Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)

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En el gimnasio todo era un caos, con gente corriendo de un lado a otro preparando todo para su obra, que empezaría en poco menos de una hora. El moreno se encontraba en los vestuarios terminando de arreglarse, muy motivado no estaba, pero no le quedaba de otra, eso valía lo que restaba de su nota y de pura asistencia sólo ganaba el cuarenta por ciento de su calificación, así que...

—Freddy~ —canturreó su amigo de ojos rojos, abrazándolo por el cuello y mirándolo—. Te ves muy cursi.

—Tú eres tan enano como para imponer miedo —atacó con irritación

—Puede ser. —Bonnie permanecía enérgico, contrastando el humor de su compañero—. ¿Listo para el show?

—Claro, estoy tan motivado, hurra —habló sin emoción, rodando los ojos.

—Tan joven y ya amargándote, no te quiero imaginar de viejo —bromeó, tomándolo de las mejillas para jalarlas.

—Suelta —pidió adolorido—. Yo prefería trabajar en los escenarios —contestó dándole un manotazo.

—Vamos, estarás bien de príncipe —animó tratando de sonar sincero, pero la risa le ganó, por lo que se empezó a carcajear.

—Eres un gran hijo de la...

—¡Chicos! Ya salgan —avisó Foxy desde la entrada, él vestía ropa que simulaba ser de aldeano.

—¡Ya vamos! —respondieron tomando su ropa para guardarla en las taquillas que habían en el sitio.

. . .

Golden se encontraba sentado en una de las tantas sillas del auditorio para que se pudiera ver la obra, sólo quería ver a sus amigos en acción. Había permanecido pendiente de su celular, pero sintió una mano posada en su hombro, atrayendo su atención en una bella joven rubia de ojos claros, la cual se notaba tan alegre como siempre.

—Hola, hace tiempo que no hablamos —saludó mirándolo con ternura.

—¡Joy! Veo que también pudiste venir —comentó casual, guardando su móvil.

–Nuestro maestro nos dio permiso, ya presentamos los exámenes —explicó—. ¿Qué tal todo por allá? ¿Cómo van las cosas con el abuelo? —indagó con notoria preocupación.

—Lo importante es que tenemos salud —balbuceó nervioso, desviando su rostro. Al hacerlo notó a un par de albinas sentadas a su otro lado, las miró curioso, sobre todo porque ambas llevaban consigo varias golosinas y un par de refrescos, como si fuesen al cine, se les notaba bastante emocionadas para ser solo una obra de estudiantes.

—¿Entonces qué te parece? —Al regresar su atención a su prima, se sintió perdido, por estar prestando atención al par de hermanas, no escuchó lo que le decían.

—Este... sí, claro —contestó con cierta vergüenza, los ojos de la rubia se iluminaron.

—¡Genial! ¡Entonces el sábado nos vemos en el centro! —Golden sonrió aliviado, solamente acordó quedar con ella para salir de compras, le acarició la cabeza con afecto.

Pudo notar a los amigos de su prima, y sus enemigos, acercarse y sentarse a su lado, él aprovechó para volver a ver a las albinas, que comentaban entre sí sobre esa obra y que estaba basada en hechos reales y algo sobre el diseño de los trajes.

—Ah, las famosas Mai y Puppet —pensó para sí mismo, recordando las cosas que Chica le contó sobre el par de chifladas, pero amistosas gemelas. La albina de cabello largo notó la insistente mirada del chico en ellas, por lo que le encaró con una sonrisa.

—¿Quieres? —preguntó ofreciéndole palomitas, se exaltó un poco por ello, definitivamente no era bueno con eso de la discreción, negó—. ¿Seguro? —Insistió con un tono cantarín, provocando que Golden sonriera apenado.

—B... bueno, sólo un poco.