Román se levanta mientras es observado por el emperador, el chico toma uno de los trozos del rubí azul.
—Se acabó príncipe —le dice Huzzan— He ganado.
Los chicos, al ver que el rubí azul se ha roto corren hacia el chico y hacen una valla frente a él.
—Eso no les servirá de nada —les dice Huzzan.
El emperador usa su rubí rojo y acumula una gran cantidad de energía, rápidamente Román dice:
—Chicos, tomen uno de los trozos del rubí.
Rápidamente, Oscar, Julián, y Diana toman los otros 3 trozos del rubí, los 3 chicos, junto con Román, como si ya supieran lo que tienen que hacer, apuntan sus pedazos para retener el ataque del emperador, que ha lanzado una gran cantidad de energía, el viejo se da cuenta y les ayuda a resistir con energía que emana de su báculo, los 4 chicos y el viejo apenas y pueden resistir el tremendo poder del emperador. Cuando están a punto de ser vencidos, resulta que el Sol empieza a aparecer de nueva cuenta en el cielo iluminándolo todo, el emperador comienza a perder fuerzas.
—Es ahora o nunca —les dice Keel— Usen la energía vital de la que les hablé, concéntrense y ataquen con todo.
Los 4 chicos y el anciano gritan y el rubí azul vuelve a brillar, con ayuda de los poderes de Keel los 5 comienzan a imponerse contra Huzzan, finalmente Román grita con una voz distinta y algo fuerte:
—Por mi padre.
La ráfaga de energía azul logra imponerse sobre la roja, finalmente llega al rubí rojo destruyéndolo. Debido a esto el emperador pierde sus poderes, al ya no tener el rubí, se debilita y se convierte de nuevo en una momia que se vuelve polvo.
—Váyanse —les dice Keel a los chicos— Todo esto desaparecerá porque ya no tiene ningún poder que lo sustente.
—¿Pero qué va a pasar con usted? —le pregunta Román.
—Yo ya he cumplido mi misión —les dice— Ya me puedo ir.
Todo comienza a derrumbarse, todos los chicos salen corriendo y al final, Román voltea y ve a su mentor sonriendo:
—Gracias —alcanza a escuchar Román.
Los chicos salen de la zona arqueológica y llegan de nuevo al bosque, los chicos ven cómo la pirámide alta se derrumba y al final todo se lo traga la tierra, no queda ningún vestigio de lo que alguna vez hubo allí. Ahí acabó todo, los chicos observan el lugar donde alguna vez se levantaban los edificios prehispánicos y las pirámides, están felices porque ganaron, pero Román también está algo triste.
Oscar se acerca por detrás, pone su mano en la espalda del chico y le dice:
—Lo lograste.
—No —le responde su primo sonriendo— Lo logramos.
En eso vienen llegando el guía junto con otros hombres, algunos policías y varios curiosos que vieron la batalla.
—Lo vimos todo —les dice Rodrigo— Son muy valientes, es increíble, no sé, me quedé sin palabras.
—No es nada —les dice Oscar— No es la primera vez que hacemos esto.
—Y no sé por qué creo que no será la última —dice Román suspirando.
—Román —se oye desde el fondo— Julián.
—Esa voz —dicen los dos chicos— Es mamá.
La mujer pasa por entre la multitud, viene junto con el padre de los dos, llega y abraza a sus dos hijos.
—Yo también lo vi todo por la televisión, estamos muy orgullosos de ustedes dos.
—Gracias mamá —le dicen ambos chicos.
—No te creí cuando me dijiste que habías visto fantasmas en tu primera excursión— le dice su padre —Pero quizá sea cierto y lamentamos haber dudado de ti.
—Quizá como regalo te pagaré tu viaje a Los Ángeles que me pediste, aunque no por ahora —le dice su madre.
—Está bien, no te preocupes —le dice el chico— Aun así le voy a echar ganas en la escuela.
Diana se acerca a Julián y le pregunta:
—¿De qué están hablando?
—Es que mi mamá le dijo a Román que si él sacaba buenas calificaciones en la escuela le iba a pagar un viaje a Los Ángeles —le explica el chico.
—Oh, entiendo —le dice Diana mientras recuerda a su casi novio que se fue a esa ciudad.
—El problema es que no conocemos a nadie que viva en esa ciudad —le dice Julián— Así que quizá vaya a otro lado, creo que a Chicago, porque allá vive una vieja amiga de mi mamá.
—Yo también tengo ganas de salir —le dice la chica, pero Julián no sabe si lo dice de broma o no.
—Igual yo —les dice Oscar que llega por detrás de ambos chicos— Creo que nos merecemos un descanso después de salvar el mundo.
—Y lo tendrán —les dice José que también va llegando.
—¿Por qué? —le preguntan los chicos.
—Debido a todo lo que ha ocurrido, se suspendieron las clases por unos 2 meses, hasta que se reconstruya todo —les dice José.
—¿En serio? —mencionan los chicos.
—¿Vacaciones largas? —menciona Oscar emocionado.
Román, que ha escuchado esto, se acerca al grupo y dice:
—Al menos ya no necesito subir de calificaciones.
Los chicos ríen y Román y Diana, sin darse cuenta terminan abrazados.
Areli y Mariela están en otra parte, hablando con el ingeniero.
—Algo me decía que no deberíamos haber excavado aquí.
—¿Usted sabia sobre todo esto? —le preguntan las hermanas.
—No —les dice el ingeniero— Sólo fue un presentimiento, y creo que fue porque nadie debió de saber que existieron estas ruinas, por eso pasó todo y por eso ahora están perdidas para siempre, era un secreto que nadie debía conocer.
—Pero al menos pudimos verlas por última vez —menciona Areli.
Las chicas dejan al ingeniero y se unen al grupo de Román.
—No estuvo tan mal —le dice Mariela a Román.
—¿Pero te das cuenta de que casi perdemos? —le dice Areli.
—Pues para la otra vamos a entrenar —les dice Oscar.
—Eso sonó como si yo fuera un superhéroe —le dice Román.
—Pues casi eres uno —le dice Oscar— Y necesitas también un sobrenombre y un disfraz... ¿Qué tal Nazzuh?
—No gracias —le dice el chico.
—Vamos —le dice Oscar— Seria genial, como Los Vengadores, haríamos equipo todos nosotros.
—Yo creo que seriamos más como los Jóvenes Titanes, porque casi todos somos jóvenes —menciona Julián.
—¿Ves? —le dice Oscar— Tu hermano tiene iniciativa.
Román sólo sonríe. Los chicos siguen hablando de esto mientras caminan a casa.
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Saga de Román
AbenteuerRomán, un chico que parece llevar una vida como la de cualquier chico de su edad, pronto descubre que quizá su vida no es tan normal. Fantasmas, terroristas, monstruos, reyes y científicos locos, toda una pléyade de villanos que a su par...