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—Bien, ¿estás listo? —preguntó Bonnie con entusiasmo, siempre que hubiera una guitarra de por medio, él encantado.

—Sí... —respondió Freddy, contrariamente, él estaba algo desorientado y desanimado al darse cuenta que, en comparación a los demás, iba muy atrasado. Se supone que ya debería dominar hasta el primer coro.

El primer turno fue exclusivamente para que Freddy mostrara hasta qué parte tiene dominada, Bonnie oía atentamente con seriedad a pesar de su solemne expresión, probablemente analizando la forma de tocar del otro.

Una vez terminó, Bonnie empezó a tocar hasta la parte que él ya tenía dominada, explicando de paso algunos "fallos" que había tenido él y cómo podía corregirlos. Freddy escuchaba concentrado, sintiendo algo de curiosidad por la forma en como se había implicado en sus clases. En realidad, como maestro no la hacía nada mal.

El tercer turno volvió a ser suyo, intentando poner en práctica los consejos de su "profesor", pero esto no es una caricatura, ¿o sí?, bueno, pues al autor de su historia no le dio la gana que él se volviera un experto a la primera, así que les tomó un par de horas perfeccionar el primer estribillo.

Sus dedos ya estaban tensos de tanto que estuvo practicando, casi sin descanso, con la voz de Bonnie dirigiendolo. En realidad, eso le hacía sentir un poco menos tenso que si lo hubiese hecho con algún profesor real, sentía que a pesar de todo, la sincera paciencia de su compañero era real.

Casi al finalizar y casi para empezar la primera línea del coro, hizo un extraño movimiento con los dedos que provocó una nota totalmente distinta a la pedida en la partitura, ganando la sorpresa de Bonnie y Fred, que hasta ese momento había estado revoloteando por los alrededores en busca de algún medio de entretenimiento. El joven de ojos claros sólo atinó a balbucear mientras sus mejillas se teñían de rojo.

—¿Cómo hiciste eso? —dudó Bonnie.

—N... no lo sé... sólo...

—¡Porque sonó genial! —exclamó fascinado.

—¿En serio?

¿En serio?

—En serio —asintió, tomando la guitarra, suya para aclarar, e intentando repetir la nota, fallando—. Jo, tienes que enseñarme, por favor, seguro que le gustará a los chicos —pidió, acercando su rostro al del castaño como suele hacer.

—Se supone que tú eras el que enseñaba —bromeó, algo nervioso por como concluyó todo.

—Un buen maestro sabe que a la hora de enseñar también va a aprender de sus alumnos —respondió con un tono de sabelotodo. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Freddy; Bonnie era una caja de sorpresas, en el buen sentido.

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora