El chico sube y entra al segundo piso del lugar, allí, dividido en pequeños cuartos, están la sala, la cocina, el comedor, los baños y las recamaras.
—Bienvenido —le dicen los padres de Amairany.
—Muchas gracias —les dice Román.
—Eres bienvenido a esta casa cuando quieras —le dice el padre de Amairany.
—Gracias señor —le dice el chico.
—Pero no te pongas nervioso —le dice la madre.
—No estoy nervioso —dice Román— Es que creo que nunca me habían tratado tan bien.
—Oh, es eso —dice Amairany— ¿No han sido muy amables contigo?
—No exactamente —dice Román— Es decir, mis padres me quieren y tengo amigos, pero no sé, ustedes son otra cosa, no podría explicarlo.
—No importa —le dice la chica— Si quieres no digas nada.
La madre de Amairany sirve la comida y Román la observa, trata de que al comer no cometa algún desliz que lo deje en ridículo, sobretodo porque está comiendo en casa ajena.
—No sé si sabias papá —dice Amairany a sus padres— Pero él es el chico que peleó contra el emperador en las ruinas prehispánicas, el año pasado.
—¿El de los rubíes? —pregunta el padre— ¿Eras tú?
—Si —dice el chico— Era yo, y también el que detuvo al terrorista que atacó Estados Unidos, y el que peleó en Los Ángeles contra el dragón negro y el que estaba buscando las calaveras de cristal.
—¿Todo eso hiciste tú? —dice la madre sorprendida.
—Si —afirma Amairany— Es famoso.
—No soy famoso —dice Román— Si fuera famoso, la gente me pediría autógrafos y fotos con ellos, pero no lo hacen porque nadie sabe que soy yo ese chico, como mi rostro no ha sido muy revelado, muy poca gente me conoce o logra identificarme.
—Es que nadie te reconoce ¿verdad? —le dice Amairany.
—Si —dice el chico— Sólo hasta que les platico esto es cuando se enteran de que yo soy ese chico que hizo todo eso, por eso a veces me sorprendo cuando alguien me reconoce y sabe que yo hice esas cosas, como tú por ejemplo.
Román y la familia de Amairany siguen platicando animadamente hasta que el chico tiene que irse, así que se despide de los padres de Amairany.
Amairany acompaña al chico a la puerta y él le dice:
—Tu familia es un encanto.
—Lo sé —dice la chica— Es una familia muy linda, amo a mis padres, sobre todo después de que perdimos nuestro hogar en el sur, los adoro y ellos me adoran a mí, pero sobretodo porque soy hija única.
—Tienes suerte de tener unos padres así —le dice Román.
Los dos se quedan callados esperando a que el otro hable, pero no lo hacen y sólo sonríen, entonces Román dice:
—Me dio gusto estar contigo.
—Igual a mí —dice Amairany.
Los chicos se despiden con un abrazo, uno muy lindo.
—Te veo después —le dice Román— Seguramente vendré a verte seguido por que quizá utilice mucho el internet.
—Eso espero —dice Amairany— Y ya sabes, que para ti es gratis.
—Gracias —dice Román— Nos vemos.
—Adiós —le dice la chica con una sonrisa hermosa.
Román se aleja y voltea un poco, entonces ve a la chica todavía afuera viéndolo, Román sonríe y la chica le corresponde el saludo y le dice adiós con la mano, entonces Román se aleja y la chica entra a su casa.
Román, de camino para su casa piensa en Amairany y su familia, entonces dice:
—Su familia es tan hermosa, y ella también...
El chico recuerda el abrazo que le dio a la chica y al hacerlo se pone feliz, entonces piensa que por poco ese abrazo estuvo a punto de convertirse en algo más, quizá algo más lindo. Y a Román le hubiera gustado que así fuera.
Román llega a su casa y están todos comiendo, su papá le dice:
—Siéntate a comer.
—No gracias —le dice Román— Ya comí.
—¿Ya comiste? —le pregunta Miranda.
—Si —dice Román— Amairany me invitó.
—¿Quién es ella? —pregunta su madre.
—Es una amiga suya —dice Julián— Aunque yo tampoco la he visto.
—Sólo yo la he visto —dice Miranda.
—¿Y cómo es? —le pregunta Julián.
—Se ve que es una niña amable e inteligente —dice Miranda— Y además es linda, eso sí lo reconozco.
A Román le sorprende un poco que Miranda se exprese así de Amairany, quizá sólo porque él está presente.
Al día siguiente...
Román de nuevo va hacia el internet de Amairany, al entrar, ve de nuevo a su amiga en su estación, ella, al reconocerlo le dice:
—¿Vienes a usar equipo?
—Si —dice Román.
—Toma la que quieras —le dice la chica— Ya sabes.
—Gracias —le dice Román.
Román se sienta en la misma computadora del día anterior, abre su página de red social y ve que Roger le ha dejado un mensaje en el que dice:
"Este es el correo electrónico del sujeto que conoce mi tío, espero te sirva"
Roger le ha dejado también un correo electrónico para comunicarse con el hombre.
Román entonces abre su página de correo electrónico y escribe un mensaje cuyo destinatario es el correo que le dio Roger y escribe el siguiente mensaje:
"Buenos días y mucho gusto, mi nombre es Román, el chico que estaba buscando las calaveras de cristal por el mundo, necesito algo de orientación, Roger me dijo que usted conoce algo sobre los atlantes y la energía oscura, y quisiera que me ayudara para encontrar alguna otra solución para detener el Dark Shoot, de antemano le agradezco su respuesta"
El chico envía el mensaje y estaba pensando en irse, pero después volteó y vio a Amairany, de nuevo la chica se queda viendo a Román y le sonríe, Román le corresponde la sonrisa.
Entonces el chico, cuando ya va a cerrar su página de correo, nota que ya tiene un mensaje nuevo del correo electrónico que acaba de mandar.
—¿Tan rápido contestó? —se pregunta el chico intrigado.
Román abre el mensaje y lee:
"Hola, sé quién eres porque Roger me habló de ti, creo que sí hay manera de detener la energía oscura, pero para explicarte bien tenemos que vernos personalmente, así que nos vemos el próximo viernes 7 de Septiembre frente a las ruinas del Templo Mayor, al lado de la catedral, a las 12 del día, te reconoceré cuando vayas así que no tendrás problemas para encontrarme"
ESTÁS LEYENDO
Saga de Román
AdventureRomán, un chico que parece llevar una vida como la de cualquier chico de su edad, pronto descubre que quizá su vida no es tan normal. Fantasmas, terroristas, monstruos, reyes y científicos locos, toda una pléyade de villanos que a su par...