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Un día normal en la High School, porque es muy típico que uno de tus mejores amigos te secuestre de una divertida plática con Chica sobre los pato-gallinas. Que no se note la falta de acercamiento con la vida ordinaria de Golden, quien estaba junto a Freddy, ambos escondidos tras una pared espiando a una chica pelirroja con las puntas teñidas de naranja.

—¿Qué crees que le guste? ¿Rosas o petunias?—cuestionó el rubio, observando con dudas a la menor, luego regresó su vista a su compañero, quien sólo rodó los ojos sonriendo divertido. Lanzando un suspiro al aire, como no, se encaminó donde la chica y, ya estando a su lado, tocó su hombro para llamar su atención. La joven volteó a verle con una sonrisa plasmada en el rostro.

—¿Rosas o petunias?

—Flores de loto —respondió con un tono cantarín, ganando como respuesta un asentimiento del chico, antes de que diera media vuelta de regreso donde Golden—. ¿¡Entonces para cuando el Foddy!? —preguntó a gritos, ganando un gruñido del moreno.

—¡El día que dejes de emparejar a todo ser viviente y no viviente! —respondió, sacándole un mohín a la chaparrita.

—¿Y? —inquirió Golden cuando lo vio llegar a su lado, sus ojos brillaban con curiosidad y su rostro era similar al de un pequeño infante; aquello le dio cierta ternura a Freddy, ver a algún animatronico enamorado siempre era entretenido, actuaban el doble de idiotas de lo normal.

—Flores de loto —respondió sin más.

—¿Existen los ramos de eso? —susurró más para sí mismo, notoriamente desconcertado, el moreno se encogió de hombros.

—Quien sabe, igual, eres rico, no hay nada que no puedas tener, incluso podrías regalarle un desierto —contestó con indiferencia, el brillo que adquirieron los ojos del menor le dieron escalofríos.

—Oye, no es mala...

—No Goldie, no. —Le cortó al mismo tiempo que le miraba fulminante, el rubio simplemente sonrió nervioso.

—Sí... sólo era una broma... —murmuró incómodo, Freddy arqueó una ceja, sonriendo burlón—. ¡Por cierto tú y Bonnie! —exclamó de repente, cambiando de tema, aquello provocó que el mayor ladeara la cabeza con curiosidad—. He notado que últimamente han estado muy cercanos, ¿eh? —comentó sonriendo de forma sugerente.

—¿A qué viene eso? —balbuceó, ahora era su turno de ponerse nervioso, sus mejillas comenzaron a adquirir una leve tonalidad rojiza, cosa que sorprendió a Golden.

—Oh, dios... tú. —Comenzó a acercarse, mirándolo de forma atenta, poco después puso un rostro de entendimiento. Freddy tragó en seco, es verdad que tarde o temprano se terminarían enterando, pero eso no evitaba que le diera un poco de vergüenza.

—Está bien... es verdad... Me gusta Bonnie —susurró apenado, desviando el rostro con una sonrisilla culposa.

—¿¡Qué!? —gritó Golden con incredulidad, cosa que exaltó a su compañero—. ¡Creí que sólo tenías fiebre! ¡Ya estaba llamando a Jeffrey para llevarnos de urgencia a un hospital! —Ciertamente, tenía su celular en la mano, apunto de darle al botón de llamada.

—¿Hospital? ¿Por una fiebre?

—Empieza como simple fiebre, luego se hace más grave y finalmente avanza hasta el punto de hacerse mortal. —Explicó su lógica con seriedad, la cual se desmoronó cuando lo tomó entre sus brazos de forma protectora—. No puedo permitirme que algo les pase, tanto me costó encontrar amigos como para que ahora se mueran —musitó restregando su mejilla contra el pelo de su amigo, quien atinó a entrecerrar los ojos.

Golden era guapísimo, rico, lindo, caballeroso, atento, incluso generoso, pero eso no quitaba que también fuera un grandísimo imbécil y drama queen. De verdad que le hacía falta más acercamiento con la vida cotidiana, no podía entender cómo es que era un genio académico.

—Tranquilo, no tengo nada. —Tranquilizó, separándolo de él, Golden asintió un poco aliviado, aunque sin dejar de lado su teléfono por... si acaso. Hubo un breve silencio entre ambos antes de que una sonrisa picarona asomara en los labios del junior.

—Así que... Bonnie —tarareó divertido, provocando que el rostro del moreno se coloree de rojo—. Te lo tenía bien guardado, Fazbear.

—¡Ca... cállate! ¡A ti te gusta Abby! Estas igual o peor que yo. —Esta vez el rubio fue quien se puso rojo.

—¡Que no me gusta! Sólo somos amigos —exclamó frunciendo el ceño.

Claro y nosotros tenemos final. —Se mofó Fred.


Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora