—¿Freddy? —llamó su madre, quien se había encerrado en el baño desde esa mañana, el chico simplemente se veía a sí mismo en el espejo con una expresión exhausta, ese día no había sido muy acogedor. Ya habían pasado dos días desde noche buena y desde ese entonces sólo obtenía miradas y comentarios un tanto "hirientes" por parte de la mujer de su tío.
Sinceramente no le afectaba tanto sus absurdas palabras llenas de veneno, lo que le dolía era que esa mentalidad cerrada, en la que los hombres deben ser "machos" y las mujeres "femeninas", podía ser una actitud que adoptará el resto de su familia, incluso su madre. Eso le aterraba, esa seguridad que creía haber ganado comenzaba a ser dudosa, ¿cómo le explicaría a su progenitora que le gustaba un chico?, ¿qué reacción tendría?
Esa mujer era su mundo, su razón de seguir adelante, quién le ha ayudado a ponerse de pie en miles de ocasiones, su ángel, su todo. Temía decepcionar a su madre, que lo odiara o le despreciara, que no fuera lo que ella esperaba, que no quisiera saber más de él, que lo dejara solo. Lo ocurrido con su abuela sólo había logrado que la comunicación entre ambos se oxidará, es por ese distanciamiento que comenzó a convivir más con Bonnie, llegando a descubrir muchas facetas en él que le atraían tanto, la más relevante, en el encontró un consuelo, un apoyo.
Pensar todo aquello no le hacía bien, la prueba de ello eran las amargas lágrimas que escapaban de sus ojos, estas impactaron contra el lavabo del baño; nuevamente se sentía solo, que no había nadie con quien contar. ¿Cómo podía consultar a Bonnie en una situación que, sin querer, él provocó?
—Freddy —insistió Martha Fazbear, un poco frustrada por no saber qué ocurría con su hijo—. Si pasa algo sabes que puedes decírmelo, estoy preocupada por ti. —Sus palabras sólo provocaron que el menor cubriera con una mano su boca, tratando de ahogar los sollozos.
Fred le miraba con impotencia, temía que al abrir la boca soltara cosas que sólo empeorarán la situación, comenzaba desesperarse por no poder hacer nada para dejar de ver al chico tan destrozado y sin consuelo.
—Necesito estar solo —pidió, tratando de que su voz entrecortada no se notara tanto, no fue muy efectivo y por eso se maldijo.
—E... ¿Estás llorando? —preguntó la mayor sorprendida, su hijo no era de llorar sólo por unos comentarios tontos y miradas feas.
—Q... que va —respondió limpiando aquellas lágrimas que seguían saliendo, despegando sus ojos del espejo-armario por unos momentos, antes de abrir este y buscar la pasta dental, se supone que iba a lavarse los dientes. Había varias cosas dentro de este: rasuradoras, cremas, tijeras, jabones y algunos productos para maquillarse—. A menos que vaya a alguna fiesta, casi no veo a mamá ponerse —pensó tomando unos polvos.
—Está bien... apúrate, ya es tarde y no quiero que te desveles —le pidió sin abandonar aquel preocupado tono de voz, el chico sonrió triste.
—No te preocupes, ya voy a salir —contestó antes de volver a observarse en el espejo, revisando cada una de sus facciones; unos cabellos largos, castaños y maltratados, solía hacerse pequeñas coletas con tal de que no le estorbaran a la hora de realizar sus actividades diaria, su piel morena clara y suave como las nalgas de un bebe, ojos claros y azules, estos se bañaban en dudas, temores e inseguridades, ni siquiera él entendía porqué de tanto miedo. Suspiró cansado, abriendo el grifo para echarse agua a la cara.
Quería confiar en que su madre lo entendería y no se decepcionara de él, que no era homofóbica o que, por lo menos, supiera respetar sus gustos; pero cada que se armaba de valor para levantarse y plantarle cara, decirle en voz alta y con la frente en alto: "Me gusta Bonnie", muchas ideas de ella despreciandolo hacían que se echara para a atrás. ¿Qué haría si fuese el caso? Si lo corriera de su casa, ¿a dónde iría? No quería terminar como Golden aquella ocasión que se salió de su casa, tardaron tres días en convencerlo de que arreglara las cosas con su padre.
—Y esa semana estuvo en la más grande miseria —pensó mientras cerraba el grifo, recordando el sucio rostro del chico con esa expresión digna de un loco, aquel cabello rubio marca pantene todo enmarañado y opaco, su ropa vieja y apestosa. Freddy era flojo, demasiado a decir verdad, aquello provocaba que diera una imagen desaliñada, imaginarse en una situación como la que vivió Golden por esa semana era algo que no deseaba.
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Cuando buscas imágenes del bebo Freddy y te aparecen de Frennie...
OkamiDan: Vine buscando cobre y encontré oro.jpg
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Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)
FanfictionA veces la ayuda viene de los lugares más inesperadamente extraños. Al inicio solamente quería hacerle un favor a un "amigo" enseñándole sus conocimientos con la guitarra, pero conforme fue pasando el tiempo y gracias a su inesperada ayuda, su relac...