102-. Domingo por la mañana.

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De pie en el centro de la habitación, pensando en todo y la vez en nada, caí en cuenta del escaso tiempo que me separaba de las vacaciones de invierno: sólo dos meses y entonces yo podría regresar de manera permanente a mi hogar, con mi familia y amigos, claro, si es que alcanzaba un promedio general de nuevo al final del semestre. En teoría esto no debería significar gran problema para mí pero la realidad era un tanto diferente.

En unos días Balotelli aplicaría un examen con el cual buscaría calificar mi desempeño en la materia que imparte Matterazzi, y en el transcurso, la efectividad de Zayn y las tutorías. Paradojicamente mi falta de preocupación era lo único que me preocupaba. Yo vivía los días jurando que todo saldría perfecto, que yo alcanzaría la calificación mínima sin ningún problema, pero ¿qué tal si no es así? Yo no soportaría otro semestre en Venecia, en especial cuando la añoranza comenzaba a ser un factor que debía tomarse en cuenta.

Agobiada por el rumbo que llevaban mis pensamientos, me apresuré a vestirme. Al terminar, me di la vuelta y noté a Zayn incorporado en la cama, con la espalda recargada contra la cabecera.

—¿Cuánto llevas despierto? —el sigilo de sus acciones siempre lograba asombrarme. Zayn era como una especie de ninja moderno.

—Lo suficiente como para notar lo pensativa que te encontrabas —sus manos se paseaban por su quiff, tratando de peinarlo un poco—. ¿Qué te ocurre?

Negué presurosamente.

—No es nada, descuida.

—Violett, acordamos que no nos ocultaríamos más cosas. Ven, cuéntame que te tiene tan preocupada —palmeó con delicadeza su regazo, invitándome a sentarme sobre él.

Con ligereza avancé los pocos pasos que me separaban de Zayn. Al llegar a su lado, apoyé una rodilla en el pequeño espacio existente entre su muslo y el borde del colchón, y pasé mi otra pierna sobre el regazo de Zayn hasta terminar sentada a horcajadas suyas.

—En unos días tengo un examen con Balotelli y nosotros vamos bastante atrasados con las tutorías —confesé tan solo una de mis muchas preocupaciones mientras acariciaba nerviosamente el cabello en su nuca.

—Ya decía yo que ese profesor Malik era un incompetente.

Confundida, dejé de reposar mi cabeza en su hombro y miré a Zayn directo al rostro, al instante comprendí que volvíamos al juego de su alter ego.

—Escucha, Zayn... —exhalé con cierta frustración. Mi cerebro no estaba cooperando, de un momento a otro había llenado mi mente con imágenes indecorosas del profesor Malik.

—No. Escúchame tú, Violett —tomó ambas de mis mejillas asegurándose de que estuviera mirándolo—. Al llegar a Italia reanudaremos las clases y estudiaremos tan duro como podamos, no tendrás nada de que preocuparte. Tú y yo juntos somos invencibles.

Las palabras de Zayn a menudo sonaban como parte de algún discurso dado por cualquier político en medio de una campaña. Afortunadamente para él, yo siempre parecía creerle lo que me dijera y hoy no fue la excepción, con sus promesas logró que mi cuerpo liberara algo de la tensión retenida.

—Nunca entenderé como es que con unas cuantas palabras logras calmar a todos mis demonios.

—No son las palabras, Violett, sino la esperanza que éstas traen consigo.

Esperanza, repetí mentalmente mientras una sonrisa socarrona se abría paso a través de mis labios. Esperanza era justamente lo que yo no tenía desde hacia tiempo y dudaba que mis demonios se apaciguaran por la sola promesa de algo mejor. Me gustaba creer que mi repentina calma se debía a algo corpóreo, a algo que pudiera ver.

—Cuéntame, ¿qué planes tienes para hoy?

Una sonrisa apareció en su rostro pero no poseía su característica picardía, Zayn en realidad parecía avergonzado.

—Esperaba pasar el resto de la mañana en esta habitación contigo, pero al juzgar por tu vestimenta supongo que tu no piensas en lo mismo —sus manos acariciaban con delicadeza mi cintura—. Dime, ¿a dónde iremos?

—Jay llamó invitándonos a una pequeña reunión en la casa de Louis. Hace tiempo que no estamos todos juntos.

—Suena bien.

—Entonces, ¿estás de acuerdo?

Asintió y yo deposité un casto beso sobre sus labios.

—Bien, entonces ve a ducharte —me levanté de encima suyo—, quiero llegar antes de que Niall acabe con toda la comida.

♡♡

Bien, este capítulo es corto pero necesario para el cierre antes del salto de tiempo. El fin se acerca.

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