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Fred, ¿es posible que pueda hablar con él?

El gesto serio y frío del castaño pasó a convertirse en una sonrisa socarrona y unos ojos ligeramente entrecerrados que desbordaban malicia. Realmente le había costado hacerse pasar por Freddy frente a Chica, incluso le sorprendió que Marta no dijera nada, probablemente por la presencia de la rubia, cuando en la tarde se percató que no era su amado hijo.

—Ouh, te diste cuenta, yo quería hacer un poco de drama —admitió—. Freddy está... un poco ocupado —asintió con cierto orgullo, dándole un mal presentimiento al otro—. Pero estoy disponible para hablar, si te interesa.

Asintió, Fred era su amigo también, ¿no? Además, para llegar a su amigo primero debería convencer a su otro "yo" de que le devolviera el cuerpo.

Ambos salieron del gimnasio e incluso de la escuela, quedando en el patio trasero del colegio. Bonnie estaba sentado en el pasto y Fred permanecía de pie, pues no quería arruinar su imagen.

Como era de esperarse, la noche estaba decorada con miles de puntos brillantes que adornaban el manto oscuro sobre sus cabezas, la luna esa noche era menguante y el de cabello morado no pudo evitar recordar la canción "Hijo de la luna", la cual comenzó a recitar en su mente.

La verdad es que estaba dándole muchas vueltas a las cosas porque no sabía cómo iniciar la conversación, después de todo estaba planeado hablar con Freddy directamente, no con su "otro yo".

—Eres un idiota.

Fred fue el primero en abrir la boca y como era de esperarse, un insulto hacia al más bajo fue lo primero que llenó el silencio.

—Lo sé.

—Al principio pensé: Oh, finalmente sucedió, ha correspondido sus sentimientos. Vaya decepción.

—Lo siento.

—¿Qué me dices a mí? Yo no soy el que se sintió mal, ni el que sintió sus sentimientos ser pisoteados, ni el que se siente culpable por sentirse dolido o pensar que eres un tonto por ser tan indeciso.

¿Lo estaba haciendo a propósito? ¿Quería hacerle sentir mal? Lo estaba consiguiendo.

—No soy a quién debes pedir disculpas, ni el que debe perdonarte, pero si soy quien te da las gracias.

—¿Gracias?

—¿Tienes idea de porque Freddy empezó a sentir cosas por ti?

Es verdad, nunca se lo había cuestionado como tal, sólo pensaba, ¿por qué alguien gustaría de mí?

—Cuando Freddy era joven una vez fue exorcizado, ¿lo recuerdas, no? No importa que tan gracioso suena ahora, la verdad fue una experiencia horrible para él y gracias a eso abandonamos la casa de los abuelos para venir a la ciudad. No voy a mentir, no me afectó realmente, supongo que estaba demasiado acostumbrado a ser tratado como engendro en ese punto, pero me di cuenta de algo interesante que me iba servir en un futuro y eso es el nivel de vulnerabilidad de Freddy y como mientras más débil esté aquí —apunta a su cabeza—, tengo mejores oportunidades de quitarle el control del cuerpo.

Bonnie escuchaba atentamente, mirando al cielo con expresión perdida.

—Quizás me odies por esto o no, me da igual, pero molestarlo y hacerle sentir inferior era mi única forma de tener libertad de hacer lo que quería, sobre todo cuando empezó a tomar esa medicación del demonio que me hacía sentir débil. Créeme, Freddy es muy fácil de derrumbar, se dejaba de cualquiera, jamás había intentado defenderse o decir algo para que lo dejaran de molestar, el tipo que siente que se desmorona si no tiene el control de su vida, siempre lo vi como alguien débil y aburrido, con poca personalidad y sin chiste...

Inesperadamente extraño (Freddy x Bonnie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora