Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)

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La escuela, también conocida como la cárcel de los estudiantes. Sinceramente, ¿a quién le gusta la escuela? Sólo asistimos porque es mejor que terminar bajo un puente, en prisión o prostituyendote por unos pesos.

—¿Deuz es el que da o el que recibe? —Se preguntó Bonnie en un susurro, Freddy solamente mordió su labio para evitar reír, estaban en clase de informática y mientras el profesor les hablaba de todo, menos de la materia, ellos se encontraban jugando gato en el cuaderno del más bajo.

—Gané —susurró Freddy, su contrario sólo hizo un puchero—. Yo creo que recibiría primero y luego daría —respondió con cierta diversión—. Vamos, es de mi estatura y yo sé que soy blanco fácil para los presos... Ni se diga Onnie, espero que no anden en cosas ilegales o su trasero va a ser como esas imágenes de donas.

—¿Donas?

—Esas imágenes donde está la hija con una dona con el hoyo pequeño y su mamá con el hoyo grande —explicó, su contrario asintió dibujando otro gato–. Oxy tal vez se salve.

—¿Por qué hablamos de esto?

—Tú sacaste el tema, pero creo que es porque es de lo que están debatiendo —apuntó a Chica y otros jóvenes que comentaban sus puntos de vista sobre el tema, mientras el resto de la clase los miraban aburridos y con ganas de que terminara la hora.

—¡Ustedes dos! —llamó el maestro, apuntandolos, ambos lo vieron tranquilos—. ¿De qué tanto hablan?

—Argumentamos que pasaría si unos pandilleros que conocemos van a prisión —explicó Freddy con serenidad.

—Bueno... está dentro de lo que hablamos —concluyó luego de pensarlo unos segundos, encogiéndose de hombros y volviendo a prestar atención en los que querían participar.

—¿Los Nightmare? —cuestionó Foxy que hasta ese momento lanzaba bolas de papel a quien sea. Ambos asintieron—. ¿Y?

—Adiós a la virginidad anal de Deuz y Onnie —respondieron ambos, sonriendo ampliamente, el pelirrojo los miró con una ceja en alto, antes de encogerse de hombros y volver a lo suyo.

—Gané —repitió Freddy, Bonnie frunció el ceño, ya era la quinta vez.

—¡Mejor juguemos ahorcado! —exclamó en un murmullo, recibiendo una mirada burlona.