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Finalmente había llegado a la residencia Fazbear, planeaba pasar toda la tarde con su amigo mientras la madre de este iba a su turno en el hospital, con una de sus manos cargaba una bolsa de mandado, mientras que con la otra presionaba el botón del timbre. Cuando la puerta fue abierta, la triste imagen de una mujer demacrada fue lo primero que vio; la castaña le sonrió con amabilidad y le invitó a pasar, no pudo evitar sentirse mal, aunque se notaban sus esfuerzos por mantener la compostura, la madre alegre, dulce y animada parecía un recuerdo lejano.

—Traje esto —mencionó entregando la bolsa.

La mayor balbuceó un agradecimiento, tomando la ofrenda y llevándola a la cocina, con los ojos de Bonnie pagados a su espalda.

—Freddy está durmiendo, yo ya me voy, por favor te lo encargo —le dijo abrazándolo, antes de dirigirse a la salida, llevando su bolsa consigo. Cuando se fue, corrió al piso de arriba y abrió despacio la puerta de la habitación del castaño.

Una sonrisa traviesa iluminó su rostro cuando lo vio acostado y cubierto por sus mantas. Sin dudarlo, corrió hacia él y se lanzó a la cama. Con un grito agudo, el chico se despertó asustado, parpadeando en un intento de acostumbrarse a la luz, al distinguir el cabello morado de su amigo, que permanecía encima de él con un rostro de infantil victoria, frunció el ceño.

—Algún día harás que me dé un infarto.

—Levántate, feo durmiente, vamos a desayunar y luego perdamos la tarde del sábado haciendo nada —ordenó quitándose de encima.

—A veces pienso que sólo me buscas por la comida —acusó con burla.

—Puede que no te equivoques —respondió con osadía.

—¿Askiusmi? —bramó indignado, llevando una mano a su pecho—. ¿Sabes qué? Estoy harto de tu actitud, ¡lo nuestro se acabó!

Ante sus palabras, Bonnie frunció el ceño con notorio enojo—. ¡Pues bien! –exclamó dirigiéndose a la salida.

—¡Bien!

—¡Bien!

—¡Bien! —gritaron al mismo tiempo.

Fred miraba la escena sin saber que decir, bastante sacado de onda, eso hasta que escuchó la puerta ser tocada.

—¿Quién es? —preguntó el castaño.

—Soy yo —susurró Bonnie, abriendo un poco y asomándose.

—¿Qué vienes a buscar?

—A ti~ —respondió entrando.

—Ya es tarde —dijo desviando la mirada.

—¿Por qué? —inquirió acercándose a la cama.

—Porque ahora soy yo el que quiere estar sin ti; por eso vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa y pega la vuelta.

—Jamás te pude comprender ­—cantó tomando su mano.

—Vete, olvida mis ojos, mis manos, mis labios, que no te desean —continuó, apartando su mano.

—Estás mintiendo ya lo sé. ­—Intentó tomarlo del rostro, pero el chico quitó su cabeza.

—¡Vete, olvida que existo, que me conociste y no te sorprendas! Olvídate todo que tú para eso... tienes experiencia.

Ambos se quedaron unos momentos sin decir nada, Freddy mirando a otro lado y Bonnie con la cabeza agachada, Fred fue el primero en estallar en carcajadas.

Idiotas ­—dijo entre risas, seguido del de ojos cielo y luego del más bajo.

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora