Después de 2 horas y media, la nave que ha cruzado el Océano Atlántico a toda velocidad, llega a las islas británicas.
—Primero pasaremos por la calavera que está en Stonehedge —dice Aelos mientras revisa el mapa que tienen— Y después por la de Londres.
La nave, ya invisible, se estaciona cerca de donde están los monolitos de Stonehedge, una vez estacionada, los 3 bajan y caminan hacia el recinto.
—Este lugar —dice Aelos— Fue de los primeros que se erigieron en honor a las calaveras de cristal.
—Se nota —dice Miranda.
No hay mucha gente en el lugar, sólo los 3 chicos, Aelos se acerca al centro de la semicircunferencia que forman todas las piedras y en el mero centro el atlante pone la mano, entonces la tierra debajo de su mano se mueve y provoca un agujero pequeño, usando su guante, Aelos saca la calavera que se encontraba incrustada allí, una calavera de color gris.
—La calavera de roca —dice el atlante mientras la observa y se la da a Román.
—Bien —dice Miranda— Vámonos porque la gente ya está llegando.
Rápidamente los 3 abandonan el recinto y suben a la nave, ésta despega y se aleja.
—Ahora hacia Londres, por la calavera de la vida —dice Aelos mientras pone el dedo en el mapa en el lugar que le corresponde a Londres— Este lugar es especial, porque esta calavera está en un museo.
—¿Un museo? —pregunta Miranda.
—Si —le responde Aelos— El museo británico en la Welcome Trust Gallery.
—Entonces si tomamos la calavera así como así —dice Román— ¿Estaríamos robando?
—De hecho sí —dice Aelos— Pero dadas las circunstancias, eso ahora es lo de menos.
La nave, ya invisible, posa en silencio en la azotea de un edificio amplio y abandonado para que de esta manera nadie pueda subir y descubrirla, los chicos bajan y desde la azotea contemplan la ciudad de Londres.
—Es hermosa —dice Román.
—¿Nunca habías venido? —pregunta Miranda.
—Nunca había salido del continente —dice Román— A lo mucho había ido al mar.
—El museo británico es ese de allá —dice Aelos mientras les señala con el dedo.
—Espera —dice Miranda— ¿No vas a venir?
—No puedo —dice Aelos— Aquí hay mucha gente y si me ven vestido así, me van a descubrir.
—¿Y no te puedes hacer invisible como tu nave? —pregunta Román.
—No es tan fácil —dice Aelos— Por mucha tecnología que tengamos, no podemos aplicar los mismos principios de que hacen invisible la nave a seres vivos.
—Como sea —dice Román— Entonces Miranda y yo iremos por la calavera.
—Dense prisa —dice Aelos.
Los chicos bajan por el edificio abandonado y caminan por las calles de Londres, como es año olímpico, todavía se notan varios adornos y pancartas anunciando el evento deportivo.
Los chicos llegan al museo británico, hay mucha gente entrando al recinto.
—Esto va a ser difícil —dice Miranda— Sobre todo porque nunca en mi vida he robado.

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Saga de Román
AdventureRomán, un chico que parece llevar una vida como la de cualquier chico de su edad, pronto descubre que quizá su vida no es tan normal. Fantasmas, terroristas, monstruos, reyes y científicos locos, toda una pléyade de villanos que a su par...