena transcurría tranquilamente, mi madre charlaba con Zayn sobre cuestiones que en realidad no me importaban en lo más mínimo; sin embargo, una duda me asaltó.

—¿Y Jay?

Los dos me miraron. Al juzgar por la acción, a ambos les sorprendió el hecho de que hablara.

—Regresó a su casa hace un rato.

Asentí despreocupadamente para después seguir jugando con mi cena.

—¿Sabes si arregló algo con Louis? —volví a preguntar, aún sin despegar la vista de mi plato.

—No lo sé a ciencia cierta —volvió a hablar mamá—, pero supongo que sí, se fue bastante tranquila.

Asentí una vez más.

—Nunca lo hagas, Violett.

Fruncí el ceño y la miré.

—¿Qué cosa?

—Usar un mensaje de texto como medio para comunicarme que te has comprometido.

Sí, definitivamente este no era un buen momento para hablar sobre ello, pero afortunadamente, alguien tocó a la puerta —seguramente, guiado por el gran hombre en el cielo—. Mamá se levantó disculpándose y se dirigió a abrir, mientras tanto, Zayn y yo nos encontrábamos ahí, solos, sin hablar y yo me prohibí incluso mirarlo y justo cuando el silencio empezó a volverse insoportable, la voz de Niall se coló en la habitación y poco después él y Mich entraron en ella junto a mi madre.

—Zayn, amigo —se sentó junto a él, cabe señalar que yo me encontraba del otro extremo de la mesa, sí, bastante lejos de Zayn y mamá debió notarlo, seguro en su cabeza había un par de conclusiones no tan erróneas con respecto a Zayn y a mí—. ¿Cómo has estado?

—Bien —respondió algo incómodo. La afabilidad de Niall lo hacía reaccionar de esa forma—. ¿Cómo has estado tú?

Niall comenzó a sonreír de una manera un tanto psicópata. Si no lo conociera diría que estaba fangirleando con mi novio, ¿aún me era permitido usar esa palabra para referirme a Zayn? ¿Por qué aún era mi novio, no?

—Y así fue como sucedió —Niall terminó de relatarle su historia a Zayn y al parecer esperaba que éste diera su aprobación a lo ocurrido. En definitiva, Niall era como un cachorrito intentando impresionar a un gran lobo.

Una mano se posó sobre mi hombro, esa simple acción me hizo salir de mi ensimismamiento. Alejé la mirada de Zayn y Niall y la posé en la chica a mi costado.

—¿Cómo has estado?

—¿Con respecto a qué?

Mich frunció el ceño.

—¿Estabas enferma, no?

—En realidad no, sólo volví el estómago pero ya sabes como es mamá, siempre exagera todo.

—Te escuché, niña —la mujer en cuestión había entrado de nuevo en la habitación y colocado frente a Niall un plato con la cena—. Espero que te guste, Nialler.

El aludido no dijo nada más pues todo su interés lo había depositado en la comida que se encontraba devorando.

***

El tiempo pasó inadvertido y en —lo que para mí fue— un abrir y cerrar de ojos, Niall y Mich ya se encontraban despidiéndose.

—Vendré mañana en cuanto mis clases concluyan —dijo Mich, abrazándome con fuerza—. Y no se te vaya a ocurrir marcharte antes, porque soy capaz de tomar un vuelo hasta Venecia para matarte.

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