El concurso de primavera llegaba, la mayoría de los concursantes se encontraban ansiosos por ello, contando cada minuto restante, impacientes y a la vez asustados de que llegara el momento, estremeciendo todo su ser y sus preciadas horas de sueño. Admitía también estar algo emocionado, pero de una forma no tan exagerada, aún si esa era su primera presentación, ya conocemos a Bonnie, difícilmente algo perturba su calma.
Miró la hora en su celular, cuarto para las doce, pronto debía regresar a casa, seguro que su "padre" ya se había largado al trabajo, se levantó de la banqueta donde estaba sentado y se dirigió a su "hogar". Desgraciadamente, la suerte no estaba de su lado esa noche, parece que alguien tiene noche libre, agréguele un aparente estado de ebriedad. Tomó una gran bocanada de aire y con sigilo trató de escabullirse hasta su cuarto, intentando no llamar la atención.
—¿Theodoro? —escuchó que lo llamaban, esa voz rasposa y sin vida, de una acabada y sumisa mujer de cabello rosado y piel bronceada, quien miraba al chico al pie de la escalera. Su madre.
—Me cago en tus muertos —masculló malhumorado, corriendo las escaleras para poder encerrarse en su cuarto.
¿De qué servía? Se preguntó, estaban tan en la mierda que las puertas no tenían seguro, quizás sólo fue la adrenalina del momento o el querer acostarse luego de la tremenda paliza que le están por dar. Observó el piso por unos minutos que parecieron eternos, al menos hasta que llegó su progenitor, apestando la habitación con tequila barato y mala paternidad.
Una sonrisa irónica se formó en el menor, al final si siente algo por él: asco, repulsión, odio, vergüenza, pena.
—¿Qué horas son estas de llegar?
—Siempre he llegado a estas horas, más bien. ¿Qué haces tú aquí? —cuestionó, sentándose en el borde de la cama. Han sido dieciséis años viviendo con ese hombre, ni siquiera intentará evitar que se enoje, al parecer su sola existencia ya es motivo suficiente para recibir terribles palizas.
Una fría mirada, entrecerrando sus ojos violetas, llevando una de sus manos a su pantalón para sacarse el cinturón, objeto con el que sacaría todas sus frustraciones en la vida, su propio autodesprecio. Poco antes de comenzar esa tortura para el menor, vió algo que captó su atención, un poco escondido entre las sábanas. Se preguntó porqué no lo notó antes, el contraste con la habitación era mucho, todo estaba lleno de colores opacos y sin vida, luego estaba eso, con tonalidades brillantes que chocaban con el ambiente del lugar.
Bonnie se extrañó por eso. ¿Qué podía tener tan entretenido al imbécil? Volteó a ver en la misma dirección que su padre, más que nada por curiosidad, su rostro empalideció al notar aquel bonito peluche que Freddy le regaló, iba tan apurado en la mañana que se olvidó de esconderlo. No dudó en ir y tomarlo, tratando de ocultarlo tras él, era en vano, todo se había jodido.
—¿Qué es eso? ¿De donde lo sacaste?
No contestó, sus ojos estaban clavados en el piso, aferrando sus dedos al conejito, ahora si estaba temblando.
. . .
Las pocas cosas que habían en la habitación yacían tiradas en el piso, algunas rotas y despedazadas, en medio de todo estaba él, sentado en el piso con la cabeza escondida entre sus rodillas, recargado en su cama. En sus manos sostenía aquel muñeco.
La escena se repetía una y otra vez en su cabeza: Ambos forcejeando por tener al animalito, tanto que terminaron tirando varias cosas de la habitación, incluidos algunos muebles. Irónico, jamás intentó defenderse de los ataques de su padre, era tan inmune a los golpes que estos ya no le dolían, sin embargo ahí estaba, peleando por un estúpido peluche. Usó todas sus fuerzas en quitárselo, olvidando un pequeño e insignificante detalle, los juguetes pueden llegar a ser muy frágiles. Lo recordó cuando chocó contra el piso, con el cuerpo entre las manos, la cabeza la tenía el mayor.
El silencio que hubo, donde sólo miraba incrédulo los restos de lo que alguna vez fue su primer peluche.
—William, te llaman —avisó la mujer de la casa, ganando un suspiro cansado de su marido, lanzó la cabeza a su hijo, quien la tomó con sus manos temblorosas.
"– Feliz cumpleaños, no es la gran cosa, pero espero y te guste..."
Escuchó como ese bastardo anunciaba su partida, como la tarada lo despedía y como la casa se sumía en el silencio. Ni él sabe lo que pasó en ese momento, apenas recuerda cómo reprimió un alarido de frustración mordiendo su labio, pero su rabia no podía ser aplacada. Sus pensamientos estaban cegados por el odio, por la ira del recuerdo, pensando en lo frustrante que era vivir de esa forma, sin un momento de paz.
También tiene un vago recuerdo de su madre intentando hablar con él, pero ese fue el momento de explotar, gritándole... algo... probablemente la insultó, sí, seguramente. No estaba en sus cinco sentidos, pero estaba seguro de que se controló bastante, al menos de las que eran sus verdaderas intenciones.
Una amarga risa se escapó de sus labios, haciendo berrinche por un muñeco, no se reconocía. Miró a lo lejos su mochila, todo el contenido estaba esparcido, entre tantos cuadernos y hojas sueltas logró visualizar su celular. Se acercó gateando, cuando tuvo al móvil en mano lo primero que hizo fue buscar el contacto del castaño, pensó en llamarlo, lo descartó, luego trató de escribir un mensaje, cada uno de ellos los borraba.
—Soy demasiado idiota como para pedir ayuda —pensó mirando un simple "Ayúdame", finalmente lo eliminó, después de eso dejó su celular a un lado y se escondió entre sus piernas. Realmente quería un abrazo.
¿Ves? No era tan difícil perturbar tus ánimos, cariño.
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Yo soy otra más de las miles de adolescentes que tuvo un crush por Danny Fenton, mientras más pasan los años, esto se vuelve más fuerte, arh~, es que enserio, ¡es perfecto!, ya sea el corriente pero simpático adolescente o el fantasma to' bueno <3. Me siento re pedófila.
En fin, dejando de lado mis platónicos 2D, me dio un paja terrible el terminar de editar esta capítulo, pero al final me dejo satisfecha (Milagro del señor), estoy segura que fue por sus ánimos y palabras bonitas del otro capítulo, ¿alguna vez he dicho que los amo?
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Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)
FanfictionA veces la ayuda viene de los lugares más inesperadamente extraños. Al inicio solamente quería hacerle un favor a un "amigo" enseñándole sus conocimientos con la guitarra, pero conforme fue pasando el tiempo y gracias a su inesperada ayuda, su relac...