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—¡Ah, putos todos! —exclamó Bonnie mientras se revolvía el cabello con desesperación, sus amigos soltaron una pequeña risa tensa.

—N... no es tan malo. —Golden intentó animarle, dándole unas suaves palmaditas en la cabeza.

—¿No es tan malo? ¿Quién, aparte de los malandros que se saltan clases, presenta un examen para deportes? —preguntó con un tono resignado. 

Ya casi pasaba la primera semana desde que volvió a clases, los profesores se mostraron muy comprensivos con él, incluso la maldita de lengua, le permitieron entregar todas las tareas, apuntes y proyectos que se habían hecho en ese lapso en que estuvo ausente. La verdad es que todos se habían estado portando amables con él, tanto el personal de la escuela como sus compañeros. 

El problema es que todavía no había sanado de sus heridas por completo, todavía no le quitaban el cabestrillo y aunque ya no debía vendarse la mitad de la jeta, aún requería usar un parche en su ojo. Es obvio que él no puede estar corriendo de un lado para el otro, arriesgándose a caerse o que una pelota lo golpeé, la escuela no quiere una demanda, menos de los Golden. No les quedaba de otra que evaluarlo con pura teoría...

Ojalá que a William se le caiga el jabón cuando se esté duchando.

—Venga, no te desanimes, no es tan malo —mencionó el pelirrojo—. Solamente vas a estar rodeado de drogadictos y fresas por media hora, mientras intentas responder un examen de una materia que nunca te da teoría, por lo que te ves obligado a comprar las guías de estudio.

—Foxy —llamó Freddy, quien hasta ese momento había estado acariciando la espalda de su amigo—. Con todo respeto, cállate.

—Bien, entendido, sólo quería animarlo —contestó, levantando las manos al aire con una expresión molesta. 

—Eres un asco en ello —refutó Golden.

—No más que tu grano.

—¿¡Dónde!? —chilló antes de sacar un espejo de mano para verificar lo que había dicho el titán, casi le da un paro al ver que era cierto, era un pequeño y diminuto granito que apenas y se notaba, pero para Golden era el fin del mundo.

—Entonces... —Comenzó a hablar Freddy, intentando iniciar otro tema de conversación, pero fue interrumpido cuando la puerta del salón se abrió de golpe, dejando ver a la rubia teñida, que estaba gritando como loca.

Nada raro.

—¡La vida me sonríe de nuevo! —exclamó la joven, dando saltitos hasta llegar al lado de sus amigos, lo primero que hizo fue abrazar a Foxy y Bonnie, obligar a Golden a dar vueltas con ella y besar a Freddy en ambas mejillas.

—¿Qué pasó? —preguntó Foxy con curiosidad.

—¡Cami me dijo que sí! —chilló comenzando a hacer el baile de la victoria—. ¡Tómenla puto, súper puto y mega puto! —Siguió diciendo mientras apuntaba a Foxy, Freddy y Golden, en ese respectivo orden.

—¿Por qué yo debo ser el mega puto? —Se quejó Golden—. Ese debería ser Freddy.

—¿Quién estaba llorando por un grano? —Se burló Bonnie, el menor se limitó a hacer un puchero.

—¿Te dijo "Sí"? —Foxy fue el único que permaneció atento a las palabras de la rubia.

—Le pedí que fuera mi novia y me dijo que sí. ¡Tómenla todos los que no creyeron en mí! —celebró.

—Felicidades, algunos deberían aprender de ti. Declarante a tu waifu, como se debe —mencionó el castaño viendo a sus compañeros con una sonrisa burlona, los dos desviaron la mirada en otra dirección, Bonnie simplemente sonrió divertido.

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora