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"Bésame"

Esa palabra retumbó una y otra vez en su cabeza, se repitió como si de un eco eterno se tratara, sus ojos estaban abiertos de par en par y, a pesar de que las palabras de su compañero habían sido claras como el agua, él era incapaz de entenderlas.

—¿Qué...?

Bonnie pareció salir de su ensoñación, dándose cuenta de lo que dijo. Comenzó a negar repetidamente con la cabeza—. ¡No de esa forma! —aclaró—. Me refería a esos que me dabas cuando me lastimaba o me sentía mal —explicó de forma precipitada mientras agitaba su mano frente a su cara.

—Oh, esos... —murmuró y luego suspiró aliviado, formando una sonrisa nerviosa—. Ya me habías asustado.

Bonnie no respondió nada, simplemente desvió el rostro mientras se levantaba, pues aún seguía encima de él, y se sentaba a su lado, aún en el piso. Freddy simplemente se acomodó para quedar frente a él, mirándolo unos cuantos segundos, pensando seriamente como debería de comenzar. Ese par de ocasiones en que lo había "besado" no lo había hecho muy "consciente" que digamos, había sido más un impulso, algo del momento. Se encogió de hombros al final, ¿por qué tenía que ser diferente ahora?

Colocó las palmas en sus mejillas, acariciando estas con el pulgar, cosa que comenzó a tranquilizarlo, provocando que cerrara sus ojos. Los abrió de nuevo cuando sintió unos labios en su cabeza, luego en su frente y al final en sus manos, específicamente en sus nudillos.A pesar de la vergüenza que estaba sintiendo en esos momentos, al igual que en las anteriores ocasiones, se sentía extrañamente motivado por aquella simple acción. Es algo que ya ha quedado demasiado claro, pero todas esas muestra de apreció o "talismanes de la buena suerte" nunca le fueron dadas por sus padres. El primer día de secundaria tuvo que conformarse con dos miserables dólares, una bolsa de mandado por mochila y arréglatelas como puedas.

Okey, a veces le quedaba muy claro porque estaba tan rencoroso con sus padres.

Terminó por dejar escapar un suspiro antes de tomar a Freddy por el hombro e inclinarse a depositar un suave beso en su mejilla, dejándolo congelado.

Se levantó como pudo y se dirigió a la puerta—. Si escuchas gritos... no te preocupes, es completamente normal —avisó antes de salir rápidamente, dando un portazo. Se recargó en la puerta por unos segundos mientras esperaba que el ardor en sus mejillas disminuyera, eso de ser impulsivo y hacer las cosas sin pensárselo dos veces era muy problemático en ocasiones.

¿Qué acaba de pasar? —preguntó Fred observando a Freddy, que estaba en una especie de shock, apenas podían procesar lo que había pasado. Esa escena había sido horriblemente dulce que hasta le provocó cuatro tipos de diabetes.

—¡No lo sé! ¡Pero me gustó! —chilló el castaño mientras su rostro se ponía totalmente rojo, no supo cómo hizo para controlarse hasta ese momento, colocó una mano en su rostro tratando de cubrir su vergüenza, mientras se incorporaba para ir a buscar su celular.

¿A quién le llamas cuando las cosas comienzan a tonarse terriblemente gays?

. . .

La rubia de puntas teñidas se encontraba sentada frente a su escritorio mientras escribía en su libreta, parecía muy concentrada en su tarea, escribiendo, leyendo, analizando y luego borrando, un proceso que se repetía constantemente.

—¿Por qué es tan difícil? Las novelas lo hacen ver todo tan fácil —se quejó mientras se frotaba la cara. Antes de que le diera un colapso, el timbre de su celular comenzó a sonar—. ¿Holo? —saludó mientras se recostaba en su cama boca arriba, pegando el aparato a su oreja y concentrando su mirada en el techo.

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora