Los chicos de la escuela

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Al día siguiente, en el desayuno, ninguno de los chicos que habían salido la noche anterior habló, parecían tristes, los señores los miraron extrañados, hasta que el señor Pedro les pregunta:

—¿Qué tienen?

—Nada —le respondió Oscar— No se preocupen.

—Parece como si hubieran visto un fantasma —les dijo la señora Benigna.

—No, estamos bien —decían los chicos.

Sus mismos compañeros que no habían ido con ellos la noche anterior los veían raros. Cuando los señores salieron, Luis Daniel, uno de los que no salieron, les preguntó:

—Ya cuenten ¿Qué vieron?

—Nada —dijeron ellos.

—No les creo —dice Selena— Por algo traen esas caras.

—De todas maneras —dice Julián— No creo que nos crean ¿O sí?

Los otros chicos dejaron de hacerles preguntas. Al terminar de comer, los 12 chicos que salieron antes se reunieron entre sí:

—¿Todavía no han podido olvidar lo que vieron verdad?

—Pues no —dijo uno

—Yo tampoco —mencionó otro.

—Pues les propongo algo —les habla Román— Vamos a imaginar que lo que ayer pasó fue un sueño, de esa manera evitaremos sentirnos tan mal y los señores no van a sospechar nada.

—Me parece bien —dicen todos.

En eso llegan los señores y les dicen a los chicos que se reúnan, una vez hecho esto, los señores les dicen:

—Si ya están listos, los vamos a llevar a la secundaria, para que la conozcan.

—¿Hay secundaria aquí? —preguntan los chicos.

—Si —les dice el señor Pedro— No los llevamos ayer, porque cuando ustedes llegaron, ellos ya habían salido de clases.

—Al parecer —comenta Julián— Los pueblerinos tiene menos vacaciones que los citadinos.

—¿Y dónde está esa secundaria? —pregunta uno de ellos.

—Casi saliendo del pueblo —le responde la señora Benigna.

Chicos y señores salen a la calle de nuevo, llaman la atención porque son bastantes. En el camino van platicando.

—¿Cuántos alumnos hay en la escuela?

—No son muchos —les dice el señor Pedro— Son 3 grupos, uno de primero, otro de segundo y uno de tercero, cada grupo tiene alrededor de 20 alumnos y sólo hay un turno.

—¿Tan poquitos son? —pregunta Diana.

—Si —les dicen los señores— Además, en este momento sólo están los del grupo de tercero, ya que los otros también salieron de paseo como ustedes.

—Que coincidencia —decían los chicos.

—Van en tercero —dijo Diana— Entonces son un año menores que nosotros.

Llegando a la escuela, los chicos vieron la escuela de la que les hablaban:

—¿Es esta? —preguntaron ellos.

—Si —les dijeron los señores.

La escuela era alrededor de la mitad de extensión que el hostal donde los chicos estaban, tenía forma de rectángulo largo, y en esta distribución habían 3 cuartos centrales que eran los 3 salones de los 3 grados, del lado derecho estaba un cuarto algo más grande que los salones, que era la dirección, y del izquierdo, un cuartito que era una cooperativa, y también los baños, frente a estos cuartos, estaba una área de terreno, que media unos 10 metros de los salones a la puerta de entrada, este terreno funcionaba como patio, estaba sin pavimentar y tenía mucho polvo. La escuela no estaba cercada, salvo una malla de alambre de apenas metro y medio de alto y en mal estado.

Saga de RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora