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—¿¡Por qué!? —Se quejó Bonnie, mirando a Freddy con un puchero, este solo sonreía tenso, rascando su nuca con un aspecto apenado.

—Lo siento, pero mi tío recientemente se acaba de divorciar y le pidió a mi madre alojamiento para él y sus hijos. —Comenzó a explicar el castaño—. Tendré que darles mi cuarto y dormir con mamá, así que mucho espacio no tendremos.

—¡Pero tienes una tía solterona!

—Bonnie... ella vive al otro lado del país...

—¿En serio? —cuestionó extrañado, el castaño asintió en respuesta, ganando un suspiro del más bajo. No era su intención sonar como un berrinchudo o ser tan egoísta, pero realmente no quería quedarse en casa ese día. Freddy, la madre de éste y su casa eran su escape de la realidad, es por eso que prefirió darle la espalda al castaño, cruzando de brazos y colocando una expresión indignada.

—Por favor, no te enojes, te prometo que te recompensaré —le dijo tratando de que volteara a verle, fracasando rotundamente—. Bonnie... —suplicó, pasando uno de sus brazos por los hombros del chico, quien desvió el rostro, evitando ver al castaño—. Vamos, conejito~

—¿Cómo me llamaste? —preguntó sorprendido, aquello provocó que el castaño se pusiera nervioso y un pequeño rubor apareciera en sus mejillas.

—Eh... bueno yo... veras... eh, si... ya sabes... pues... ¡A la verga con esto! —gritó empujándolo y echándose a correr. Al principio estaba confundido, pero después de un rato dejó escapar una pequeña risa.

—Ya ni modos, haber si Fox me recibe en casa —se dijo así mismo, sin dejar de mirar por donde el castaño se había ido huyendo—. Um... admito que eso me gustó —susurró antes de dar media vuelta para ir donde el triangulista.

. . .

—Freddy, ¿qué pasa? —cuestionó la madre del cuestionado, mirándole con extrañeza, pues el joven había llegado corriendo y azotando la puerta, todos los presentes le miraban desconcertados.

—¡Nada, nada! —respondió sonriendo nervioso—. Por cierto ¿ya llegó? —preguntó con impaciencia.

—¿Te refieres a la cosa que pediste por internet? Por que si es así, aquí está —le respondió el pequeño Teddy, quien tenía en manos un paquete el cual entregó a su primo, quien lo aceptó sonriendo emocionado.

—Exactamente a esto me refiero —musitó mientras sonreía dulcemente, acariciando la caja, volteó a ver a su madre—. Voy a salir de nuevo. No tardo —avisó dirigiéndose nuevamente a la entrada, no sin antes revisar un pequeño calendario que había en la entrada, se fijó muy bien en la fecha.

16 de febrero.


—Extra—

Golden se encontraba en la cafetería, estaba esperando a sus amigos, los cuales otra vez estaban castigados por pelear con los Nightmare, algo que ya se había vuelto usual. Él sólo se dedicaba a mirar a la joven pelirroja desde su lugar, ella almorzaba alegremente mientras platicaba con sus amigos, de vez en cuando era abrazada por el de cabello rosa.

Gracias al cielo es gay...

—¡Creo que estoy viendo un severo caso de enamoramiento! —canturreó Mai. El rubio se exaltó, pues no había notado cuando la joven se sentó a su lado.

—Cuenta la leyenda que si te enamoras de la pelirroja de cuartos... —Ahora se asustó al notar a Puppet sentada a su otro lado, esta llevaba en manos una linterna—. ¡Serás friendzoneado!

—Uy, no quisiera estar en tu lugar —mencionó la albina de pelo largo.

—¡N... no estoy enamorado! —exclamó avergonzado, provocando que todos en la cafetería se giraran para verlo, incluyendo a la pelirroja, se encogió en su lugar.

—Quizás no, pero de que te gusta, amigo, te gusta. —Se burló la tomboy.

—C... cállate, ¿no tienes otra persona a quien molestar?

—Podría molestar a Loon, si, tienes razón —respondió incorporándose y dedicándole una pícara sonrisa—, pero aún no te salvas doradito.

—Eso temí —musitó desviando el rostro, topándose con la sonrisa de oreja a oreja de Mai.

—¿Y ya le has dicho? —preguntó con un tono inocente, provocando en el mayor un sonrojo.

—¡Que no me gusta! —gritó golpeando la mesa, otra vez ganando la atención de todos y provocando que volviera a encogerse en su lugar. La albina no se quedó tranquila, rápidamente se montó en la mesa, obteniendo la atención de todos, algunos observando con compasión al rubio que la acompañaba.

—¿A quién crees que engañas? Ella es lo que tú más quieres. —Comenzó a cantar—. Ocultarlo tratas, es hermoso lo que sientes.

—Mai, please —suplicó mientras cubría su rostro con una de sus manos.

—¡No lo disimules —negó con un dedo—, bien sabemos dónde está tu corazón~! —Hizo un ademán de apuntar a la pelirroja, quien miraba extrañada la escena; al darse cuenta, Golden no dudó ni un segundo en lanzarse hacia la chica, tirándola de la mesa. Todos hicieron una mueca de dolor ante eso.

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora