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Cuando llegó al parque Freddy ya lo estaba esperando, era la primera vez que eso pasaba, pero ese hecho no parecía importante para el castaño, quien sólo lo saludó con alegría. Hubiese querido corresponder con el mismo entusiasmo, pero no tenía energías ni para fingir buen humor.

—Sinceramente, me esperaba más ánimos hoy —murmuró confundido, el mayor le miró con algo de culpa antes de sacar de su mochila el peluche roto, hizo lo posible por evitar ver el rostro sorprendido del chico.

No dijo nada, no porque no quisiera, las palabras estaban atrapadas en su garganta y no hallaba las adecuadas, la frustración que tenía desde la noche anterior no ayudaba en nada. Ese muñeco era algo que Freddy se esmeró en conseguir y por un descuido suyo todo se fue a la basura.

—¿Qué te pasó? —preguntó preocupado, pareciera que le restó importancia a lo del conejo, pues inmediatamente tomó su mano para revisar, esta se encontraba vendada.

—Me lastimé cuando movía un mueble, no es nada —respondió en un susurro. Era una verdad a medias, entre tanto forcejeo terminó rompiendo su cajonera, la cual ya estaba muy gastada, y se encajó algunas astillas. Ni él entiende de dónde es que salió tan bestial fuerza para luchar contra su padre. La desconfiada mirada del castaño le provocó cierto enojo—. ¡Ni siquiera lo pienses! —gritó, para desconcierto del otro—. ¡Hemos estado ensayando por meses como para que ahora digan que no puedo tocar!

—N... no, yo... —balbuceó algo desorientado, era la primera vez que Bonnie alzaba tanto la voz y se sentía un poco intimidado por ello. ¿Era tan pesado? Casi al instante, la incredulidad iluminó el rostro del mayor, seguida de una de arrepentimiento.

—Perdón, no te quise... —Comenzó a decir regresando la vista al piso—. Desde anoche que estoy algo tenso y... no me quise desquitar contigo, perdón.

La forma en la que habló, tan arrepentido, diciendo tantas excusas a su comportamiento, buscando que le perdone por su error... no se reconocía a sí mismo.

Hubo un muy corto silencio entre los dos, antes de que el castaño volviera a tomar su mano y, con extremo cuidado, retiró la venda, revelando la herida roja e hinchada, con varias marcas que eran de las astillas.

—¿Qué hiciste para que quedara así? —cuestionó estupefacto, sin entender cómo "mover un mueble" te puede llevar a tal situación. No esperó a una respuesta, acercó la mano contraria a su rostro y empezó a depositar algunos besos en esta, antes de que fuera retirada bruscamente.

—¿Qué haces? —preguntó sorprendido, el castaño se encogió de hombros despreocupado.

—Mi mamá me daba besos en mis heridas cuando era pequeño, perdón si te incomode —contestó, la verdad es que lo hizo sin pensar—. Tranquilo, todos tenemos derecho a estar de mal humor de vez en cuando, aunque... —sonrió nervioso— lo ideal sería que no te desquites con otros, lo aprendí a las malas.

—Sí... —musitó, correspondiendo el gesto—. Freddy...

—¿Dime? —Nuevamente, Bonnie desvió el rostro evitando el contacto visual, sólo que esta vez lo hacía con otro objetivo, el moreno se confundió ante esto, notando la forma en que su amigo se acariciaba la herida con su otra mano.

Pese a ser un rotundo asco en eso de entender indirectas, y no es exageración, esta vez no tardó en captar el mensaje, volviendo a tomarla y depositando besos y caricias. Bonnie se encontraba con el ceño fruncido y las mejillas rojas a más no poder, de verdad, no se reconoce, nunca se imagino disfrutando de un gesto tan... ¿cariñoso?

—¡Ja, gays!

—¡Eak!

Ambos voltearon a ver a la entrada del parque, el mencionado Eak y Towntrap estaban pasando por ahí, seguramente se dirigían a la escuela, el mayor regañaba al latino por haber hecho ese comentario y arruinarles la atmósfera a los chicos, quienes se observaron de reojo antes de reír algo avergonzados.

—Mejor vamos yendo, ¿si? —sugirió Bonnie antes de emprender rumbo a la High School, parecía algo apenado, pero ahora tenía de vuelta su típica sonrisa despreocupada, pese a que su humor aún estaba decaído. Freddy observó el peluche que aún seguía en sus manos.

Aunque no del todo, sus palabras le hicieron sentir un poco mejor y le sacaron una pequeña sonrisa, pero no estaba muy de humor en esos momentos.

Ten cuidado —avisó Fred antes de que comenzaran a seguir al mayor—. Me preocupa la reacción que acaba de tener, no es normal en él —mencionó sin apartar los ojos de Bonnie, el cual ya estaba varios metros lejos de ellos.

—Ni me lo digas —musitó.

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–Vomitando arcoíris–. Tanta cursilería no es buena para mi páncreas (?

Si yo fuera la protagonista de «Thirty reason why», le hubiese mandado las cintas a mis 12 pinches maestros... no, al de trompeta no, mejor esa se la envió al PUTO gaypad (Más o menos público los miércoles en la noche, jueves en la madrugada en España, pero ayer se puso de marica, como no, y no me dejaba entrar a borradores, joputa), la última se la envió a mi yo del pasado y diría algo así como:

Che pendeja, déjate de esa mamada de la "auto superación" y mejor metete a un puñetero bachillerato que luego te arrepentís y te andas quejando como la pelotuda que eres, igual terminaras vendiendo tacos en una esquina o como cajera del oxxo.

En fin, todo sea por la OTP y las bellezas de lectores que tengo <3

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora