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«Lo que tú sientes es amor, no amistad.»

¿¡Por qué tenía que decirle eso!? 

Llevó sus manos a su cabeza revolviendo su cabello, mientras rodaba encima de la cama hecho bolita y con una almohada amortiguando sus gritos desesperados. Si antes su mente era un caos, ahora era un Apocalipsis. No sólo por la verdadera naturaleza de sus sentimientos por Freddy, también por la confesión. Mentiría si dijera que lo dejó indiferente, ¡claro que no! Tampoco puede dejar de pensar en las palabras de Bon.

Freddy de vez en cuando observaba de reojo la pataleta de su amigo, digo, mientras vivieran juntos y compartieran habitación era inevitable ser testigo de estas situaciones. Bonnie había llegado con cara de haber visto un muerto, apenas saludó y dijo: "Voy a tener una crisis, no te preocupes", va media hora desde entonces. No se había molestado en preguntar, prefería dejarlo desahogarse y cuando estuviera calmado ya hablarían; mientras tanto continuó escribiendo en la pequeña libreta que tenía en sus manos, vigilando que el otro no se hiciera daño en medio de su "crisis".

Cuando finalmente Bonnie se calmó, sólo se mantuvo observando el techo del cuarto con una expresión indiferente, como si todo su escándalo no hubiese ocurrido. Al fin tenía un momento para pensar con la mente más despejada. Con respecto a Bon... nada más se podía hacer, le dijo lo que tuvo que decirle. No es su culpa que desarrollara esos sentimientos, ¿no lo era, verdad? Darle vueltas no serviría de nada, ya que ese era un tema zanjado. Decir que lo había considerado sería una mentira, no podía verlo como algo más que a su preciado amigo, darle alguna esperanza era una idiotez, dudaba mucho cambiar esa visión alguna vez. 

En lo que debería centrarse por ahora era en Freddy... pensarlo de esa forma lo hace sentir mal por Bon, honestamente.

Se incorporó lentamente, posando su mirada sobre el castaño que escribía concentrado en esa libreta, acción que le extrañó ya que no tenían tarea... que él recordara. Era la última semana de clases y esta se basaba en ir a recoger calificaciones y documentos, a lo mucho perder las clases hablando con los maestros o saldar cuentas, ese tipo de actividades eran la única excusa que tenían para que siguieran asistiendo. 

Se puso de pie, caminando hacia el castaño y abrazándolo mientras recargaba su cabeza encima de la de Freddy, quien no se inmutó.

—¿Qué tanto escribes?

Los movimientos de la pluma sobre la hoja de papel se detuvieron unos momentos. Aún sin despegar los ojos de su escrito, el chico respondió:

—Cuando tenía diez años empecé a tener problemas de memoria, solía olvidarme de muchos eventos importantes o de fechas, incluso olvidé mi propio cumpleaños. Eso me provocó muchos problemas, incluido la pérdida de la noción del tiempo, comencé a sentir que los meses pasaban demasiado rápido, un día estábamos en verano y al otro terminaba invierno.

—No sabía que tuvieras problemas de memoria.

—Por una parte pienso que viene de familia, mi abuelo tiene ese mismo problema, aunque él lo tuvo apenas hace un par de años. También creo que Fred tiene parte de la responsabilidad, cuando comenzó a robarme el control de cuerpo más seguido, y sin permiso, estoy seguro que tuvo un impacto en mi cabeza. No lo sé, ni siquiera he sido capaz de explicar el origen de nuestro trastorno o si es un trastorno para empezar. En general tengo problemas para recordar detalles pequeños y tengo que poner mucha atención cuando estudio para los exámenes, pero actualmente ya no afecta mi vida como en aquel entonces.

—Me alegra oírlo, no me imagino lo frustrante que debe ser el sentimiento de no recordar.

—Es una sensación horrible —sonríe amargamente—. Por eso me dediqué a escribir las cosas que hacía en este cuaderno, me ayudó mucho para superar ese problema; con sólo leerlo un poco cada noche, de a poco, esas lagunas fueron desapareciendo.

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora