Amar... no podemos decidir quién es la persona la cual se ganará nuestro corazón, aunque creas tener el control. Cuando se trata de querer, no importara nada, romperán las barreras de clase social, religión, físico.
Esas fueron las palabras de la profesora de ética cuando un alumno le preguntó qué era lo que ella consideraba "amor". Para muchos era la típica chorrada que te venden en las novelas de amor, pero a Freddy, por primera vez en su vida, le dejó pensando. A pesar de que antes se había creído enamorado de algunas viejas compañeras, jamás había experimentado una maravillosa historia de amor por su especial situación.
Pero por el momento no importa, lo único relevante es que tiene que hacer un ensayo con su mejor amigo y está emocionado por sus avances. Con el tiempo han logrado congeniar y, aparte de las cuestiones de banda, hablaban de sus gustos o sobre ellos y su día a día.
—Entonces lo vi acercándose de a poco con arma en mano y sin pensarlo ¡Solté una patada! —Iba contando Bonnie mientras caminaba de regreso a casa por primera vez junto al castaño, quien sólo lo escuchaba con una sonrisa divertida—. Y esa fue la primera vez que visite al dentista.
—Eres un desastre —mencionó el de ojos azules riéndose.
—Pues claro, por algo me llaman ¡El destructor! —exclamó emocionado, sacando el pecho y presumiendo los inexistentes músculos de sus brazos. Su acompañante soltó una carcajada.
Finalmente se detuvieron en un cruce, donde sus destinos se separaban.
—Voy por allá —apuntó a la derecha.
—Yo por allá —Freddy señaló recto.
—Entonces nos vemos. —Se despidió el más bajo alejándose de su amigo, Freddy retomó su rumbo en dirección a su hogar. Una vez llegó, soltó un suspiro, tantas emociones en tan poco tiempo le cansaban, sin duda entrar a esta escuela le traería un porvenir más ajetreado.
—Ya llegué —avisó ingresando a su hogar, dejando su mochila tirada en el piso de la sala y lanzándose a uno de los sofás. Del piso de arriba comenzó a bajar una mujer de pelo castaño y dóciles ojos ámbar.
—Hola, mi pequeño —saludó la mayor, acercándose al chico y sentándose a su lado. Una sonrisa apareció en el rostro de Freddy, dejando de lado la fatiga, se inclinó para darle un beso en la mejilla.
—Lamento llegar tarde, me quede platicando con un amigo —explicó a su progenitora, quien rió dulcemente.
—No te preocupes, muchachito, que diez minutos más tarde no me matarán de angustia. Eso mejor utilízalo cuando llegues a las dos de la madrugada y borracho —bromeó, ahora quien soltó una risa fue el menor.
—¿Qué vamos a comer hoy?
—Espagueti.
—¡Aún lado, perra, esta es mi hora! —exclamó Fred para, enseguida, tomar el control, con su mirada brillante de ilusión. El de ojos azules solamente negó, encogiéndose de hombros.
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Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)
FanfictionA veces la ayuda viene de los lugares más inesperadamente extraños. Al inicio solamente quería hacerle un favor a un "amigo" enseñándole sus conocimientos con la guitarra, pero conforme fue pasando el tiempo y gracias a su inesperada ayuda, su relac...