Amor y odio

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4 días después...

Como la primera vez, los chicos se reúnen en la escuela para esperar al camión que los llevará a su destino, los chicos estaban juntos hablando de su viaje:

—Espero divertirme —le dice Oscar a los otros.

—Y me imagino que esperas conocer a una chica como la primera vez —les dice Julián.

—El que tuvo suerte en eso fue Román —le dice Oscar— ¿O no te acuerdas de Leticia? —le dice dirigiéndose a Román.

—No mucho —les dice Román.

—Pero por eso querías ir de nuevo al pueblo ¿verdad? —le dice Oscar.

El chico no dice nada y todos sonríen, en eso llega el camión, el profesor les ordena a los chicos que se formen y acto seguido, uno por uno va dejando sus cosas en el maletero y suben al camión para ocupar su lugar. Román y Oscar se sientan juntos y observan por la ventana del camión, poco a poco el camión se llena quedando sólo un lugar vacío, Oscar se percata de esto y voltea para todos lados buscando al posible ocupante.

—Falta sólo un lugar —menciona Oscar.

—Quizá alguien se echó para atrás en el último momento —menciona Román.

Uno de los chicos se levanta y pregunta al chofer, que es el mismo del primer viaje si ya han subido todos los alumnos.

—No—les responde— Aún falta una chica.

Y justo en ese momento va llegan la última pasajera, Román la ve y se sorprende:

—Diana.

La chica avanza hacia el fondo del camión sin mirar a Román y allí se sienta.

—¿Qué hace aquí? —pregunta Oscar en voz baja para que la chica no oiga— ¿No se supone que no iba a venir?

—Mariela me dijo que no iba a venir —le dice Román también en voz baja— Le voy a preguntar.

—Quizá sólo vino para molestarte —le dice Oscar.

—No lo creo —le dice Román— El mero hecho de hacer eso quiere decir que todavía le importo.

Román se levanta y se dirige al asiento de Mariela y le pregunta:

—¿No me habías dicho que no iba a venir Diana?

—Yo también pensé que no iba a venir —le dice Mariela— No sé qué hace aquí si me dijo que iba a salir con otro chico.

—Que mal —le dice Román.

—Bueno, no te sientas tan mal —le dice Mariela— Simplemente no le hables, no dejes que te arruine el viaje.

—Eso espero —le dice Román.

—¿Todavía te gusta verdad? —le dice la chica.

—No lo sé —le dice Román— Pero el saber que está saliendo con alguien más, sí me hace sentir un poco mal.

—Quizá por eso vino al viaje —le dice la chica.

—¿Y para eso hasta dejó plantado al otro chavo? —le replica Román— Ella dice que no quiere nada conmigo pero parece que no.

—Eso quiere decir que quizá todavía siente algo por ti —le dice ella.

—Pues no lo sé —le dice Román— Yo sólo espero que no tengamos problemas.

—Como te dije, no le hables —le dice Mariela— Si ella no te habla deporsí, no hay razón para que tu hagas lo mismo.

—Ok —le dice Román y regresa a su sitio.

El camión arranca y se interna a la carretera, Oscar le pregunta:

—¿Qué pasó?

—Ella tampoco sabe por qué vino —le dice Román— Creo que todos esperaban que no viniera.

—Yo creo que sí lo está haciendo para molestarte —le dice su primo.

—¿Tú crees? —le pregunta Román.

—O quizá quiere reconciliarse contigo y aprovechar este viaje para hacerlo —menciona Oscar.

—No lo creo —le dice Román.

—Pero se nota a leguas que la quieres —le dice Oscar.

—Ni tanto —le dice Román.

Román se queda pensativo tratando de encontrar la razón por la cual Diana vino al viaje a último momento, hasta que Oscar, dándose cuenta del estado de su primo le dice:

—Si estás pensando en Diana, te recomiendo que no le des vueltas al asunto, vinimos al viaje y a divertirnos, no dejes de ella te arruine el viaje.

—Tienes razón —le dice Román— Tengo que dejar de pensar en ella.

Pero para Román eso no era tan fácil, y menos teniéndola tan cerca. Mientras Oscar observa por la ventana, las calles de la ciudad, Román voltea hacia atrás y trata de mirar de reojo a Diana, la chica está leyendo un libro y no se da cuenta, después levanta la vista y en ese instante Román voltea de nuevo y regresa la vista al frente.

Oscar se da cuenta de la reacción de su primo y le dice:

—¿No puedes dejar de pensar en ella verdad?

—Si —le dice Román— ¿Tú crees que ella me diga algo si voy a verla?

—¿Y qué quieres decirle? —le pregunta su primo.

—Por qué razón vino.

—No creo que te diga.

—¿Por qué lo crees?

—Porque si vino para fastidiarte no te lo va a decir, sólo lo va a hacer y ya —le dice su primo— Además no creo que quiera dirigirte la palabra.

—¿Entonces crees que deba ir a hablar con ella?

—No lo hagas —le dice Oscar— Podría ser contraproducente, trata de dejar de pensar en ella, o si no, no vas a poder disfrutar el viaje.

—Trataré— le dice Román— Pero no sé si pueda.

El camión sale de la zona urbana de la ciudad y se interna en una zona rural donde poco a poco comienzan a proliferar los arboles hasta que se hacen tan numerosos indicando que ya han entrado a un bosque.

—Ya casi llegamos —les anuncia el chofer.

Los chicos se asoman por la ventana del camión y observan cómo entran a un parque natural y después de pasar por una taquilla, el camión sigue avanzando y llega a una zona donde a lo lejos se ven muchas personas desenterrando edificios y algunas pirámides, hay arqueólogos, constructores, ingenieros y más gente, y hasta más al fondo un parque con algunos edificios.

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Saga de RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora