96 (Extra)

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Descargo de responsabilidad: La historia que están por leer fue escrita por Jorge Bucay.«El elefante encadenado»

Página: http://www.miriamortiz.es/TEXTOS/VElefanteEncadenado.pdf

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«Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.

La estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye?

Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.

Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro... Hasta que, un día el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza...»

—Mi vida, ¿estás bien? —preguntó la mujer castaña, observando con preocupación a su hijo, quien soltaba de sus azulados ojos lágrimas.

—Sí, pero me siento mal por el elefantito. —Lloriqueó, sacándole una sonrisa conmovida a la mujer—. Que crueles somos, por hacer sufrir a los animales de esa forma.

—Oh... mi amor. —Cerró con cuidado el libro que anteriormente leía para su hijo, lo dejó encima de la mesita de noche y llevó sus brazos hacía su hijo para cargarlo y colocarlo sobre su regazo, comenzando a mecerlo—. No pienses eso, no todas las personas son malas.

Lo que menos quería era que su hijo odiara a su propia raza, temía que las situaciones difíciles por las que pasaban enfriaran el corazón de su pequeño, temía que lo llenen de sentimientos negativos y tristes.

—Es verdad que existen personas verdaderamente crueles y ruines, pero también hay personas dulces y dispuestas a dar amor a otros. No dejes que unos cuantos arruinen tu percepción de la vida, no todos son iguales, que se te grabe en la cabecita. —Le explicó con gran dulzura, para luego darle un beso esquimal, sacándole una risa al menor.

—Entiendo. —Sonrió con inocencia, mirando a la mayor con sus pequeños y brillantes ojitos. Pronto borró esa expresión alegre por un rostro neutro y algo sombrío—. Entonces él sería de las personas crueles y malas, siempre causa problemas a otros y por su culpa tenemos que cambiarnos de ciudad a cada rato, la gente se aleja de mí, a veces no te alcanza el dinero y tienes que pedirle a los abuelos.

La mayor le contempló con un gesto de preocupación, no era como si estuviera contenta con la presencia de eso, pero sentía que la forma en que su hijo se refería a su "otro yo" era muy dura.

—Él es sólo un parásito en nuestras vidas. —Finalizó con una sonrisa un poco falsa. Demonios, tiene ocho años, no debería pensar de esa forma.

—Freddy, ¿has entendido el mensaje de la historia? —preguntó la mayor buscando cambiar el tema, estaba realmente afectada por la forma en que se expresaba.

Dejemos algo en claro, en esta época apenas comenzaba a comprender la capacidad de "Shadow Freddy". La mejor teoría que había a su origen es la de: Son las cosas que reprime Freddy, que se manifiestan en una versión "malvada" porque así es cómo realmente ve estas actitudes

Dice que es un parásito y cree que Fred es él. Dos más dos es igual a cuatro.

—¿Mensaje? —balbuceó confundido.

—La historia va más allá de un elefante. «Todos somos un elefante de circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez lo intentamos y no lo conseguimos. Grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.» —Una vez terminó de leer el fragmento del libro volvió a mirar a su hijo, quien trataba de reflexionar las palabras.

—¿Las estacas son nuestros miedos, verdad? —dijo finalmente, recibiendo un asentimiento—. Entonces estos nos tienen estancados, como al pequeño elefantito de circo.

Quizás Freddy no fuese lo que la gente consideraba un "Genio", pero era bastante reflexivo a pesar de la corta edad que tenía. Las cosas que ha vivido lo han obligado a madurar un poco antes que al resto, sin dejar de lado su niño interior o siendo tan exagerado como para considerarlo un "mini-adulto", pero destacaba en ese aspecto al resto de sus compañeros.

La mayor sonrió con orgullo.

—Freddy, sé que estamos pasando por una situación difícil, pero quiero que entiendas una cosa: no debes dejar que los problemas te aterroricen, quizás ahora no puedas superarlos por mucho que te esfuerces, pero ya veras que un día crecerás y te volverás alguien fuerte y capaz de arrancarte esas cadenas que te atan. 

—¿Esas cadenas también pueden ser personas?

—Normalmente esas cadenas son provocadas por otros, nos sugestionan el miedo.

—¿Suges... qué?

—Me refiero a que les "meten" miedo.

—Oh... mamá es tan lista —aplaudió.

—Yo sé que algún día superarás las dificultades y, cuando eso pase, sería bueno que ayudarás a otros que también están estancados.

—¿Eso haría feliz a mamá? —La mayor negó.

—No se trata de mí, se trata de ti y de que te sientas bien contigo mismo.

—¡Mamá es genial, cuando sea grande quiero ser como ella! —gritó mientras se apartaba y daba unos cuantos brincos en la cama, ganando una dulce risa de parte de la mayor.

A mamá no le importas, eres un problema para ella...

—¡No arruines el momento!

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Este extra-capítulo, a pesar de que esta protagonizado por Freddy, no esta totalmente dirigido a él. Desde que me enseñaron este cuento en secundaria (o primaria) siempre me ha quedado muy presente en estas situaciones donde un personaje esta siendo reprimido y no puede superar o hacer frente a sus problemas. Es una forma fácil de explicar su situación.


Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora