Destino

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Una semana después... un día antes del eclipse.

Román se encuentra entrenando con la piedra azul, ahora es más rápido y más fuerte, tiene el rubí azul colgado al cuello, así como el emperador y ya es capaz de disparar ráfagas de fuego o energía a través de las manos sin esfuerzo alguno, Keel lo observa y sonríe.

Cuando Román ha terminado Keel se le acerca y le dice:

—Lo has hecho bien, has aprendido rápidamente.

—¿Cree que sea conveniente que ataquemos a Huzzan ahora antes del eclipse? —le pregunta Román.

—No hay necesidad —le dice Keel— El eclipse dura 15 minutos, será suficiente.

—¿Un eclipse que dura 15 minutos? —se pregunta Mariana— ¿No es muy largo?

—Es un eclipse especial —les dice Keel— Por algo el emperador eligió esa fecha.

—Que oportuno que hayamos despertado al emperador justo una semana antes del eclipse más largo de todos —menciona Oscar

—Quizá sea como tú dijiste cuando nos quedamos juntos en la misma cabaña —le dice Román— Quizá sólo es el destino.

—Oye —le dice Julián a su hermano— Hablando de eso, le has hablado a mamá y a papá.

—Si —le dice el chico— Les hablé ayer, sólo les dije que estamos bien, no les he dicho nada de esto porque sé que se preocuparán.

—Ya has aprendido todo lo que tienes que saber —le dice Keel al chico.

—Pero usted había dicho que tardaría 3 años en poder dominar el rubí —le dice Román.

—Es cierto —le dice Keel— Pero has demostrado que el elegido tiene la capacidad de aprender demasiado rápido, sinceramente no creí que tu potencial fuera tan grande, aunque si bien es cierto que ya tienes todos los conocimientos, lo que te llevaría más tiempo seria practicar y entrenar todo lo que sabes para perfeccionarte, y aunque eso te llevaría mucho tiempo, creo que ya estás listo para al menos, poder enfrentarte a Huzzan.

—¿Pero y si como usted dijo, obtiene ventaja del eclipse? —le pregunta Román.

—Yo espero que podamos vencerlo antes de que inicie, según mis cálculos, si usas toda tu energía para debilitarlo, sólo será cosa de quitarle el rubí rojo que tiene antes de que inicie el eclipse, de esta manera será más fácil que lo venzas, porque si no lo haces, te costará más trabajo vencerlo si él recibe ayuda del eclipse, por eso tienes que ser rápido, porque quizá él quiera distraerte de alguna forma —le explica el viejo.

—Entendido —le dice Román.

—De todas maneras no pelearás solo —le dice Keel— Yo también estaré allí ayudándote a combatirlo.

—Y nosotros también —le dice Oscar.

—Yo recomendaría que ustedes detuvieran la armada de Huzzan —les dice Keel— No se ofendan, pero nosotros dos somos los únicos que podemos hacerle frente.

—¿La armada? —pregunta Diana.

—Huzzan ha usado tecnología actual para diseñar y construir naves para atacar a todo el país, atacarán todo mientras esté el eclipse, ya que sus poderes aumentarán por influencia del rubí rojo, ustedes se encargarán de sabotear las naves antes de que éstas despeguen.

—De acuerdo —le dice Julián.

—¿Pero qué armas usaremos? —pregunta Areli.

—De eso me encargo yo —dice Mariana— Tengo unos amigos que están en el ejército, si los traigo aquí y observan todo esto, creerán todas las historias y nos proveerán de armas y municiones.

—Esperemos que con eso sea suficiente —menciona Julián— Aunque yo no sé usar un arma del ejército.

—No es tan difícil —menciona Mariana— Yo también pensaba que era difícil, pero no es así, mis amigos me enseñaron a usarla, claro que no de manera real, sólo me dijeron cómo usarla, yo les puedo dar una clase rápida.

—Ok —dicen los demás chicos.

—Bien —dice Oscar— Creo que ya está todo.

—Mañana ganaremos de nuevo —dice Julián.

—Hemos vencido a un fantasma y a dos viajeros en el tiempo —dice Román— Creo que podremos vencer a un emperador loco.

—Así lo harán —les dice Diana después se acerca a Román y le dice:

—Yo confío de nuevo en ti —y le da un beso en la mejilla, Román se pone colorado, pero nadie se da cuenta, la chica se aleja y Román se queda viéndola.

Por la noche, todos están comiendo en la cueva, sólo Román se encuentra afuera porque ya ha acabado, Diana lo observa y se acerca al chico.

—Hola —le dice la chica.

—Hola —le responde Román.

—¿Nervioso? —le pregunta Diana.

—Un poco —le dice el chico— ¿Por qué habría de estarlo?

—No lo sé —le dice ella— Con todo lo que nos ha pasado este tiempo, no deberías de preocuparte.

—Lo sé —le dice él— Pero aun así...

—Ganarás —le dice ella— Yo sé que lo harás, te conozco muy bien.

—¿Tanto? —le pregunta el chico.

—Si —le dice ella— Eres un muchacho diferente al resto, y como dice el viejo, tú eres bondadoso, siempre queriendo ayudar a la gente aun cuando eso implique luchar contra cada cosa..., por eso en parte llamaste mi atención.

—Yo creí que fue porque te salvé aquella vez del fantasma —le dice el chico.

—Si —le dice ella— Pero ya desde antes ya me había fijado en ti.

—¿Y porque no dijiste nada entonces? —le pregunta el chico.

—Cosas de mujeres —le dice ella— Además eres tú el que parece tímido a veces.

—Lo sé —les dice Román— A veces me da por ser tímido, sobre todo a la hora de hablarle a las chicas, no sé si lo sabias, pero Oscar tiene más suerte que yo en ese asunto.

—Lo sé —le dice ella— Sé que te quitó a 4 chicas antes.

—Si —le dice él— Y me dejo sin nadie.

—Claro que no —le dice ella— Yo estoy aquí.

Los dos chicos se ven fijamente y cuando están a punto de darse un beso, se quedan quietos, Román le dice:

—No sé si sea correcto, me habías dicho que querías tiempo.

—Y lo tendrás —le dice la chica y se aleja.

Cuando Román se queda solo, alcanza a pensar:

—¿Por qué le tenía que decir eso?

Oscar observa esta escena y cuando Diana se aleja, el primo de Román se acerca a la chica y le dice:

—Se nota que todavía sientes algo por él.

—Si —le dice ella— Pero no es correcto, necesita aprender más cosas, recuerda que yo fui su primera novia.

—Culpa suya —le dice Oscar— Porque no sabe hablarle a las chicas.

—Y también tuya —le dice ella.

—¿Y porque mía? —le pregunta Oscar.

—Porque le has quitado las chicas que a él le interesan —le dice ella.

—Eso es porque él nunca me dice que está interesado en ellas —le menciona Oscar— No se atreve a hablarles, por eso nunca me entero.

—Lo que digas —le dice ella— Yo también he visto cómo eso se te da tan fácil —y se aleja de él.

Oscar se queda solo y entonces observa a su primoafuera mirando el cielo. El chico está sentado afuera en posición demeditación, esperando su destino, y éste se cumpliría dentro de pocowȅ 

Saga de RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora