Aun no podía asimilar que me encontraba en Venecia. Todo parecía tan irreal, era como un sueño hecho realidad.
En mi vida había visto cosas maravillosas, pero nada podía compararse con Venecia, aquella ciudad que emergía del agua como un milagro imposible.
Después de haber recogido mis maletas, di un par de vueltas por el aeropuerto en busca de Miles. Él habia prometido que vendría a recogerme, así que esto era un problema.
Justo cuando comenzaba a desesperarme escuché su familiar voz.
-¡Violett! –me abrazó-. ¿Cómo has estado, hija?
-Contando los días para por fin llegar a aquí.
-Este lugar te va a encantar –me ayudó con las maletas.
-Ya lo creo –murmuré mientras observaba a mi alrededor.
El viaje en góndola fue algo que me puso los nervios de punta. Nunca antes me había subido a una cosa como esta, había subido al bote que hacía recorridos por el río Támesis, pero aquella embarcación no podía compararse con esta otra. Así que traté de no hacer movimientos bruscos en lo que duró nuestro trayecto.
-¿Como están tus padres? –preguntó con su eterna sonrisa.
Pero sinceramente no me apetecía hablar sobre mis progenitores, así que evadí su pregunta con otra.
-¿Cómo está la señora Miles?
-Lista para irnos a Miami. Queremos disfrutar un poco de sol antes de que el otoño llegue por completo.
Eso era lo que adoraba del señor Miles. Él respetaba todas mis decisiones a pesar de que algunas no eran tan acertadas.
-Les va a encantar –aseguré con una sonrisa a pesar de que nunca antes había visitado la ciudad de Miami.
La góndola se detuvo frente a uno de los tantos edificios barrocos que abundaban en la ciudad, pero lo que lo hacía especial era la cúpula en forma de pera que se encontraba en la cima. Sus enormes ventanales abarcaban gran parte de las paredes color mármol, permitiendo que una magnifica luz natural entrara al lugar.
El señor Miles me ayudó a bajar de aquella cosa. Y enserio, esperaba pronto poder acostumbrarme a este nuevo transporte o que la universidad no se encontrara tan lejos de mi nuevo hogar.
-Grazie mille –le mencioné al gondolero mientras colocaba mi equipaje en la acera empedrada.
-Será mejor que descanses un poco, Violett –me aconsejó Miles-. Maggie y yo pasaremos por ti para cenar juntos antes de irnos.
-¡Oh, no! –negué rápidamente-. Eso no es necesario.
-Claro que sí, hija. Nos vemos a las ocho.
Y dicho eso la góndola comenzó a moverse nuevamente.
El interior del edificio era maravilloso. Columnas de mármol dándole seguridad a los inmensos techos, grandes arcos en las paredes y el candelabro en el centro de la habitación le daban un toque encantador.
Mientras admiraba con atención cada mínimo detalle en aquel lugar me acerqué a una ancianita que se encontraba detrás de una especie de mostrador.
-Scusate –solo eso necesité pronunciar para que aquella mujer se girara hacia mí con una gran sonrisa en su arrugado rostro.
-Buongiorno –saludó-. ¿En qué puedo ayudarle?
-Soy Violett Johnson... –aun no terminaba de presentarme cuando ella volvió a hablar.
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My Favorite Neighbor
Fanfic¿Cuánto tiempo puede resistir el amor a la distancia? O mejor aún, ¿cuánto puede resistir al abandono? Violett está segura que toda una vida. Pero toda su vida da un giro de 180º cuando decide ir al Liceo De Artes De Venecia y conoce a su nuevo veci...