Unas horas después de haber salido de Los Ángeles, los 6 van callados, Zogbi intenta mirar por el retrovisor, pero la cabeza de Miranda le estorba, pareciera que estaba buscando un pretexto para regañarla porque le dice:
—Mueve tu cabeza niña, no me dejas ver.
—Ay tú, que delicado —le responde la chica con aires de diva.
—No sé porque te metiste con nosotros, ni quien te invitara —le dijo Zogbi.
—A mí nadie me pidió venir, me trajeron a la fuerza —les dice la actriz a los presentes— Si tanto les molesta, aquí me bajo.
—¿Pero cómo vas a volver a Los Ángeles? —le pregunta Freddy.
—Pues no tengo de otra —le dice ella.
Román oye las palabras de Miranda y de alguna manera se siente culpable.
De repente, el carro avanza más lentamente hasta que se detiene.
—Para amolarla —le dice Zogbi a los demás— Se acabó la gasolina.
—¿Y ahora qué? —pregunta Oscar.
—Pues ahora nos bajamos a empujar —dice Zogbi— Porque no creo que las niñitas nos ayuden —refiriéndose a Miranda sobre todo.
—¿Hasta dónde vamos a empujar? —pregunta Freddy.
—Hasta la gasolinera más cercana —le responde Zogbi.
—Pero estamos en medio del desierto —le dice Román.
—Pues ni modo —le dice Zogbi a los chicos.
—Mientras yo conduzco —dice Miranda.
—¿Tú? —le dice Zogbi— No creo.
—¿Por qué crees eso? —pregunta la chica.
—Porque eres mujer —le responde Zogbi.
—Ah —dice Miranda algo sarcástica— ¿Sólo por eso?
—Si —le dice Zogbi— No quiero que eches a perder el carro, ya ves que nos están presionando.
—No importa —le dice Román— Ella de hecho tiene su propio carro, sabe conducir.
—Si —le dice Miranda— Un Cadillac, más rápido que éste.
Los 4 hombres, Zogbi, Román, Oscar y Freddy se bajan a empujar, Liz y Miranda se quedan en el auto, Miranda se pasa al asiento del piloto y toma una posición cómoda.
Liz observa a los chicos empujando y le dice a Miranda:
—¿No crees que deberíamos ayudarles?
Miranda, tranquilamente les dice:
—No te preocupes, son hombres, deben de trabajar.
En eso Miranda nota que por alguna razón, la aguja que marcaba el tanque de gasolina vacío, se movió indicando que al parecer, todavía tiene algo de gasolina. Miranda, haciéndoles una broma a los chicos, enciende el carro y avanza a toda velocidad dejando a los hombres estupefactos y corriendo detrás del auto, a Liz parece divertirle esto. Un rato después, los 4 hombres llegan cansados a una gasolinera con su tienda, cerca de la frontera con Nevada, allí se había detenido Miranda, los 4 hombres regresaron bastante cansados, pero Zogbi estaba enojadísimo.
—¿Por qué se tardaron tanto? —les dice Miranda en tono sarcástico.
Zogbi tenía ganas de decirle una palabrota a Miranda, pero mejor se aguantó y sólo fue a cargar gasolina.
Mientras cargaban, Freddy y Liz fueron a comprar algo de comida, otros simplemente estuvieron esperando a irse, entre ellos Miranda, y Román, éste, al ver a Miranda sentada sola, fue y le hizo la plática.
—Oye Miranda —le dice Román.
—¿Qué cosa? —le pregunta la chica.
—Lamento que te haya involucrado en esto —le dice el chico.
—No te preocupes —le dice la chica— No fue tu culpa.
—Si —le dice el chico— Me imagino que debe de ser algo difícil, que toda la gente de una ciudad de un momento a otro te odie... sin ofender.
—Es cierto —le dice la chica— Es difícil, y todo por culpa de esos sujetos, no sé qué habrán hecho para hacer enojar a esa gente.
—Yo tampoco —le dice el chico— Pero creo que podrás recuperar su confianza si entregamos ese sobre... aunque no sepamos qué tenga.
—Claro —le dice la chica.
—Pareciera que tú sólo estas interesada en eso ¿verdad? —le pregunta Román.
—¿A qué te refieres? —le pregunta ella.
—Es sólo, que estás viajando con nosotros sólo para limpiar tu nombre —le dice Román— No tanto por aventura.
—¿Porque más viajaría con ustedes?— le pregunta Miranda.
—Bueno —le dice el chico— No lo sé, te serviría para conocer mucha gente... y quién sabe, tal vez conozcas a alguien especial.
—¿Cómo quién? —decía la chica que ya estaba adivinando de lo que le hablaba Román.
—Pues... dijo Román algo tímido— A lo mejor llegas a enamorarte por allí.
—No creo —le dice la chica— Sabes, es algo complicado enamorarme.
—Pero tú una vez dijiste que te enamorabas fácilmente —le dijo Román.
—Es cierto —le dice la actriz— Pero ese es mi mayor error, siempre me enamoro de alguien que bien podría ser mi amigo, y si terminamos, ya no sería ni siquiera mi amigo.
—¿Y necesita ser famoso sobre todo? —le dice Román.
—Creo que si —le dice ella.
—Ese es el error de los artistas Miranda —le dice Román.
—¿Qué quieres decir? —le pregunta la chica.
—Por ejemplo, tú que estás enamorada de Robert Pattinson, no creo que te haga mucho caso porque ya tiene muchas seguidoras, y como él es famoso, no te tomaría mucho en cuenta, pero si te enamoras de alguien común y corriente, para esa persona seria lo más grande que le haya pasado y teniendo ese privilegio no lo perdería para nada, por eso te seria fiel.
—Interesante observación —le dice la chica— Me dejaste sorprendida, con ese talento, deberías tener muchas novias.
—No es un talento —le dice Román— Es sólo un pequeño razonamiento que cualquiera puede hacer, el talento lo tiene mi primo —le dice señalando a Oscar.
—¿Cómo que él tiene talento? —pregunta la actriz.
—No lo sé —le dice Román— Para él es tan fácil conseguir novia, que incluso sin proponérselo, lo logra, es una de las cosas que siempre le he envidiado.
—¿Pero te cae bien? —le dice ella.
—Claro —le dice el chico— Es un buen amigo, se porta bien conmigo, pero supongo que lo hace para quedar a mano, porque sabe que yo no tengo suerte con las chicas.
—¿Tú crees? —le dice ella.

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Saga de Román
AventureRomán, un chico que parece llevar una vida como la de cualquier chico de su edad, pronto descubre que quizá su vida no es tan normal. Fantasmas, terroristas, monstruos, reyes y científicos locos, toda una pléyade de villanos que a su par...