En casa de Miranda

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Cuando Román entra a la casa de Miranda, se sorprende de lo enorme que es.

—Tu casa es hermosa —le dice Román.

—Lo sé —le dice la chica— Me costó dos y medio millones.

—¿Dólares? —pregunta el chico.

—Si —dice la chica.

—Es una casa demasiado grande para que en ella viva sólo una persona —le dice Román.

—Por eso acostumbro hacer fiestas o invito a mis amigas a dormir, o hacemos piyamadas, es rara la noche en la que duermo sola —le explica Miranda.

—¿Y no te da miedo? —pregunta el chico.

—No —le dice ella— Es una casa muy grande y al principio me perdía, pero luego, la memoricé, de todas maneras no me quedo mucho tiempo, a veces paso una temporada en casa de mis padres.

Después la chica le dice:

—Ven, este será tu cuarto.

La chica lleva a Román a una habitación contigua a la suya en el segundo piso, le abre la puerta y le dice:

—Acomódate, estás en tu casa.

—Gracias —le dice Román, jala sus maletas y entra, el cuarto es amplio, con una cama grande y muy cómoda y muchos muebles con muchas cosas en ellos, Miranda le dice:

—En unos momentos voy a hacer de cenar ¿Te gustaría algo en especial?

—No gracias —le dice el chico— Lo que sea que hagas me comeré.

—¿Y si te hiciera algo envenenado te lo comerías? —le dice Miranda sarcásticamente.

—Yo sólo esperaría a ver si tú lo comes primero —le contesta el chico.

La chica no dice nada y se va. Román saca sus cosas y como si estuviera en la habitación de un hotel, las acomoda en sus lugares correspondientes. Después se asoma por la ventana, como se encuentra en un segundo piso se asoma y debido a que la casa de Miranda se encuentra en unas colinas contiguas a la ciudad, es posible ver desde allí toda la ciudad de Los Ángeles.

El chico baja y encuentra a Miranda en la cocina, y le dice:

—¿Te ayudo en algo?

—No gracias —le dice ella— Yo lo hago, recuerda que tú eres mi invitado.

Román observa a la chica y le dice:

—No recordaba que estuvieras tan linda.

El chico llama la atención de Miranda.

—¿Qué quieres decir? —le pregunta ella.

—No lo sé —le dice— Pero es que todavía me sorprende que nos hayamos conocido y que ahora esté en tu casa.

—Pues estás aquí —le dice ella— Y en cierta manera yo también te extrañaba así.

La chica se acerca al chico y se besan, después se abrazan y Román le dice:

—¿Te das cuenta de que si no hubiera pasado nada de eso que pasó, nunca habría tenido la oportunidad de conocerte a fondo?

—Si —dice ella— Quizá sólo fue suerte.

—O el destino —le dice él.

Después de un rato, la comida está servida, para entonces ya ha oscurecido, la chica sirve algo de comer, precisamente hizo algo de comida mexicana, por su invitado, la chica sirve tacos de espaguetis, la especialidad de su programa.

Saga de RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora