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Otro suspiro salió de los labios del castaño, uno que demostraba su irritación, las compras no eran lo suyo, si le preguntabas porque no le gustaban te podía dar una explicación detallada de porque las odia, en especial si hablamos de ropa.

Cualquiera pensaría que su amigo no estaría al tanto de la situación y por eso le pidió acompañarlo, la realidad es distinta: Bonnie también detestaba salir y comprar cosas que no fueran sus gomitas y cuerdas para guitarra, pero estaba obligado a hacerlas, por lo cual chantajeando emocionalmente a su buen amigo, lo convenció de acompañarlo y sufrir juntos.

¿Por qué no sólo lo mandó a la mierda? —pensaba el pobre Freddy mirando al más bajo, que buscaba su despensa.

Porque tienes complejo de Caperucita roja y haces todos los mandados que te pidan. —Se burló Fred.

—¿Por qué soy así? —susurró molesto.

—¡Oye, Freddy! —llamó Bonnie, el castaño solamente le observó, en especial a las bolsas que traía en manos, no dudó en acercarse para ayudarle a cargar—. Ya terminé con lo mío, así que quería invitarte a comer —le propuso con un tono desinteresado.

—¡Cásate conmigo! —exclamó tomándolo de las manos, sus ojos brillaban con emoción y felicidad genuina, aquello le sacó una risa a Bonnie.

—Eres un tragón.

—Lo dice el que se comió dos almuerzos cuando Chica estaba en sus días —respondió irónico.

—Touche.

Oh, bueno, al menos obtendría su recompensa por tan arduo trabajo. 

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora