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Luego de un par de semanas sin poder reunirse, el tío y los primos de Freddy se largaron a un departamento, a su nuevo hogar, un lugar lo suficientemente grande como para dos varones y Rick. Ese último pensamiento le causó gracia al castaño, quien observaba a su amigo cambiarse de ropa.

—¿No te bañas? —preguntó, él ya estaba acostado en su cama con su "pijama" puesta, la cual era un vulgar bóxer negro y una camisa blanca.

—Mejor mañana —respondió mientras luchaba contra sus cabellos para desenredarlos, últimamente se ha estado haciendo su coleta más seguido y, siendo sinceros, le gusta más como se ve así que usando la diadema.

Decidió dejarlo con su problema y dedicarse a mirar en sus redes por si algo interesante ocurría, no sé, que un meteorito cayera y destruyera todo un pueblo, que los Nazis hayan encontrado la forma de revivir a Hitler por medio de pactos satánicos o que se haya encontrado la cura para el cáncer, pero esta falló y ahora sólo tenemos una semana para encontrar la cura o todos moriremos.

Mucho tiempo con Bonnie hace daño.

Cuando menos se dieron cuenta, ambos ya estaban acostados, arropados y tratando de dormir, cosa difícil cuando tus vecinos están teniendo una fiesta y tienen su música a todo volumen.

~A mi me gustan mayores, de esos que llaman señores

De esos que te abren la puerta y te mandan flores~

Se miraron de reojo para luego rodar los ojos, no fueran ellos, ahí si reclamaban todos. El moreno no pudo evitar suspirar, habían veces que le costaba trabajo conciliar el sueño, llegando a tomarle horas, ni siquiera contar a esas estúpidas y sensuales ovejas le ayudaban, el escándalo de esos momentos le estaban trayendo otra noche de insomnio. Pasando unos minutos, finalmente se rindió, maldijo a todos sus vecinos y volteó a ver a su compañero, para comprobar si ya estaba dormido. Bonnie, por el contrario, podía dormirse hasta en un concierto, seguro que ni un terremoto lo despertaba; pero, para sorpresa de Freddy, estaba prestando atención a su celular, con una mueca de concentración.

—Oye —le llamó, componiendo un rostro serio que le desconcertó, su tono de voz se comparaba al que usan cuando te anuncian que un familiar está en estado de coma—. Si Adán y Eva tuvieron dos hijos varones... ¿cómo salió toda la civilización?

Permaneció unos minutos en silencio, sin saber que contestar, finalmente se incorporó, le observó unos segundos y luego le golpeó con fuerza en la cabeza con su almohada, ganando como respuesta un quejido. No sabía ni porque se molestaba, nada serio podía venir de ese chico.

—Sí que eres idiota —gruñó mientras se hacía tamal con las cobijas.

—¡Oye, respeta mis dudas existenciales! Yo respeto tus conversaciones al aire —chilló, cruzándose de brazos en un berrinche comparable al de un nene de cuatro años. Supo que la cagó cuando notó la incrédula mirada de Freddy fija en él.

Permanecieron unos minutos en silencio, observándose uno al otro con cierta incomodidad, por lo menos hasta que Bonnie volvió a abrir la boca tratando de arreglar su pendejada.

—¡No es que te esté reclamando ni nada! O sea, hablarle al aire es completamente normal, no tiene absolutamente nada de raro... bueno, quizás no sea algo que digas: "Tipico, todo mundo discute a la nada", pero yo no creo que tenga nada de malo... ¡quiero decir...!

Lo bueno es que el único que la caga es Bon —musitó el shadow arqueando una ceja, atento a los patéticos intentos de justificación por parte de Bonnie, sus ojos se desviaron al castaño, quien se había incorporado nuevamente, quedando sentado en la cama. 

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora