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Dos días después...

El chico sale a pasear a las calles cuando ve una multitud reunida en el internet al que el chico fue, la gente observa que en la cortina del internet pintaron con grafiti la palabra: "Rateros"

Román, acercándose, pregunta:

—¿Quién hizo es?

—Nadie lo sabe —dice un testigo— Y también pintaron la palabra en otros dos negocios.

—¿También? —dice Román— Que extraño, ¿Por qué le pintarían eso a los negocios?

Román se aleja y sonríe sin que nadie lo sepa.

Entonces el chico llega a su casa y encuentra a su hermano Julián:

—¿Ya sabes lo que pasó verdad? —dice Julián.

—Si —le dice Román— ¿O hablas de otra cosa?

—Lo de que pintaron los negocios de internet con la palabra "rateros" —dice su hermano.

—Si —le dice Román.

—Pero sospechan del internet que está cerca de la escuela —le dice Julián.

—¿Cómo? —dice Román sorprendido.

—Lo que pasa es que es el único internet que no le pintaron la palabra —dice el chico.

—Es posible —dice Román.

Román llega a su cuarto y piensa:

"Ese internet no tiene nada que ver en la conspiración, por eso no le pinté la palabra, pero... ahora la gente sospecha de ellos, siendo que son inocentes"

El chico continúa con sus pensamientos:

"Quizá debí de haber pintado la palabra también en ese internet para que no sospecharan nada, pero eso significaría también culpar a unos inocentes"

Y finalmente dice en voz baja:

—Tengo otra idea.

Al día siguiente, en el local donde se encontraba el internet de Amairany aparece la frase: "Se quién lo hizo", esto de nuevo llama la atención de la gente. Román, sólo para comprobar que sucede, se acerca a la casa de su novia, allí ve a Amairany y su familia, fingiendo ignorancia, pregunta:

—¿Qué sucedió?

—Pintaron esto en donde estaba mi negocio —dice la chica.

—¿Se quien lo hizo? —dice Román al leer la frase— ¿Qué querrá decir?

—No lo sé —dice Amairany— Pero creo que tiene que ver con el otro incidente donde alguien pintó los otros negocios de internet, pero eso no es lo malo.

—¿Qué sucede? —pregunta Román.

—La gente cree que nosotros pintamos esos letreros —dice Román.

—Yo creo —dice un curioso que pasaba por ahí— Que los que pintaron "Rateros" en los negocios viven en esta casa.

—Yo igual —dice otro.

Y así, varios dicen lo mismo, Román, al ver que todo se sale de control les dice:

—No tiene sentido lo que dicen, si ellos hicieron eso, se delatarían ellos mismos, y ¿porque harían algo así?

La gente entiende, Román sigue hablando y entonces se dispersan.

—Gracias— dice Amairany.

—Yo sé que ustedes no fueron —le dice Román.

Dos días después...

Román está en casa y suena su celular, él contesta:

—Soy Amairany.

—¿Sucede algo? —pregunta Román.

—Ven a mi casa —le dice la chica preocupada— Necesito mostrarte algo.

Román va hacia la casa de Amairany y descubre con sorpresa un tercer mensaje en la pared que dice: "Los ayudaré"

—¿Los ayudaré? —dice Román— ¿Qué crees que signifique?

—No tengo idea —dice Amairany— Pero esto está empezando a asustarme.

Después de que el chico se retira, Amairany entra a su casa, sus padres le preguntan:

—¿No le dijiste nada verdad?

—No —dice Amairany— Y me siento mal por eso.

—Tenemos que hacerle caso al mensaje —dice la madre mientras tienen en sus manos un mensaje escrito con letras sacadas de un periódico— Y también tenemos que analizar estos documentos.

En la mesa había un sobre amarillo con varias hojas adentro.

Saga de RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora