29

1.4K 198 69
                                    

Ya era medianoche cuando todos se fueron y su madre subió a acostarse, él permaneció en la solitaria sala, con el ataúd en frente, durante toda la tarde había permanecido lejos, pero ahora podía admirar el rostro pálido y sereno de aquella que alguna vez lo acompañó a la playa, a pasear y le enseñó a patinar.

Su cuerpo tembló con fuerza, su garganta tenía un nudo, sus puños se ponían blancos de tanto que los apretaba y su mandíbula le comenzaba a doler.

—Me dijiste que querías verme tocar con mi banda en el festival que nunca llega —bromeó, riendo sin ganas—. Cuando te dije que había hecho amigos estabas muy contenta, hacía tanto que no había podido hacer ni uno y tampoco podía adaptarme o pasarla bien con otras personas. Siempre estabas preocupada por mi relación con Fred o mis malos hábitos y nunca me faltaba tu llamada preguntándome si "Mi madre me estaba alimentando bien" o ordenandome que te contara mi día.

Se detuvo unos momentos, sentándose en el piso con la cabeza agachada, tomando grandes bocanadas de aire antes de continuar.

—Eras como otra madre para mí, para todos, tan amable y buena... me enseñaste que no importa que tan mal estén las cosas, uno debe sonreír y verle el lado positivo, pero si te soy sincero, no puedo fingir optimismo ahora, me siento tan inútil, no pude cuidarte por mi estúpida edad y no pude ser de utilidad aquí en la casa, no pude ayudar aunque sea monetariamente para tus operaciones, ni siquiera mamá me dejó trabajar para mi tío... tampoco mantuve buenas calificaciones, soy un bueno para nada. —Se abrazó a sí mismo, notando que su cuerpo temblaba.

Freddy, ya basta.

—¿Por qué nunca dijiste que te sentías mal? ¿Por qué aguantaste tanto tiempo sufriendo de estas horribles operaciones, estos malditos malestares? ¡Eres una egoísta que no quería que se preocuparan por ella! —reclamó, reprimiendo las ganas de gritar.

Vámonos a dormir —pidió, tomando al chico por los hombros.

—¡No! Ya mañana no podré estar con ella. ¡Jamás la volveré a ver! ¡Ni hablar con ella! Abrazarla, besarla o decirle cuánto la amo. —Se lamentó—. Tú no lo entiendes, Fred...

¡¿Qué no lo entiendo?! —gritó furioso, colocándose frente a él con una expresión llena de ira—. ¡Ella también era mi abuela y la única que se preocupaba por mí y no me trataba como un parásito que debería desaparecer! ¡Para ti era una segunda madre, para mí era lo único que tenía! —Las lágrimas empezaban a acumularse en los ojos oscuros, Freddy simplemente lo escuchaba con sorpresa, era la primera vez que lo veía tan vulnerable, normalmente era al revés—. ¡Yo también quiero poder abrazarla, besarla y decirle que la amo, verla viva y feliz! No quiero... verla en esa... caja. —No pudo continuar, pues su voz se quebró, simplemente se cubrió la cara para empezar a sollozar como un bebé, patético, lamentable y triste, una cara que antes jamás enseñó.

Sólo le miró, completamente mudo, aún sentado en medio de la sala.

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora