Sueños

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Román está en el pueblo de San Andrés, sobre de él ve a dos serpientes enormes y aladas peleando, el chico las identifica como las serpientes que vio en su visión cuando tocó la calavera de cristal, la serpiente que irradia paz y bondad, parece más débil y finalmente la otra serpiente la vence. Una vez fuera de combate, la serpiente malvada crece y se vuelve oscura y va hacia el chico, cuando está apunto de atacarlo... Román despierta.

El chico se levanta un poco tenso, se levanta y observa por la ventana de su casa, es de noche y todos duermen, su hermano Julián está dormido en la otra cama, pero el ruido que hace Román al caminar despierta a su hermano.

—¿Qué sucede? —le pregunta Julián.

—De nuevo —contesta Román.

—¿Ese sueño de las serpientes? —le pregunta su hermano.

—Si —dice Román— Con esta creo van 6 o 7 veces que tengo ese sueño.

—Creo que te preocupas demasiado —le dice Julián— Y por eso tienes esos sueños recurrentes, pero no te preocupes, encontraremos la solución, ya lo veras.

Román se acerca a su hermano y le dice:

—Espero que sí —dice el chico.

Más tarde amanece y los chicos se alistan para ir a la escuela, los dos hermanos salen de la casa y en el camino se encuentran con Diana y Oscar, Román saluda pero los dos notan que está como ido.

—¿Qué tienes? —le pregunta Oscar.

—Tuvo de nuevo ese sueño —dice Julián.

—¿El de las dos serpientes? —pregunta Diana.

—Si —responde Julián.

—¿Cuántas veces van que tiene ese sueño? —pregunta Oscar— ¿6? ¿7?

—7 —dice Román— Pero eso no es importante.

—Claro que lo es —dice Diana— Significa que estás muy preocupado por eso.

—Tan preocupado como para no poder dormir ni concentrarte —le dice Julián.

—Pues si lo estoy —dice Román— Tengo que salvar el mundo, y no sé cómo hacerlo.

—Pero tú dijiste que encontrarías la manera —dice Julián.

—¿Y si no hay manera? —dice el chico— ¿Qué tal si las calaveras sí eran la única solución?

—No sabemos —dice Diana— Pero como tú dijiste, si las hubieran usado, de todas maneras el mundo se habría destruido.

—Nadie lo sabe —dice Julián— Pero hay que buscar, no sé, en internet o algo así.

—Pero olvida eso por ahora —menciona Diana— Trata de concentrarte en otras cosas y tranquilízate, nosotros te ayudaremos.

—Gracias chicos —dice Román con una sonrisa.

Los chicos llegan a la escuela y entran a tomar clase, en este nuevo curso, Román, Oscar y Diana quedan en el mismo grupo. Julián se separa y toma su clase en otro salón.

Los chicos están esperando a que llegue su profesor, cuando éste llega los saluda:

—Buenos días alumnos.

—Buenos días —le contestan los alumnos.

—Vamos a hacer unos ejercicios.

Los alumnos sacan cuaderno y lápiz y el profesor va apuntando unos ejercicios de matemáticas en el pizarrón, Román no puede ver bien lo que el profesor pone en el pizarrón, a pesar de que está entre los lugares más cercanos del aula. Todo lo ve borroso. El chico decide mejor no escribir nada, en ese momento empieza un temblor, el profesor les indica:

—Salgan con calma chicos.

Los alumnos salen y poco a poco todos los salones quedan vacíos, todos se concentran en el patio central de la escuela hasta que haya pasado el movimiento sísmico.

—De nuevo volvió a temblar —dice Oscar.

—Si —dice Diana— Creo que es la tercera vez en este mes.

—Y creo que también ayer en Japón tembló igual de fuerte —dice el chico.

—Está temblando en todo el mundo —dice Román— Y cada vez más frecuentemente.

—¿Tú no crees que sea por lo que nos dijiste? —pregunta Diana.

—No lo sé —dice Román— Pero tengo un mal presentimiento de esto.

Cuando el sismo ha pasado, el profesor anuncia:

—Muchachos, pasen de nuevo al salón, el temblor ya ha pasado.

Los alumnos vuelven a las aulas y las clases continúan, pero Román sigue sin poder concentrarse.

Al regresar a casa, Román y Julián ven que sus padres están viendo la televisión y están pasando en las noticias el temblor de hace poco.

—¿No pasó nada en la escuela? —pregunta la madre.

—No —responde Julián— Todo está bien.

—Se los digo —dice el padre— Porque también tembló en otros lados del mundo.

—¿Cómo? —dicen ambos chicos asombrados.

Los dos chicos ponen atención a las noticias en donde la reportera dice lo siguiente:

"En una coincidencia inexplicable, mientras se suscitaba el sismo que hoy por la mañana afectó el centro de la ciudad de México, en el área de Kanto en Japón, en el sur de Italia y en Los Ángeles, ocurrieron sismos de similar magnitud al registrado hoy en la ciudad de México"

—¿Los Ángeles? —menciona Román denotando preocupación.

—No creo que haya pasado nada —dice Julián— Si aquí no pasó nada, allá tampoco, no te preocupes, Miranda está bien.

—Eso espero —dice Román.

Los chicos siguen oyendo las noticias:

"En otras noticias, el huracán que hace 3 semanas pasó por las costas de Guerrero, se ha fortalecido y sigue su curso hacia el golfo de California, los habitantes de las entidades con las que colinda el golfo, ya han tomado las precauciones necesarias"

—Ese huracán fue muy fuerte —dice el padre— Hacia tiempo que no golpeaba un huracán tan fuerte.

—Y al parecer hay otros más en otras partes, igual de destructivos —dice la madre.

—¿Qué estará pasando? —se pregunta el papá.

Román observa esto y recuerda algo que le dijo el rey atlante antes de que desapareciera, recordando que le dijo que no había manera de detener el Dark Shoot, y que sólo las calaveras podrían hacerlo, el chico se pregunta si algo de eso tendrá que ver con los fenómenos que se han suscitado en el mundo recientemente.

—Creo que algo va a pasar —dice el padre de los chicos.

—Va pasar —dice Román— No sé qué exactamente, pero va a pasar.

—Yo tengo miedo —dice su mamá.

—Yo también —dice Román.

Julián se lleva a su hermano aparte y le pregunta:

—¿Cómo que también tienes miedo?

—No es miedo —dice Román— Es sólo que no sé qué hacer.

—Pero te ayudaremos —le dice Julián.

—¿Y si no hay otra solución? —pregunta Román.

—No seas pesimista —le dice su hermano— Juntos encontraremos la solución, ya lo verás.

Saga de RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora