Estrategia

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Amairany lee el mensaje escrito con letras recortadas del periódico:

"Se quien les hizo daño, se quién les robó el negocio, estos documentos lo prueban, son sólo copias, yo poseo lo originales no le digan nada de esto a nadie"

—Yo no sé si creer esto —dice Amairany— ¿Qué tal si es una mentira?

—Es que esto dice que los que nos robaron el negocio fueron los dueños de los otros 3 negocios —dice el padre— Y si resulta ser cierto, con esto podremos demandarlos.

—Pero el problema es que son sólo copias —dice la madre— Necesitamos los originales, pero sobretodo, saber quién nos envió el mensaje.

—Tengo una idea para descubrirlo —dice Amairany.

En casa Román recuerda cómo pacientemente recortó letras de periódico y las pegó en una hoja, cómo fotocopió los documentos lejos de ahí para evitar sospechas y dejó el sobre en casa de Amairany en la madrugada.

"Si hubiera escrito el mensaje a mano me hubieran descubierto al analizar la caligrafía" piensa el chico "Y si lo hubiera hecho a computadora, imprimirlo en un café internet hubiera sido contraproducente"

Días después...

Román recibe de nuevo una llamada.

—Soy yo, Amairany.

—¿Todo está bien? —pregunta el chico.

—Dejaron un mensaje en mi casa —dice la chica— Ven a verlo.

—Allá voy —dice el chico.

Román va camino a casa de su novia, mientras llega allí piensa:

"¿Por qué me mostraría los documentos si le dije que no se los mostrara a nadie?"

Román llega y saluda a su novia, ella la invita a pasar, sus padres no están, la chica le dice:

—Dejaron este sobre ayer en la noche.

"Es el sobre que les dejé hace 4 días" piensa Román y sigue actuando como si nada.

—¿Qué tiene adentro? —pregunta Román.

—Fotocopias de documentos —dice la chica— Y un mensaje con letras de periódico:

El chico lee el mensaje del periódico, que él mismo hizo y envió, pero no dice nada, después de analizar los documentos, el chico dice:

—Por lo que veo, fueron los otros negocios los que robaron el tuyo.

—Si —dice Amairany— Y hay otro mensaje aquí.

"¿Otro?" piensa el chico extrañado "Yo sólo mande uno"

La chica saca del sobre otro mensaje escrito con periódico en el que se lee: "El 28 les enviaré los originales"

Román, sin reaccionar dice:

—El tipo enviará los originales, ¿Por qué no lo hizo ya?

—No sabemos —dice la chica— Pero lo hará, los necesitamos para meter la demanda en caso de que lo haga.

—Entiendo —dice Román.

En casa, Román analiza la situación:

"Esa hoja con el mensaje que dice que enviara los originales el 28, sin duda alguna la hicieron ellos ¿pero porque?"

Y analizando dice:

"Ella debió poner ese mensaje para descubrir quién mandó el sobre, es decir quizá no soy el único al que le muestra el sobre, así lo hace con todo mundo, si el posible autor del envío reconoce el sobre y reconoce que ese mensaje originalmente no estaba, él reaccionará y entonces ellos podrían descubrir a algún sospechoso, probablemente se los pudo haber mostrado también a los tipos del internet, sin saber que son ellos los culpables, y ellos, disimularon bien igual que yo"

"No está mal Amairany, eres muy inteligente" piensa Román "El problema es que voy a tener que enviarles los originales, y aunque de todos modos sí lo iba a hacer, creo que me estarán tendiendo una trampa, porque me emboscarán cuando lo haga"

"Y algo más" piensa Román "Eso también demuestra que Amairany no confía en nadie, ni siquiera en mí"

En el negocio donde Román encontró el sobre, está Gustavo revolviendo todo el local en busca de los documentos, pero no los encuentra, entonces se desespera.

—No puede ser —dice el dueño exaltado— No están.

Marca un número y le avisa a un dueño de otro internet que participó en la conspiración diciéndole:

—Octavio, no están los documentos.

—¿Cómo que no están? —pregunta Octavio

—No lo sé —dice Gustavo— Desaparecieron.

—No pueden desaparecer —dice Octavio— Tienes que encontrarlos, avísale a Alfredo.

—Ok —dice y cuelga, entonces le marca a Alfredo y le dice:

—No están los documentos, ya sabes cuales.

—Tranquilo —le dice Alfredo— Sé dónde están.

—¿Dónde? —pregunta Gustavo.

—La hija de los dueños del internet que robamos los tiene —le dice Alfredo— Ella me mostró las copias como para descubrir quién les mandó los documentos, pero no dije nada para que no sospechara.

—¿Y qué haremos? —pregunta Gustavo.

—Parece que les enviaran los documentos originales en la mañana del 28 —dice— Y atacaremos allí.

En casa de Román...

—¿Cómo haré para enviar los originales sin ser descubierto? —murmura Román.

El chico guarda silencio y dice:

—Esto me costará trabajo.

Días después...

Román está en casa solo, está hablando en voz baja tratando de encontrar la manera de enviar el sobre

—Los padres de Amairany ya pusieron cámaras dentro y fuera, quizá tenga que ir disfrazado —murmura el chico.

Entonces piensa un poco y dice:

—...O quizá tenga que cortar la luz.

El chico al final dice:

—Bien, ya sé lo que voy a hacer, pero será arriesgado.

Saga de RománDonde viven las historias. Descúbrelo ahora