86-. Patrones de conducta.

812 57 19
                                    

Zayn y yo nos encontrábamos desparramados sobre el sofá. Yo entre sus piernas, apoyando mi espalda contra su pecho mientras él me susurraba cosas lindas al oído y de vez en cuando depositaba pequeños y delicados besos sobre mi lóbulo, causándome un ligero cosquilleo en el vientre bajo.

-¿Y cómo estuvo tu día en la escuela? -sus manos se entrelazaron con las mías sobre mi estómago.

No fue casualidad que Zayn preguntara por ese tema en específico. El responsable de la temática elegida para su cuestionamiento fue el cuadro que se hallaba en la pared, colgado frente a nosotros.

-A Giorgio le encantó tu pintura -comuniqué, hundiéndome con mayor fuerza entre sus brazos.

-A mí no me importa Giorgio, me importas tú, Violett -su voz era suave, calma, casi paternal. Zayn se enderezó un poco, lo suficiente para ver mi rostro-. ¿Cómo te sentiste hoy en clases?

-Bastante bien a decir verdad -reconocí lánguidamente-. Meses han pasado desde la última vez que me sentí así.

-Me alegra, amor. Eso quiere decir que el nuevo medicamento está dando resultados, ¿no?

-Sí -respondí a mitad de un bostezo. El somnífero comenzaba a surtir efecto en mí, con cada segundo que pasaba me costaba aún más mantener los ojos abiertos.

-Vamos -besó sonoramente una de mis mejillas-, te llevare hasta tu cama o de lo contrario te quedarás dormida aquí.

Con pereza me levanté del sofá, instantes después Zayn me imitó y como era costumbre en sus brazos hasta mi habitación me llevó.

***

Desperté sintiéndome totalmente desorientada. La habitación era iluminada tenuemente por algunos rayos de luz que se alcanzaban a colar por las perseanas. El hecho solo me hizo sentir aún más confundida, no tenía claro si ya había amanecido o si simplemente se trataba del atardecer.

En pro de radicar ese sentimiento tan inquietante de incertidumbre, giré perezosamente sobre mi cuerpo con la intención de contemplar el despertador que se encontraba en la mesa de noche, detrás de mí.

El apararejo me hizo saber que aún era viernes y que en efecto, era el atardecer quien iluminaba mi habitación.

Minutos después, cuando logré que la flojera abandonará mi cuerpo, me reincorporé en la cama. Durante todo este tiempo, inconscientemente, estuve abrazando una de las almohadas contra mi pecho, de hecho, aún lo hacía, ésta olía tanto a Zayn.

Y fue ahí cuando algo hizo clic en mi cerebro. Barrí con la mirada la habitación completa sólo para confirmar lo que yo ya sabía; Zayn no estaba aquí.

De inmediato inicié con la búsqueda de algo que me explicara su ausencia y ahí, pegado en una de las lámparas se encontraba un post-it.

Con cuidado lo desprendí. En él se encontraba un pequeña frase, que a mi parecer era más una orden que cualquier otra cosa.

ARRÉGLATE, VIOLETT. PASO POR TI A LAS OCHO.

-ZAYN.

Me enfrasqué en una ardua pelea conmigo misma antes de dirigirme al baño. Gran parte de mí quería ir hasta el teléfono y cuestionar a Zayn sobre el significado de esa nota, pero no tenía tiempo, en dentro de poco serían las ocho y él estaría aquí; impaciente por verme.

Llevé un estudio minucioso de mi apariencia mientras me peinaba frente al espejo. Mi estado era deplorable, mis ojos obscuros lucían cansados, debajo de éstos existían unas ojeras horribles que yo sólo esperaba que con el maquillaje pudieran disimularse un poco.

My Favorite NeighborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora