Una "aventura" en Fire Emblem Heroes

No estás sola

Luego de que se fue Lucius a avisarles a los demás que, en un par de horas saldría de mi "fortaleza" para... medianamente lidiar con todo esto y, no se me ocurrió mejor forma de tratar de controlar mi ansiedad usando mi poder de procrastinar para asearme y de plano arreglar un poco mi habitación que... francamente era prácticamente una ruina...

Luego de bañarme que, Naga sabía que lo necesitaba con urgencia, fue difícil encarame en el espejo mientras terminaba de secarme el cabello, mis ojos se veían bastante apagados, mis ojeras eran tan visibles que casi parecía las de un mapache y, mi cara estaba ligeramente delgada... bueno toda mi alimentación fue alcohol, pastillas y una ocasional botana... nunca pensé que volvería a llegar a este círculo vicioso de autodestrucción.

Mi cuerpo... bueno francamente podría estar peor, como cuando tuve mi primera recaída grave, al menos no había perdido tanto tono muscular como en aquella ocasión pero, sin dudas mi cuerpo se alimento de mi carne en toda mi época de negligencia... me tomara un buen tiempo volver a estar lista para dirigir las batallas... o tan siquiera ir a la Torre de Practica...

Suspire tratando de no dejar que esto se mezclara con mi ansiedad, una lástima que los servicios médicos de aquí sean básicos en algunos aspectos porque, luego de todas las pastillas que me metí, algo me dice que mis riñones y mi hígado debieron de haberles pasado una factura muy grave.

Quizás deba tratar de negociar con Anna para que me permita tener asistencia médica de mi mundo a cambio de orbes, a estas alturas con todo lo que estuve consumiendo, no tengo ni idea de que tanto daño le hice a mi cuerpo... de verdad soy una estúpida...

Luego de quedar aseada y vestirme con algo cómodo, me ocupe de arreglar algunas cosas en mi habitación... principalmente para hacer algo más de tiempo antes de tener que encarar a mis compañeros, al menos Lucius me prometió que me acompañaría a la sala recreativa donde me esperarían el resto... de verdad no quiero encarar la serie de preguntas que muy probablemente me harán en cuanto ponga un pie ahí...

Coloque los muebles en su lugar y comencé a doblar toda la ropa que tenía por ahí tirada, aunque en la mayoría tuve que ponerla en la ropa sucia para luego lavarla, al menos Anna me permitió llevarme mi lavadora y secadora, no me gustaría cargarles este trabajo a Catria, Olivia y Rebecca que, son las que regularmente se encargan de estas tareas.

Con todo listo y acomodado, me senté sobre mi sofá tratando de que no me diera un ataque de pánico... por dios... ¿Qué se suponía que debía decirles a estas alturas? ¿Qué me coloque en una espiral depresión que casi me lleva al suicidio pero que ahora, ya estoy mejor? No suena para nada bien y... nunca he sido buena en estas cosas...de hecho, ¿Quién rayos es bueno para hablar de esto?

Decidí tratar de serenarme dando respiraciones profundas que de hecho... no me están ayudando mucho pero, ¡Es lo único que se me ocurre!, cuando creí que estaba teniendo una pequeña mejoría, alguien toco a la puerta... bien... supongo que será igual que cuando me usaron de chivo expiatorio en una junta importante en la oficina...

-Phyria, ¿Estas lista? Los demás están esperando-dijo Lucius en tono amable... bien de todas maneras siempre arruino las cosas de este tipo, ¿Porque me esfuerzo si se que fracasare miserablemente?

-Voy-dije en tono algo bajo antes de salir del cuarto, solo espero que no sea tan malo como creo que será...

-Te vez mucho mejor Phyria-dijo Lucius en tono sincero mientras cerraba la puerta.

-Si... pero mejor no es suficiente-dije soltando un suspiro cansado, mientras caminaba hacia la sala junto con Lucius.

-Tranquila Phyria, puedo decirte con certeza que, veo un brillo en tus ojos-dijo Lucius con una sonrisa amable.